«Es una pregunta delicada». Así ha contestado Joel Embiid cuando se le ha preguntado tras caer eliminados ante Atlanta si quería acometer la próxima temporada con el mismo núcleo de jugadores. Claro que no da nombres, pero desde hace tiempo a todos nos viene el mismo a la cabeza: Ben Simmons.
No se trata de cargar las culpas sobre Simmons o de iniciar una nueva discusión, ya que son los propios Sixers los que lo situaron hace tiempo en tal paradigma al negociar la llegada de James Harden con él como pieza principal de intercambio. El trade no se hizo. Quizás se trató de un voto de confianza. La realidad es que han pasado meses y ahora ya no parece tratarse únicamente de si quieren dar salida o no al número 1 del draft de 2016, sino de si hay mercado para él.
Los playoffs de Simmons no ayudan a nadie. A él, como jugador, le han señalado hasta el punto de evaluar si sus enormes cualidades defensivas justifican el destrozo que provoca a veces en ataque. Sin rango de tiro más allá de atacar el aro, la debacle desde la línea de tiros libres ha sido tremenda; tanto como para haber firmado el peor porcentaje de la historia en playoffs habiendo realizado al menos 70 lanzamientos. Para ser exactos se ha quedado en un 34,2%, superando así las dos peores marcas hasta la fecha: Shaquille O’Neal con un 37,4% en 2006 y Wilt Chamberlain con un 38% en 1968.
El dato duele, pero lo curioso –y preocupante– es que lejos de mejorar desde su llegada a la NBA parece estar retrocediendo. En las cuatro regular seasons que lleva disputadas (se perdió la primera por lesión) atesora un 59,7% en tiros libres –no está mal viendo lo ocurrido con Atlanta–, pero en playoffs todo se complica. En su primera aparición en 2018 promedió hasta 16,3 puntos con un 70,7% en tiros libres. En 2021 son 11,9 puntos por noche con el mencionado 34,2%. Algo pasa cuando uno de tus referentes se hunde de tal manera en el momento más importante de la temporada.
Todos sabemos que Simmons no es un jugador ofensivo, sino uno que por cualidades estará mientras él quiera en la discusión por ser nombrado Defensor del Año. La cuestión, como ya apuntábamos, es si esto último le servirá para seguir en Philadelphia o que otro equipo apueste fuerte por él. Adía de hoy ambas disyuntivas están en entredicho.
«Ofensivamente no estuve allí, no hice lo suficiente por mis compañeros de equipo. Hay muchas cosas en las que necesito trabajar». Simmons no esconde que su carrera no está yendo tan bien como debería, pero es que aún haciendo autocrítica cuesta entender lo que ha ocurrido contra Atlanta. Ciñéndonos al frío dato, la estrella de Philadelphia ha hecho solo tres tiros en los últimos cuartos de la serie; es más, en los últimos cuatro encuentros ni ha mirado al aro en esos 12 últimos minutos de los encuentros. Puede pasar, pero no con un jugador al que le restan cuatro años de contrato por un total de 146,5 millones de dólares… Como es normal, él se defiende.
«¿Cuántas asistencias repartí? ¿Qué porcentaje de tiro tuvo Trae?» Fueron 13 pases de canasta y Young se quedó en 5 de 23, pero a fin de cuentas los 76ers fueron de nuevo eliminados y, con más o menos justicia, todos los focos apuntan a Simmons.
Rivers no lo ve claro
Lleva un solo año en el banquillo, uno en el que durante la temporada regular se ha visto a un equipo serio como pocas veces antes, pero el final ha sido doloroso. Doc Rivers es quien seguirá dirigiendo a Philadelphia la próxima campaña y como tal se le ha preguntado por Simmons, exactamente por si puede ser el base de un equipo campeón. Así ha contestado: «No sé la respuesta a esa pregunta en este momento».
Doc no solo pasa página, sino que lo hace apuntando que quizás Simmons no es el indicado para realizar tal labor. Y bueno, tampoco parece tener claro cómo ayudarlo a cambiar. «No lo sé. Obviamente peleó desde la línea de tiros libres y eso se convirtió en un factor dentro de esta serie. Todavía creo en él, pero tenemos trabajo por hacer», analiza antes de recalcar lo que ya sabemos, que es un defensor de élite. «A pesar de que la gente está molesta con él, hizo su trabajo defensivo sobre Trae».
Trabajo para Morey
Quien tiene trabajo por delante es Daryl Morey. Mientras Marc Stein de The New York Times define como obvio que los Sixers van a explorar las opciones de traspaso con Simmons, para el ejecutivo no se trata solo de encontrar una salida a la situación, sino una que les revierta lo suficiente como para aspirar al anillo, y es ahí donde parece difícil no patinar.
La exuberancia con la que llegó Simmons a la NBA hizo disparar su valor. Un base de dos metros con un gran manejo de balón que puede defender las cinco posiciones y que arrasa físicamente. El cartel con el que aterrizó Simmons era inmejorable para un chico de 20 añitos. La cuestión es que las funciones que ha ido representando desde entonces han ido desgarrando tan rimbombante anuncio.
La Liga se vive ahora desde la línea de tres puntos. Aún quedan jugadores que no hacen uso de ella (pocos), pero apuntan a especie en peligro de extinción. Para sobrevivir en la élite sin ese factor en el lanzamiento tienes que ser el mejor en otros aspectos. Simmons lo es en defensa, pero su debacle en ataque ha ido ganando terreno. No seré yo quién diga cuál es el valor exacto del jugador de Philadelphia, pero no existen dudas de que cuando suene el teléfono, cuando Morey diga Simmons… más de uno responderá diciendo: ‘a ver qué te doy a cambio por un jugador que no tira a canasta…’. Quizás no sea justo, pero la NBA se mueve a un ritmo vertiginoso. Hace meses hablábamos de un posible trueque por James Harden. Hoy esa tesitura se antoja impensable.
(Fotografía de Kevin C. Cox/Getty Images)