El sorprendente rendimiento ofrecido por los Memphis Grizzlies a lo largo de las últimas dos temporadas arrojará dos premisas irrefutables ahora que apenas restan tres semanas para el arranque de la agencia libre.
En primer lugar, es muy posible que los rivales empiecen a tomarse realmente en serio el potencial de un prometedor equipo que ha demostrado poder dar guerra a corto plazo. Por otro lado, la directiva de Tennessee se halla ante el bendito problema de fortalecer un proyecto que ha quemado etapas a una velocidad inesperada.
Así, la hoja de ruta inicial que establecía una cocción a fuego lento deberá ser modificada sobre la marcha con el objetivo de mejorar la plantilla y corregir aquellas deficiencias –naturales– propias de una reconstrucción sustentada sobre la juventud.
El desarrollo se prolongará durante varios años más antes de registrar su madurez, una eclosión final que precisará ajustes de inmediato. Habiéndose instalado Ja Morant como incipiente estrella de la NBA y jugador franquicia de los Grizzlies, la trayectoria reciente del equipo invita a reforzar el juego exterior y rodear al point-guard de tiradores.
Los Grizzlies finalizaron la regular season con el sexto peor volumen de triples anotados por partido (11,2) y el décimo peor porcentaje de acierto (35,6%). Una cifra que cayó en casi tres puntos porcentuales en la serie de primera ronda contra Utah Jazz (32,9%).
Si bien la plantilla cuenta con buenos tiradores como Desmond Bane, Grayson Allen o De’Anthony Melton, ninguno de ellos comprende actualmente un perfil de peso dentro del equipo ni ha disfrutado de la regularidad necesaria para impulsar su impacto.
De este modo, el draft de la NBA del 29 de julio se presenta como un escenario idóneo para que Memphis incorpore a un tirador puro a su young core. Entre aquellos nombres que por talento, cualidades y posición proyectada –los Grizzlies poseen el pick 17– mejor se adaptan a esta necesidad destaca el de Corey Kispert.
El producto de la Universidad de Gonzaga es considerado uno de los mejores tiradores de la camada, sino el mejor, principalmente desde el catch-and-shoot. Un concepto a destacar si tenemos en cuenta que los Grizzlies navegaron en el pozo de la clasificación durante la temporada regular con un acierto del 36,3% en triples en este tipo de situación. Una laguna que podría llenar con su facilidad para hallar el aro.
A lo largo de sus cuatro temporadas con la camiseta de los Bulldogs, Kispert mejoró gradualmente su efectividad hasta instalarse como uno de los mejores tiradores de la NCAA. En sus últimos dos cursos promedió 43,8% y 44,0% en triples, respectivamente, con más de cinco intentos por encuentro.
Como tirador puro puede erigirse como un microondas o ese jugador capaz de romper un partido cuando está on fire, un contexto deportivo que debería extenderse al siguiente nivel considerando cuánto depende la NBA moderna del tiro de tres puntos y el espaciamiento de la cancha. Y el principal nombre que emerge cuando entran en juego las comparaciones es, cuando menos, prometedor: Joe Harris, uno de los mejores especialistas en la materia de la liga.
En su debe, por supuesto, cabe destacar varias consideraciones. A Kispert, a sus 22 años, no se le proyecta un techo alto sino que aspira a establecerse como un jugador secundario capaz de encajar en numerosos sistemas que no le obliguen a tomar un papel principal.
Kispert se presenta como una elección que ayudaría de manera inmediata al equipo pero al que cuesta visualizar como una potencial tercera estrella que añadir a la pareja formada por Ja Morant y Jaren Jackson Jr.
Los ejecutivos de la NBA y equipos de scouting generalmente dan prioridad a los reclutas más jóvenes y relegan a una especie de discriminación generacional a aquellos que optan por completar los cuatro años de la etapa universitaria. No obstante, los propios Grizzlies han sabido transformar este aparente hándicap en una virtud. De hecho, actuales componentes del roster como Desmond Bane, Brandon Clarke o Xavier Tillman han sido elegidos por Memphis tras prescindir por completo del tan extendido one-and-done.
Entrando en términos estrictamente de su juego, dos de los puntos débiles de Kispert señalan a su defensa –por físico y desplazamiento lateral– y su capacidad de creación. No obstante, ambas facetas se pueden trabajar y la segunda no supondrá un problema inmediato si su papel se sustenta principalmente sobre el tiro.
Rodear a Ja Morant de tiradores se encuentra entre las principales prioridades de los Grizzlies de cara al futuro. Por lo tanto, si Corey Kispert finalmente no es seleccionado en una de las posiciones previas, en Memphis podrían utilizar su pick 17 para reclutar a un perfil capaz de adaptarse al baloncesto moderno y, a su vez, minimizar una de las debilidades del equipo.
(Fotografía de portada de Tim Nwachukwu/Getty Images)
