A punto de completarse la primera semana de la temporada, los Utah Jazz han sorprendido a propios y extraños situándose en lo más alto de la Conferencia Oeste. Tras vencer a Denver Nuggets, Minnesota Timberwolves y New Orleans Pelicans, los de Salt Lake City emergen como el único equipo con un balance de 3-0 junto a Portland Trail Blazers y Boston Celtics.
A pesar de haber perdido en un mismo verano a Donovan Mitchell, Rudy Gobert y Bojan Bogdanovic, la llegada de Will Hardy ha insuflado un aire completamente renovado a un equipo con mucha hambre competitiva y ganas de reivindicación. Así, los Jazz no solo vencen sino que convencen, con un juego muy vistoso y coral, sustentado sobre el rendimiento colectivo, la circulación de balón, constantes cortes a canasta y mucha intensidad defensiva. Como resultado, los Jazz han comenzado el curso situándose como el sexto mejor ataque, la décima mejor defensa y el segundo equipo con mayor número de canastas asistidas, con un 70,9% del total, tan solo por detrás de Detroit Pistons.
En los últimos dos compromisos, además, han sido capaces de superar la presión, responder e imponerse a Timberwolves y Pelicans en la prórroga. El secreto de este éxito inicial, en palabras del técnico Hardy, se encuentra en la pasión, entrega y confianza de sus jugadores. Tres cualidades que no exhibió el equipo durante el pasado curso a pesar de contar con mejores jugadores.
«Nuestro equipo tiene mucho corazón», afirmó Hardy tras el triunfo ante New Orleans. «Tenemos algunas cosas que pulir. Tenemos algunas cosas en las que trabajar… Pero estamos seguros de que siempre tendremos corazón. Otra noche, otro quinteto de cierre diferente… Bienvenidos al Team 49«.
Lo más lógico invita a pensar que este comienzo frenético responde al fuego competitivo de una plantilla que quiere demostrar que tiene cabida en la NBA. Posiblemente, los ajustes de los rivales, el aumento de la intensidad competitiva, la falta de rodaje o el propio timing del proyecto —Danny Ainge ya sugirió la importancia de los draft de 2023 y 2024— se traducirán, tarde o temprano, en un elevando número de derrotas y la caída en la clasificación.
Pero, de momento, los Jazz están cumpliendo la promesa hecha por la gerencia cuando esta aseguró, este mismo verano, que el equipo jugaría de manera más vistosa y que haría disfrutar a los aficionados. Todo ello mientras, a su vez, Hardy empieza a asentarse las bases de un nuevo proyecto que, de momento, está generando mucho optimismo en Utah.
(Fotografía de portada de Utah Jazz)