Los Lakers firman la mayor remontada de la temporada

Del 48-21 al 108-111. Los Angeles Lakers se llevaron un triunfo importantísimo de su visita a Dallas pese a llegar a ir perdiendo por 27 puntos de diferencia, consumando la mayor remontada de lo que va de curso y confirmando la notable mejora que han experimentado tras el cierre de mercado. Los de Ham demostraron profundidad, recursos y un hambre competitiva que les llevó a sumar su tercera victoria consecutiva, que les deja a un solo partido de los puestos de play-in y les hace soñar tanto por el resultado como por sus formas.

Las cosas no pudieron empezar peor para los angelinos, que, incapaces de meter un triple aunque les fuese la vida en ello, pasaron por momentos de verdadero atasco ofensivo mientras los Mavericks volaban en la otra punta del campo. Los de oro y púrpura anotaron solo uno de sus primeros 21 tiros desde el perímetro, una pesada losa que ni siquiera su capacidad para atacar la pintura y sumar en ella pudo compensar. Para agravar la situación, Dallas arrancó el choque con un 12/21 en tiros de tres, presumiendo de una velocidad, circulación y eficacia que desarboló por completo a los visitantes.

Así se llegó al mencionado 48-21 con apenas 17 minutos disputados, un marcador que prometía de todo menos un final apretado y emocionante. Sin embargo, los Lakers se negaron a dejarse ir, y fueron tomándole el pulso al encuentro con el avance de la primera parte para convertir lo que estaba siendo una debacle en un choque algo más parejo. A medida que el acierto exterior de Dallas fue bajando a la tierra los angelinos empezaron a ser capaces de jugar algo más en transición, encontrando mejores situaciones para anotar, plantando mejor su defensa y transmitiendo por fin buenas sensaciones. Con un triple de Malik Beasley en su última posesión, lograron reducir la desventaja a solo 14 puntos (la menor del 2º cuarto), una diferencia que, pese a ser amplia a favor de los Mavericks, parecía dejar más satisfechos a los visitantes por cómo se habían dado las cosas.

The Jarred Vanderbilt Game

El gran cambio llegó sin embargo en la segunda mitad gracias a un terremoto de magnitud 10 en la escala Vanderbilt. El de esta jornada fue el gran encuentro de presentación del ex de los Jazz como nueva pieza angelina, pues su impacto en defensa y rebote hizo de él la pieza clave en la remontada. Jarred pareció a ratos omnipresente, e hizo gala de una enorme capacidad para hacerse con cada balón suelto, para molestar en cada tiro, para llegar a cada pase. Para, en resumen, frenar en seco a Dallas.

Vanderbilt terminó el encuentro con 17 rebotes, 8 de ellos en ataque y a cada cual más importante, y 4 robos de balón que parecieron 25. Encargándose además de defender en muchas posesiones a Luka Doncic, su tamaño y capacidad atlética fueron una pesadilla para el esloveno, conformando junto a Anthony Davis y sus 3 tapones una dupla defensiva que sirvió de ancla a una de las versiones más competitivas de estos Lakers. Y por si fuera poco, aportando además 15 puntos con un eficaz 6/8 en tiros de campo.

En ataque, no obstante, fueron Davis y LeBron James los encargados de comandar al equipo con 30 y 26 tantos respectivamente. En concreto, el alero terminó de echarse al equipo a la espalda en el último cuarto, en que asumió galones con seguridad y, usando su fuerza y buen juego de pies en el poste, logró 11 de sus puntos. Además, Dennis Schröder sumó 16 tantos, incluidos dos tiros libres clave para cerrar el duelo, mientras que Austin Reaves se quedó en 9 pero convirtió un triple vital para poner por delante a los suyos en los últimos minutos.

Una pérdida a la europea

En los texanos, Luka Doncic y Kyrie Irving trataron de mantener a flote al equipo a medida que el resto de compañeros se iban apagando, y, aun con problemas para encontrarse a sí mismos en la segunda mitad, lideraron la anotación local con 26 y 21 puntos. No obstante, ambos protagonizaron también una de las acciones más determinantes de la noche, una acción en la que la diferencia entre las normativas de FIBA y NBA les pasó factura.

Con 105-108 en el electrónico y 18 segundos por jugarse, Kyrie se disponía a sacar de banda tras tiempo muerto, y Doncic se acercó a recibir. No obstante, dado que Vanderbilt (siempre Vanderbilt) estaba muy pegado a él, Irving optó por lanzar el balón hacia campo defensivo para dar a Luka más espacio, lo que confundió al esloveno, que pensó que no podía recibir el balón en campo propio o se pitaría campo atrás. Para evitar lo que él pensó que sería una pérdida, el base palmeó el balón, lo que le costó perder el balón de verdad y permitió a los Lakers sentenciar el choque.

(Fotografía de portada: Ron Jenkins/Getty Images)


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