Todos sabemos cuánto desea ser MVP Joel Embiid. Aunque cualquier jugador en la NBA lo tiene como objetivo, él lo ha verbalizado de dos manera. Una, dejando claro que quiere conseguirlo; y otra, mostrando su enfado cuando se ha visto sin tal galardón al concluir las últimas temporadas.
Es posible que en esta campaña 2022-23 tampoco se lo den. Nikola Jokic –al que podríamos llamar su némesis–, parece destinado a llevarse un tercer galardón consecutivo y, aunque no fuese él, de igual modo hay una feroz competencia por lograrlo con aspirantes como Giannis Antetokounmpo o Jayson Tatum. Partiendo de esa base, lo que no podemos ignorar es que encuentros como el disputado anoche ante Portland son propios de un MVP.
La estrella de Philadelphia firmó 39 puntos, siete rebotes, cuatro asistencias, tres tapones y dos robos para liderar a unos 76ers que han ganado cinco de sus últimos seis compromisos, una buena racha que les mantiene al acecho de la segunda plaza de la Conferencia Este que ocupa en estos momentos Boston Celtics.
Volviendo a Embiid, lo vivido contra los Blazers no habla solo de números globales, sino de momentos que encumbran a un jugador. El center camerunés sufrió durante 47 minutos y 53 segundos con los suyos, pero los últimos instantes llevaron su firma, su pasión y todo su talento para regalar una victoria a la Ciudad del Amor Fraterno.
Con siete segundos por jugar en el electrónico… recibió el balón, se plantó ante Jusuf Nurkic, apretó como si fuese a penetrar y realizó un fade away en suspensión para detener el tiempo y hacer estallar a los 21.001 espectadores que abarrotaban el Wells Fargo Center. «Una vez que llegué allí, sabía que tenía que lograrlo», comenta antes de explicar qué le llevó a jugarse el último tiro desde tal posición en vez de en el poste.
«Sí, el poste era el lugar perfecto, honestamente, especialmente de mis años anteriores. Tuve un par de oportunidades de tiros ganadores y cosas así, y seguimos intentando postear, pero ahí es más fácil que doblen la defensa y no quede espacio. Sin embargo, cuando consigues esas posiciones en la parte alta de la bombilla, la cancha se abre porque, la mayoría de las veces, los rivales no quieren ceder triples. Eso ha estado funcionando bastante bien», sentencia.
La regularidad de Embiid
Los Sixers pueden no estar entre los máximos favoritos al anillo y el propio Embiid puede ir camino de quedarse nuevamente con la miel en los labios, pero ello no esconde que su temporada vuelve a ser sublime. Tras meter 39 puntos a los Blazers, el pívot de la organización de Pensilvania acumula 23 partidos con 35 puntos o más en la presente campaña, marca con la que iguala al Shaquille O’Neal del curso 1999-00, siendo esta la mayor cantidad para un pívot desde entonces. El único otro center que alcanza tales cifras desde la fusión de la NBA y la ABA es Moses Malone, quien llegó a los 25 en la temporada 1981-82. Por cierto, ambos se llevaron el MVP en dichas campañas…
(Fotografía de Tim Nwachukwu/Getty Images)