El mercado de Brandon Ingram es pírrico. No hay equipo en la liga que esté dispuesto a pagar su traspaso y conceder las peticiones económicas que conlleva su renovación. La cual se tendría que llevar a cabo antes de que su contrato finalice el año que viene. Sacramento Kings y San Antonio Spurs, los dos destinos más cacareados, han incorporado a DeMar DeRozan y Harrison Barnes respectivamente.
Esta situación ha llevado a los New Orleans Pelicans, según cuenta Shams Charania en The Athletic, a reexaminar la situación y plantearse extenderle ellos mismos. Eso sí, no cumpliendo las exigencias ni acercándose al máximo que el alero podría cobrar. Ingram ya firmó con la franquicia sureña el contrato máximo de la escala rookie en 2020. Pero esta vez resulta difícil creer que vaya a recibir la misma valoración por parte de David Griffin.
Quizás lo que busque Griffin es extenderle por una cifra similar a la actual, cercana a los 35 millones de dólares, pero una menor duración. Lo que le podría hacer traspasable cuando el nuevo contrato televisivo eleve el techo del tope salarial. Dicho esto, verse obligados a algo así sería preocupante para unos Pelicans que necesitan reforzar su interior como el comer y que han añadido a otro manejador más en Dejounte Murray.
(Fotografía de portada de Carmen Mandato/Getty Images)
