Las oficinas de los Milwaukee Bucks tiemblan cada vez que el contrato de Giannis Antetokounmpo entra en fechas de extensión. Ya sucedió en 2020 y volvió a suceder en 2023 que sus actitudes en ruedas de prensa y de puertas hacia adentro han empujado a la movilización de John Horst, presidente de operaciones de la franquicia. Primero, renovando inmediatamente después de que el equipo se hiciese con Jrue Holiday y, tres años más tarde, haciendo lo propio precisamente cuando fue Holiday el que salió y Damian Lillard quien aterrizó en Wisconsin.
No obstante, a juzgar por sus últimas declaraciones, parece ser que esta vez es el griego quien nota la presión sobre su espalda. Después de la temporada pasada, los Bucks están obligados a protagonizar un curso positivo y volver a ser aspirantes para apagar las alarmas sobre el fin del ‘ciclo Antetokounmpo’. «Si no ganamos el anillo, yo podría salir traspasado», dice la estrella sin hacer gala de su característico humor por un solo segundo.
«Es el trabajo que tenemos. Es el mundo en el que vivimos todos. En cualquier momento, si no alcanzas el éxito, puede pasarnos a todos. Si no haces un trabajo lo suficientemente bien, estás fuera», apuntilla al periodista de The Athletic Sam Amick.
Quizás sus palabras sean algo dramáticas. Pero no es menos cierto que una nueva caída a las primeras de cambio en playoffs haría temblar los cimientos del proyecto y replantear hasta qué punto es viable. Las opción, por supuesto, no pasaría por entrar en reconstrucción con Anteto a bordo. Sino plantear una remodelación profunda a su alrededor o, como él indica, empezar de cero a través de su traspaso. La suerte está echada.
(Fotografía de portada de Stacy Revere/Getty Images)