Mucho se habló ayer –y con razón– de la grave lesión sufrida por Chet Holmgren. En unos Thunder que estaban funcionando de manera sensacional, ver la pérdida del pívot supuso un jarro de agua fría. Sin embargo, pocos dudaban de que el equipo no se caería, ya que en sus filas cuenta con todo un aspirante al MVP de la NBA como es Shai Gilgeous-Alexander. El canadiense, lejos de titubear lo más mínimo, respondió al primer día en la oficina sin su compañero con la máxima anotación de su carrera, 45 puntos que sirvieron para que Oklahoma City derrotase a los Clippers por 134-128.
La de Shai fue una actuación espectacular. A una gran noche en el lanzamiento (13 de 21 en tiros de campo y 15 de 16 en tiros libres) añadió tres rebotes, nueve asistencias, cinco robos y dos tapones para liderar a los suyos en todo momento. Pese a tal exhibición, el base de 26 años lo sintió como un día más en la oficina.
«No me sentí especial. No sentí que hubiera hecho algo que nunca había hecho antes. Simplemente me sentí como en otro partido de baloncesto. Sentí que debería haber hecho más, que no debería haber fallado algunos tiros fáciles, pero así es este juego», explica.
La realidad es que verle alcanzar los 40 puntos no es ni mucho menos algo anómalo, ya que se trata de la 14ª vez que se coloca en tales guarismos. La diferencia estriba en que en esta ocasión su equipo realmente necesitaba dar ese golpe en la mesa para dejar claro que la baja de Holmgren no les va a frenar en su empeño para ser el mejor equipo de la Conferencia Oeste y, por supuesto, alcanzar las Finales de la NBA.
Shai mira al horizonte. Así es. Para él meter 45 puntos una noche (dos o tres) no significa nada más que otro peldaño para acercarse a ese objetivo que tanto le obsesiona. Tras caer el curso pasado en las semifinales del Oeste ante Dallas Mavericks, ahora no puede pensar en otra cosa que prepararse mejor –y hacer lo propio con sus compañeros– para llegar hasta el último paso del camino.
«No digo esto para menospreciar a mis compañeros de equipo, pero siento que el final de nuestra temporada pasada en los playoffs reflejó que para muchos fue la primera vez en la postemporada jugando partidos tan importantes. No quiero decir que no estuvieran listos, pero siento que podría haberlos equipado mejor durante todo el año para tomar ciertos tiros, llegar a ciertas posiciones y estar más cómodos, especialmente en ataque. Parte de mi trabajo es asegurarme de que mis compañeros de equipo tengan confianza y estén listos para los grandes momentos», sentencia.
(Fotografía de Joshua Gateley/Getty Images)