El Grinch llega a Dallas: lesión de Doncic y derrota ante los Timberwolves

Los Timberwolves se llevaron un valioso triunfo del American Airlines Center al imponerse por 99-105

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Por Aitor Darias

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Los Dallas Mavericks han encontrado algo peor que carbón bajo su árbol de Navidad. El cuadro de Jason Kidd ha celebrado el 25 de diciembre con una doble ración de malas noticias, una más circunstancial y otra más preocupante. La primera, una derrota por 99-105 ante Minnesota que no es ideal pero que sirvió al equipo para mostrar su carácter a pesar de las dificultades; la segunda, una lesión de Luka Doncic que sí ha hecho saltar las alarmas y que puede tener muchas repercusiones en un Oeste tan parejo.

El esloveno arrancó el duelo a buen ritmo, anotando varios triples, repartiendo para sus compañeros e incluso sumando un par de buenas acciones defensivas. Y es que una exhibición de baloncesto por su parte es casi tan habitual en estas fechas como un calcetín rojo colgando de la chimenea. Pero entonces, cuando estaba atacando en uno contra uno a Jaden McDaniels, ocurrió. De la nada, sin aparentemente llevarse ningún golpe ni hacer ningún movimiento o apoyo extraño, Luka se paró, y continuó parado durante los 15 segundos que transcurrieron entre su pérdida de balón y la canasta con la que los Timberwolves la penalizaron. Una canasta de la que nadie en el American Airlines Center estaba pendiente porque todos sus ojos estaban en su estrella.

Va para largo

Los Mavericks no tardaron en anunciar que el base no volvería al encuentro, señalando una distensión en la pantorrilla izquierda como la causa, lo cual trae viejos recuerdos a los texanos. Doncic ya se perdió el training camp de este año por culpa de unos problemas en la zona, y esta es exactamente la misma lesión que le hizo perderse los tres primeros partidos de los playoffs de 2022. Quizás por ello, Dallas prefiera tomarse la situación con calma y no forzar, pues según afirma Tim MacMahon, periodista de ESPN, podría perderse un periodo largo de tiempo antes de regresar a las canchas.

Por suerte, puede que estén más preparados para afrontar la situación con calma de lo que es habitual. El esloveno se había perdido ocho duelos hasta la fecha y los Mavs habían firmado un excelente balance de 6-2, incluyendo victorias de prestigio ante Thunder, Nuggets o Knicks, un rendimiento que ahora deberán tratar de replicar si quieren mantenerse en la zona alta de la conferencia.

A las puertas de la remontada

La lesión de Luka se produjo en un momento del encuentro en el que los Timberwolves empezaban a sentirse más cómodos, una sensación que solo se potenció cuando abandonó la pista. Comandados por Anthony Edwards y con el apoyo de los triples de Donte DiVincenzo, los de Finch se fueron al descanso ganando por 17 puntos (40-57), una diferencia que fue incluso más allá en el tercer periodo. Con Edwards y Randle sumando y Dallas en pleno atasco ofensivo, la diferencia llegó a ser de unos 28 tantos que parecían haber acabado con cualquier tipo de emoción, pero los locales aún se guardaban algunas sorpresas.

Kyrie Irving tardó en tomar el timón tras la salida de Doncic, pero cuando lo hizo puso a los Mavs viento en popa a toda vela e hizo temblar a unso Timberwolves que se olieron el desastre. Con 26 de sus 39 puntos en la segunda mitad, el base se echó a los hombros la ofensiva texana y empezó poco a poco a cambiar la dinámica del duelo, logrando con sus puntos y con los triples de sus compañeros ir reduciendo la diferencia mucho más de lo que cabía imaginar. Empezaron el cuarto periodo 22 abajo, pero con un 16-5 de salida se colocaron a 11. Luego Irving tuvo su tramo de anotar compulsivamente y la dejó por debajo de los dobles dígitos. Y tras dos triples de P.J. Washington y Klay Thompson se colocaron a una sola posesión de distancia (99-101) e hicieron creer a todos los presentes en un nuevo milagro navideño.

Pero a diferencia del Señor Scrooge, Dallas no consiguió redimirse a tiempo. Esta vez la reacción llegó demasiado tarde, y aunque llegaron a verse con opciones no fueron capaces de materializar su opción de ponerse por delante ni evitar que Anthony Edwards, con una internada a canasta, volviera a ampliar la brecha en el marcador, no demasiado pero sí lo suficiente como para hacer imposible una remontada en los pocos segundos que quedaban para el final. Y así, Minnesota no se encontró con el fantasma de los playoffs pasados.

Los Timberwolves evitaron por tanto una derrota que habría sido un verdadero descalabro y que habría culminado una terrible racha de cuatro tropiezos consecutivos que les habría dejado por debajo del 50% de victorias. Ahora, no obstante, respiran más aliviados y pueden trabajar con algo más de moral para reproducir todo lo bueno mostrado esta noche y evitar que lo malo se repita.

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