La plaga de lesiones de los dos primeros meses de liga regular ha dado a los 76ers motivos para creer en la magia oscura, pero la Navidad les ha demostrado que los milagros también existen. El cuadro de Pensilvania, que iba camino de coronarse como una de las decepciones del curso, ha dado la sorpresa de la noche al asaltar el TD Garden por 114-118, imponiéndose a los campeones en una demostración de que, con la plantilla completa, son de verdad un equipo capaz de mirar a cualquiera a los ojos. Un mensaje al que buscarán dar continuidad para dar la vuelta a una temporada que había empezado con todos los ingredientes para el fracaso.
No fue un partido redondo ni uno de esos de baloncesto perfecto durante 48 minutos. Los de Nurse funcionaron a altibajos, pero unos altibajos en los que los picos superaron a los valles y en los que hubo mucho más bien que mal. Y como prueba de ello, un Tyrese Maxey que fue la viva imagen del equipo pero que, con 33 puntos y 12 asistencias, fue también el gran artífice del triunfo.
El caos (para bien y para mal) de Maxey
El base había encabezado junto a Embiid, que terminó con 27, una gran primera parte de los visitantes, que llegaron a verse 16 arriba en el segundo cuarto, aunque una salida en estampida de los Celtics tras el descanso tiró por tierra esa ventaja. Pero cuando parecía que los de Mazzulla habían despertado de la siesta y estaban listos para llevarse el choque, Maxey arrancó el último cuarto de manera sensacional, echándose al equipo a la espalda y comandando un parcial que puso de nuevo el choque patas arriba. Con Embiid en el banquillo, Yabusele firmando un tramo sensacional en defensa, y Caleb Martin castigando a la perfección la decisión de Boston de lanzar dos defensores sobre Tyrese para frenar su explosión, Philadelphia llegó a colocarse de nuevo 15 arriba, una diferencia que ya, con pocos minutos para el final, sí se antojaba definitiva.
Sin embargo, lo que Maxey te da Maxey (casi) te lo quita. En una especie de colapso baloncestístico, el base perdió tres balones consecutivos cuando los Celtics intentaban remontar que propició un parcial de 11-0 y volvió a estrechar las diferencias, pero enmendó su error anotando poco después una canasta milagrosa sobre la bocina de posesión que colocó el 105-112 con solo un minuto por jugarse. Y ahora sí, por mucho que los 76ers se empeñasen en seguir perdiendo balones en su propio campo, no había tiempo físico para que los locales le diesen la vuelta al choque.
Ilusión
«Tenemos un techo muy alto» afirmó Embiid tras el triunfo, que en su opinión demuestra que, pese a los pobres resultados, el potencial de la plantilla es enorme. «Solo tenemos que ponernos las pilas. No creo que lo de hoy haya estado cerca de nuestro mejor baloncesto, pero creo que tenemos una oportunidad de llegar a él. Solo tenemos que tener algo de suerte y mantenernos sanos».
Esta es una idea en la que los 76ers han hecho mucho hincapié durante el año, señalando a la incapacidad del Big 3 para mantenerse en pista como la principal causa de su pobre rendimiento. Y esta victoria en casa de los campeones parece darles la razón. Bien es cierto que Boston no pudo contar con Jrue Holiday y perdió a Kristaps Porzingis por molestias al descanso, pero eso no quita los tramos de dominio y de gran baloncesto de Philadelphia. Tramos con los que espera que esta Navidad haya nacido un nuevo aspirante.