Doug Christie dio inicio a su etapa como entrenador de los Kings con derrota, pero en su segunda noche ha podido ya estrenar su casillero de victorias como entrenador principal. Sacramento ha puesto fin a su racha de seis derrotas consecutivas imponiéndose a Dallas por 110-100, cortando la sangría en un triunfo no especialmente convincente pero que se antojaba imprescindible para recuperar anímicamente al equipo y seguir creyendo que llegar al menos al play-in es posible.
Vencer a los vigentes finalistas sería un buen punto de partida en otro contexto, pero los Mavericks que visitaron el Golden 1 Arena esta madrugada fueron una versión light del equipo por no decir una versión ‘cero’. A la baja de Luka Doncic por lesión se unió la de Kyrie Irving debido a unas molestias en el hombro, lo que dejó a los Kidd muy faltos de creación ofensiva y a merced de unos Kings más hambrientos. O eso cabía esperar. Pero resultó que había más pelea en los texanos de lo que cabía esperar.
El show de Dinwiddie y Washington
Lo que se antojaba como una noche sin grandes peligros para los locales pronto se convirtió en una trampa, pues los visitantes firmaron un primer cuarto soberbio con el que pusieron sobre aviso a los presentes. De la mano de un P.J. Washington incapaz de fallar un tiro y un Spencer Dinwiddie rescatado de un pasado mejor, Dallas firmó un arranque de partido prodigioso con el que llegó a ponerse 20-37, haciendo a los presentes en el pabellón temer una derrota aún más estrepitosa que las últimas. Un miedo que, por suerte para ellos, duró poco.
Dinwiddie y Washington mutaron en la mejor pareja de la liga tan solo durante un cuarto, y el sueño de los Mavs de rascar la victoria más inesperada del curso pronto se apagó. A pesar de que comandaron al equipo con 30 y 28 puntos respectivamente, fueron claramente de más a menos y, por si fuera poco, encontraron un nulo apoyo en sus compañeros, lo que hizo inevitable que el equipo fuera cayendo. De hecho, la diferencia de 17 tantos construida en el arranque desapareció en 6 minutos, y aunque lograron aguantar en partido algo más, con la llegada del cuarto periodo sus opciones acabaron muriendo.
Fox toma el control
El mero transcurrir del choque fue poco a poco imponiendo la cordura, especialmente a medida que De’Aaron Fox se fue entonando. Con 33 puntos, 10 de ellos en el último cuarto, el base tomó las riendas y ayudó a los de Christie a vivir un cierre bastante plácido, permitiendo al técnico celebrar con cierta tranquilidad el fin de una racha de derrotas que se estaba volviendo fatídica.
«¿Vamos a tener problemas de vez en cuando? Sí» comentó Doug tras su primera victoria. «Pero es necesario que ocurra para que podamos demostrar que somos capaces de hacer muchas de las cosas buenas de las que hemos hablado. Ahora tenemos que hacerlo con la consistencia, la intensidad y la agresividad que, en mi opinión, son necesarias para ganar al máximo nivel».
