Precuela: «Y Evan Mobley se comió a los Mavs»

Una versión menor (en potencial) de Víctor Wembanyama pero gigantesca de sí mismo: el Evan Mobley más completo y que no para de crecer.

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Por Enrique Bajo

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No se puso el mono de competición Kyrie Irving, baja de última hora, haciendo una tundra del perímetro de los Mavericks al no poder contar con él ni con Luka Doncic.

¿Habría afectado en algo al show de Evan Mobley de haber estado disponibles? A un 99%, no.

Porque el jugador nacido en San Diego –cuarto año en la NBA y último de escaleta rookie antes de que entre en vigor su fastuosa extensión– dio un clinic de baloncesto transversal sin importar la oposición.

Un trailer del jugador total en el que aspira convertirse y motivo por el que los Cavaliers han apostado por él sin que les tiemble el párpado ni el espesor de la chequera.

Imparable ante todo Dallas

El ala-pívot, que concluyó con un +32 de net rating a pesar de que el resultado final sólo arrojó un +12 (134-122), hizo un traje no sólo al frontcourt de Dallas, ya que eso sería erróneo por incompleto, sino a todo el organigrama defensivo rival, reduciendo a la irrelevancia todo lo que se acercase a un conato de mismatch.

¿Defensor pequeño y rápido? Suspensión por arriba. ¿De tú a tú posicional? Fuerza y talento aprovechando su envergadura. ¿Un center más atlético como Lively II o potente como Gafford? Velocidad de ejecución y derroche de magia para abrir la grieta y rematar junto al hierro.

Y de postre, de cuatro triples intentados, tres encestados.


Esto que la madrugada del viernes hizo Mobley de manera sobresaliente en el American Airlines Center, lleva repitiéndolo de manera notable y reiterativa desde octubre, extendiendo su amenaza por todo el parquet sean cuales sean las coordenadas.

Dicho de otro modo: lo visto frente a los Mavs ambiciona en convertirse en el futuro pan de cada día para el ‘4’ de los Cavaliers.

Defensor de fábrica

Como ex de los Trojans, brilló en su único año en la NCAA, catapultándose hasta el 3º pick del Draft, muy en parte por sus formidables dotes defensivas. Todo instinto y fundamentos, acompañando con una envergadura de 2,23 metros que transformaban su espigada sombra en un potencial ‘not in my face’ para todo aquel que se aventuarse en sus dominios.

Esta virtud, que le condujo al galardón de Jugador Defensivo del Año de la Pac-12 en 2021, no sólo logró extrapolarla con éxito a la NBA, sino que florece como pocas en su sociedad interior con Jarrett Allen, y brilla aún más claramente bajo un análisis individual.

Con el 15º mejor Defensive Winshare (al menos 15 partidos disputados con más de 15 minutos) y el 8º mejor Percentage Points Difference de la NBA (-5,4) en jugadores que defienden al menos diez tiros por encuentro, Mobley es puro cuerpo de élite en su lado del rectángulo.

Pero también, y cada día más, lo es en el ajeno.

No hay vértice malo

Bajo un promedio de 18,9 puntos por partido (plusmarca), su eficiencia ofensiva se dispara en dos contextos que no se circunscriben a la zona restringida rival y sus aledaños:

  • El triple: 43,5% en casi tres lanzamientos por partido.
  • Los tiros libres: 78,1% (la temporada pasada fue la mejor hasta la fecha, con un 72%).

El tiro libre

El dato desde la personal es tan alentador como prometedor.

Aunque su fuerte al atacar el aro reside primordialmente en la finta y el dribble, también su falta de músculo a menudo le conmina a huir del contacto y evitar el barro, escenarios donde aún lleva las de perder ante hombres altos más recios que él.

A día de hoy, sus visitas a la línea son todavía algo residual (cuatro por encuentro, tope de carrera aún así), pero que ya se sepa sólido desde los 4,6 metros es un acicate, primero, para buscar más el choque y la falta sabiendo que las rentabiliza con una conversión cercana al 80% (en sus dos primeros años estuvo por debajo del 70%); y segundo, como incentivo para hacerse más fuerte y rocoso en el tan primitivo arte de la ‘porfía y el and one‘.

El tiro de tres: generar desde la curva

Si lo del tiro libre es prometedor, lo del triple es, directamente, demoledor por las consecuencias.

Desde la larga distancia ha pasado de los 1,3 intentos que ha manejado en sus tres primeros años, a los 2,7 del actual. Hablamos de duplicar su proyección. Y a tenor de cómo le va, con el acierto estabilizándose en márgenes de ‘tirador-metedor’, las oportunidades que se le abren son ilimitadas.

Como, por ejemplo, ocupar todas las posiciones del spanish pick and roll (pase y continuación + bloqueo ciego), incluída la de finalizar como tirador abierto.

Otra es construir o amagar con variantes del pick and roll inverso (siendo él quien parte con el balón desde el exterior, con o sin bloqueo).

Aprovechando su ágil lectura del juego al recibir tras la pantalla, Mobley decide en un santiamén si acelerar hacia el aro, resolver desde media distancia o, como en el siguiente video, abrir al lanzador que espera, presto, en la esquina:

Una capacidad de pase que va más allá de lo común en la mayoría de los ala-pívots, y que se beneficia en enorme medida de su gran capacidad de bote.

Así, Mobley se permite, sin temor a lidiar con las ayudas y los double teams, que la jugada se desarrolle hasta que detecta una debilidad, y liquidarla al más puro estilo point forward, inventando pases al hueco que simplemente no existen para otros bases, por no tener su altura y sí un par de brazos frente a la imaginaria línea de pase.

Un repertorio que se adapta a la situación

Insistimos: no hay vértice del parquet en el que se sienta incómodo. Y todo debido a su magnífico IQ y axiomática lectura del juego, tomando la mejor decisión en función de quien se oponga delante.

Si recibe por fuera y en su camino sólo hay un pívot, buscará llevarlo hacia adentro y hacerle el nudo marinero. ¿Que resulta ser un buen intimidador como Gafford? Tres de cada cuatro veces elegirá el tiro suave de media distancia.

¿Que es un ‘4’ como PJ Washington a quien le saca media cabeza? Bullying de espaldas y rédito en base a una longitud superior.

¿Le toca un ‘2’ como Klay Thompson? Hacia adentro sin dudar.

¿Las defensas prefieren que reciba en la curva o no acuden rápido al punteo? El triple como castigo.

La que siempre está 2.0

Y por supuesto, no hay que olvidarse de ese viejo roquero. La madre de todas las jugadas. Esa que nunca te falla, más si tienes la coordinación y el primer paso de un escolta en el cuerpo de un siete pies.

El pick and roll clásico de toda la vida.

Acción que, por descontado, Mobley reescribe a su manera, dependiendo de cómo esté dispuesta la defensa y el entorno en el que reciba el balón.

  • Terminar con un mate rápido sobre el tapón a destiempo.
  • Añadir un pump fake si fuese necesario.
  • Maniobrar con calma hacia el pick and pop en caso de camino obstruido a tabla.
  • Aprovechar la duda del rim protector para el alley-oop con Jarrett Allen.

Todas del viernes ante los Dallas Mavericks.

Y lo mejor: todo en equipo y para el equipo

Vamos ahora con una lectura más colectiva.

La franquicia de Ohio posee el segundo mejor ratio de asistencia/pérdida sólo detrás de Denver, mientras son sextos en cuanto a ritmo. Es decir, corren mucho, mueven la bola de manera frenética y además lo hacen bien.

Algo que, sumado a sus individualidades del perímetro, los eleva, sin remedio, al mejor offensive rating de la competición (121,5).

Y es que del entendimiento exterior, que tanto ha costado, nadie se aprovecha tanto como Evan Mobley.

Darius Garland y Donovan Mitchell por fin son un tándem letal que genera sinergías y aporta al unísono, sin afectar a la jerarquía ni al ego de cada uno.

Un corolario de esta mejor convivencia es que ambos se han perfeccionado como pasadores. En especial un Mitchell que asiste menos que otros años pero a costa de ser un facilitador mucho más eficiente, reduciendo sus pérdidas a apenas dos por partido.

Y para aprovechar el mayor cupo de ellas, Mobley emerge como el ejecutor más versátil –de cuerpo, mente y manos– de la plantilla.

Precuela: "Y Evan Mobley se comió a los Mavs"

Casi el 80% de los jump shot que realiza el PF vienen precedidos de asistencia, con un acierto del 42,4%; pero es su segunda acción favorita a la que más partido le saca: el layup (o bandeja), la cual, en su caso, es asistida en el 66,7% de las ocasiones. El pick and roll más elemental antes mencionado, ni más ni menos.

Y en catch and shoot, aunque no se prodigue tanto como otros interiores, su tasa de acierto es intachable y con visos (en volumen) de ir a más.

Precuela: "Y Evan Mobley se comió a los Mavs"

Indiscutido candidato al COY

La plantilla de los Cavs funciona tan bien en toda su circunferencia que estadísticas individuales interesantes, como el Win Share o el Value Over Replacement, no despuntan este año precisamente en favor de Mobley; más bien al contrario. Incluso se resienten un poco.

No importa que esté en el mejor True Shooting de su carrera.

Las culpas: a Kenny Atkinson.

El técnico, tras este primer trimestre de competición, ha colocado a su banquillo como el cuarto más eficiente de la NBA (+6,5).

Esto, de entrada, permite que piezas fundamentales para playoffs como Mitchell, Garland y Mobley descansen más y promedien menos minutos que nunca antes en sus carreras (los tres en la media hora de juego), aunque en el caso de Mobley, aumentando su porción de usage cuando sí está cancha (del 20,6% al 23,6%), justificado en todo lo que hemos visto antes: su brutal capacidad de impactar en decenas y decenas de planteamientos en la pizarra.

Y la guinda del pastel para el fan más hedonista: con espacio de sobra para el jogo bonito.

¿A la cuarta, llegará?

Qué más añadir, salvo tal vez, viendo el menosprecio del voto popular (10º jugador más votado para el frontcourt del Este), esperar que sean los jugadores y el panel de medios los que enmienden la afrenta y le premien con su, bien merecida, primera aparición en el All-Star Game.

En cualquier caso, con sólo 23 años, artículo- precuela de todo el Evan Mobley que aún está por venir.

(Fotografía de portada de Kevin Jairaj-Imagn Images)

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