Garland perdona la vida a los Rockets

El base tuvo la oportunidad de doblegar a los texanos desde el tiro libre pero no la aprovechó.

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Por Aitor Darias

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Cómo sobrevivieron los Rockets a su último cuarto frente a los Cleveland Cavaliers es algo difícil de explicar. Atasco ofensivo, duro parcial en contra, regalos en el tramo final… Y aun así, victoria ante todo unos Cavaliers por un agónico 109-108 que vale para aferrarse a la segunda posición del Oeste.

No era fácil prever un final tan sufrido cuando, con tres cuartos disputados, los texanos vencían por un relativamente holgado 94-83. Su asfixiante defensa estaba frenando en seco a Cleveland y sirviéndoles para soñar con el triunfo de más prestigio de la temporada, triunfo que, aunque acabaron consiguiendo, no llegó sin una montaña rusa de sensaciones.

Una serie de no tan catastróficas desdichas

Todo empezó a torcerse al poco de dar inicio el cuarto periodo, cuando un parcial de 0-19 dio por completo la vuelta al choque y puso a los visitantes 6 arriba (98-104). Y lo cierto es que pudo ser peor. Ni más ni menos que siete minutos estuvieron los de Udoka sin anotar una sola canasta, una sequía que acostumbra a ser letal en la NBA actual pero que, gracias a la renta de la que disponía, podían permitirse.

Fred VanVleet fue el encargo de romperla con no uno sino dos triples que devolvieron al igualdad al marcador, y tras un intercambio de golpes Alperen Sengun aprovechó una falta en un rebote para poner a los suyos en ventaja a falta de 4,5 segundos para el final (109-107). 4,5 segundos en los que los Rockets esquivaron más balas que Neo en Matrix.

La primera llegó nada más sacar de banda, pues Cleveland dibujó una jugada para un triple de Garland, que recibió en buena situación y buscó el que habría sido el triple de la victoria, aunque este se estrelló en aro. No obstante, antes de aterrizar tras su lanzamiento, el base fue arrollado por Tari Eason, llevando a los colegiados a señalar una falta que le daba una nueva oportunidad de poner a los Cavs al frente. Pero eso no era todo.

Tras revisar la acción, los colegiados consideraron que Eason había sido imprudente al no dejar espacio a Garland para aterrizar, lo que lo hacía merecedor de una falta flagrante. En otras palabras, los de Ohio tendrían posesión tras los tiros libres. Si Garland convertía los tres, Houston no tendría oportunidad de buscar una canasta final.

Tres fallos

Pero pronto quedó claro que Darius no iba a estar tan acertado desde el 4,60. El base falló su primer tiro libre, negándose la posibilidad de poner a los suyos por delante, y justo después falló también el segundo, lo que le impedía incluso poner el empate. Sí convirtió el tercero, lo que recortaba distancias, pero obligaba a Cleveland a anotar en su última posesión cuando ya se veían con el triunfo en sus manos.

Esta vez Atkinson dio el balón a Donovan Mitchell, quien tuvo una nueva oportunidad de acabar con los Rockets pero acabó errando también su lanzamiento, mucho más complicado, y dejando escapar con vida a los texanos. Que, quién sabe cómo, acabaron añadiendo un triunfo más a su casillero.

(Fotografía de portada: Erik Williams-Imagn Images)

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