Zach LaVine ha visto como su nombre se ha convertido en un habitual de los rumores comerciales de la NBA. No solo en estos meses, sino durante las últimas temporadas. Y si bien tanto los Chicago Bulls, su actual equipo, como él compartieron en verano un deseo mutuo por separar sus caminos, el dos veces All-Star ha cambiado de opinión.
Según ha informado el periodista Jake Fischer, LaVine quiere continuar en los Bulls más allá de la fecha de cierre de mercado del 6 de febrero, aunque, por supuesto, no tiene ningún control sobre su futuro. De hecho, la gerencia de Chicago no ha dejado de explorar opciones comerciales de cara a buscarle una salida. Otra cosa es que su contrato, al que le restan otros dos años más por un total de 94,9 millones de dólares, no facilite encontrar un comprador.
LaVine ha sido mencionado como un activo que desactive una operación entre múltiples equipos en la que también se verían involucrados Bradley Beal y Jimmy Butler, aunque este escenario es extremadamente complejo de cuadrar.
Los Bulls se encaminan hacia otra temporada más en tierra de nadie, por lo que les interesa desprenderse de varios veteranos para caer algún puesto en la clasificación. No por puro placer o aburrimiento, sino porque necesitan registrar uno de los diez peores récords de la NBA para no enviar su pick de 2025 a Oklahoma City San Antonio Spurs.
De momento, su balance de 19-26 les permite dormir como el noveno peor equipo de la NBA, pero no querrán asumir más riesgos de los necesarios.
LaVine: poco que reprochar en cancha
A sus 29 años, LaVine está cuajando una buena campaña individual después de perderse gran parte del pasado curso por una lesión en el pie que requirió cirugía. En 40 partidos, está promediando unos números de 24,0 puntos, 4,8 rebotes, 4,5 asistencias y 34,0 minutos.
Paralelamente, el técnico de los Bulls, Billy Donovan, ha elogiado en varias ocasiones al jugador por su actitud positiva, su voluntad para adaptarse a los cambios del equipo y su predisposición a sacrificar comodidad personal en favor del equipo. El problema es que, pese a ello, este proyecto de los Bulls parece condenado ya al play-in como techo.
(Fotografía de portada de Troy Wayrynen-Imagn Images)
