Sin Kevin Durant ni Bradley Beal, Devin Booker tuvo que absorber todas las responsabilidades ante los Utah Jazz. A los Phoenix Suns les costó un mundo levantar un partido que iban perdiendo de 3 a falta de nueve décimas de segundo para finalizar.
Fue Grayson Allen quien empató el encuentro con su triple. Pero Booker el que hizo posible llegar con posibilidades a ese final. El escolta estrenó como solo él sabe su condición como mayor anotador de la historia de la franquicia. Con 47 puntos y 11 asistencias que resumen hasta qué punto se vio obligado a la heroicidad.
Más allá de Booker, los Suns bailaron a ritmo de triple con 22 dianas que lograron igualar su manifiesta debilidad defensiva en la pintura. Este fue el increíble final del encuentro:
(Fotografía de portada de Joe Camporeale-Imagn Images)