Los aficionados de Los Angeles Lakers empiezan a disfrutar de algunos destellos de la mejor versión de Luka Doncic. Si ante los Denver Nuggets firmó su primer triple-doble con la camiseta oro y púrpura, en los últimos tres partidos ha ratificado su condición como élite de la NBA, promediando 30,0 puntos, 9,7 asistencias y 2,0 robos.
El tono del tremendo estado de forma del equipo lo está marcando la retaguardia —los Lakers son la mejor defensa de la liga desde el 1 de febrero—, pero en el vestuario angelino ya tienen muy claro quién tiene que llevar las riendas del ataque, desde el técnico J.J. Redick hasta LeBron James.
Los Lakers han anotado 122,8 puntos por cada cien posesiones en sus últimos tres partidos. Doncic está aportando una nueva dinámica al ataque del equipo desde que sus nuevos compañeros se han adaptado a su juego y a todos esos pases y recursos que solo parece ver él.
El mayor beneficiario de esta transformación ha sido el propio LeBron, quien se ha visto liberado de un importante peso en la creación y la anotación. Tal es así que el propio alero ha dejado muy claro que el balón tiene que estar en manos de Doncic y que del esloveno dependerá el techo competitivo de los Lakers ya este mismo curso.
«Para ser el equipo que necesitamos ser, el balón debe estar en manos de Luka», declaró LeBron, según recoge el medio The Orange County Register. «Cuando se siente, el balón ya puede estar en mis manos o en las de Austin Reaves, cuando regrese. Me siento muy cómodo jugando sin balón, encontrando mis lugares, corriendo por la cancha, recibiendo los pases de Luka y trabajando en el pick-and-roll. Atrae muchas miradas y defensores».
Cuando fue cuestionado sobre el encaje con Doncic y un nuevo rol alejado del balón, LeBron desplazó cualquier duda. «He tenido la gran suerte de poder adaptarme a cualquier equipo en el que he estado a lo largo de mi carrera. De poder cambiar. Este es otro ejemplo y lo espero con ansias».
(Fotografía de portada de Jason Parkhurst-Imagn Images)
