La temporada de los Boston Celtics ha llegado a su fin. Cualquier salida de la postemporada previa a unas finales de la NBA habría abierto un mar de dudas. Y la lesión de Jayson Tatum, que estará de nueve a 12 meses de baja, las agrava todas. «Perder contra los Knicks se siente como la muerte», ha dicho Jaylen Brown tras la eliminación. «Pero me han enseñado a creer que siempre hay vida después de la muerte».
Efectivamente, los Celtics no van a desaparecer y enfrentan un verano de complicadas decisiones marcado por tres puntos clave:
- El Aquiles de Tatum
- La nueva propiedad
- La estructura salarial
Y, como los dos primeros son factores de incertidumbre, iremos con el tercero.
La estructura es insostenible
Con su actual equipo, incluso sin JT, los de Massachussets tienen recursos de sobra para pelear por puestos de factor cancha en el Este. Aunque parece altamente improbable que la actual plantilla se presente al completo en el próximo training camp.
Ahora mismo los Celtics tienen comprometidos 227 millones de dólares en salarios para la 2025-26. Esto son 107 millones por encima del tope salarial y casi 20 por encima del segundo apron. Jaylen Brown (53$M), Tatum (54$M), Jrue Holiday (32$M), Kristaps Porzingis (30$M) y Derrick White (28$M) ya ocupan ellos solos y sobrados el tope que la liga marca en 154 millones de dólares. A lo que hay que sumar a Sam Hauser (10$M) Payton Pritchard (7$M) y un par de contratos garantizados más.
Del núcleo duro, solo Al Horford es agente libre (restringido) este verano. Y en el caso del dominicano hace tiempo que la decisión de seguir o no es más cosa suya que de la franquicia. La situación es idónea para decir adiós al borde de los 39 años y con una temporada por delante en la que todo apunta a que no serán aspirantes. Horford de momento no se ha pronunciado sobre su futuro y ha jugado una vez más a buen nivel. Es agente libre restringido pero o juega en Celtics o no jugará.
Los intocables
Nunca digas nunca pero lo lógico es pensar que hay tres intocables por nivel. Tatum es el más intocable de ellos por ser el buque insignia, porque su extensión entra en juego este año y por su lesión. Brown ha sido el jugador que más veces ha estado en el disparadero cuando figuras como Kevin Durant o Anthony Davis aparecían en el mercado, pero una vez disipadas esas posibilidades, resulta muy improbable verle fuera de Boston a corto plazo. White tiene 30 años, edad perfecta para competir y como tercera espada/secundario su aportación es inmejorable.
Si los Celtics tienen en mente seguir siendo aspirantes cuando regrese JT, es complicado que encuentren dos acompañantes mejores que los que ya tienen en nómina.
El cuarto en discordia es Payton Pritchard. El base ha firmado unos playoffs decepcionantes por lo visto en temporada regular, que le ameritó el premio a Sexto Hombre del año durante el mejor curso de su carrera. Ahora bien, su contrato es quizás el mejor de la liga en relación calidad precio. A Pritchard le restan tres años cobrando 7,5 millones de media y no será elegible para extensión hasta el año que viene. Lo cual resta dolores de cabeza para esta offseason. Podría salir, pero ni siquiera sale a cuenta quitarse su salario de encima.
Dos elefantes en la habitación
Puestas las cartas sobre la mesa, Porzingis y Holiday son las bajas más evidentes del verano. Esta es una posibilidad que se lleva barruntando todo el año, incluso si los Celtics hubiesen repetido título. Hace 10 meses se alabó a la propiedad de Boston (entonces comandada por Wyc Grousbeck) por no dudar un segundo en renovar a Tatum, White y Holiday. Sin embargo, aquello era un movimiento de cara a la galería para intentar ganar otro campeonato este mismo año, sabiendo que esos assets se podrían mover este mismo verano.
La cosa no ha salido como se esperaba. No solo por caer en semifinales ante los Knicks, sino por la imagen mostrada por Holiday y Porzingis. Por un tema de edad, el base de 34 años parecía el más probable para salir, y el bajón sufrido en su rendimiento a ambos lados de la cancha complica su mercado. Boston va a sufrir para encontrar un destino para él y lo más seguro es que deban soltar alguna futura ronda del Draft e involucrar a varios equipos para deshacerse de su contrato.
El problema es que este verano solo los Brooklyn Nets parten con espacio salarial de sobra para amortizar este tipo de contratos y que los Celtics solo cuentan con las primeras rondas de 2026 y 2027 en su propiedad, ya que le deben las dos siguientes a San Antonio (swap de la 1ª y 2ª ronda de 2028) y Portland. Por las restricciones del segundo apron, tampoco pueden traspasar la ronda de 2032.
Muy parecido es el caso de Porzingis, cuyo impacto en la temporada y en estos playoffs se ha visto mermado por sus problemas de salud. El letón ha vivido tramos en cancha en los que le costaba incluso respirar con normalidad. Boston ya contaba con la inconsistencia del interior en su disponibilidad. De hecho, ganaron el anillo el curso pasado sin poder contar con él para la mayoría de los playoffs. Lo cual le sitúa en el punto de mira. Además, su contrato es expiring.
Él mismo ha dicho que se tomará un par de meses para realizar pruebas sobre su estado de salud y descansar para «resetear» su sistema. Aunque ha aclarado que planea jugar con Letonia en el Eurobasket del próximo agosto.
Escenarios posibles
Boston aún podría jugársela a mantener el núcleo y armar una operación salida de cara al próximo trade deadline de febrero. Aunque resulta bastante improbable.
Otro de los candidatos a salir es Sam Hauser, cuya marcha no dejaría a los Celtics por debajo del segundo apron (objetivo prioritario de cara a 2026), pero sí ahorraría a la nueva propiedad 80 millones en impuesto de lujo. El escolta conrará algo más de 10 millones la temporada que viene.
La salida más obvia por mercado y situación contractual es la de Porzingis. Además, los Celtics se la pueden jugar a esperar hasta ver su actuación con la selección y probar suerte a que su valor de mercado se recupere con una buena actuación. A pesar de que el fantasma de la disponibilidad siempre le vaya a acompañar. La problemática vuelve a ser la falta de equipos con el espacio salarial suficiente para absorber los 30 millones de su ficha. Lo que empujaría a andar con prisas y no poder esperar al Eurobasket.
Otra opción, y de la frialdad de Brad Stevens se puede esperar cualquier cosa, es que el equipo vacíe su plantilla hasta quedarse tan solo con Tatum, Brown y White. Bobby Marks, especialista en la gestión del espacio salarial en ESPN, sugiere incluso la posibilidad de ver salir a Brown y rearmarse en torno a White y Tatum de cara a la 26-27, tratando de conseguir múltiples elecciones del Draft que mercantilizar el próximo verano habiendo despejado los dolores de cabeza de las restricciones que acompañan a superar el tope salarial y los dos apron.
Pase lo que pase, todo apunta a que la despedida de estos Celtics no ha sido solo a esta tempirada, sino al roster que les hizo otra vez campeones.
(Fotografía de portada de Bob DeChiara-Imagn Images)