Karl-Anthony Towns terminó el segundo partido ante los Pacers bastante señalado. Con los Knicks por detrás en el marcador y necesitados de una remontada que no les hiciera quedar muy por debajo en la serie, Tom Thibodeau optó por enviar al pívot al banquillo y disputar muchos de los minutos decisivos con Mitchell Robison en pista, no dando entrada a una de sus estrellas casi hasta el final.
«Estábamos en una situación complicada, pero el quinteto que teníamos en pista nos estaba dando una oportunidad de salir así que seguí con ellos» afirmó Thibodeau al ser preguntado el respecto. «Estábamos buscan una forma de ganar».
Pese a sus 20 puntos y 7 rebotes, los minutos de Towns en pista se saldaron con un parcial de -20 para los Knicks, la peor marca de todo el equipo. El constante juego de pick & roll entre Haliburton y Turner le hizo quedar emparejado con el base en el perímetro en muchas ocasiones, una situación que no manejó del todo bien y que costó muchos puntos a los suyos.
Robinson, por su parte, no solo aguantó mucho mejor este emparejamiento, sino que contribuyó con sus rebotes ofensivos a dar una segunda vida al ataque de los locales. Incluso cuando el +/- puede ser una estadística engañosa, el -20 de Towns y el +6 de Mitchell sí parecen representativos en esta ocasión, convirtiendo a este ajuste en uno de los aspectos a seguir de cara a los siguientes partidos.
Towns acabó volviendo a pista cuando quedaban menos de dos minutos y medio para el final, pero no tuvo tiempo para aportar prácticamente nada. Nueva York estaba ya 10 puntos abajo cuando Thibodeau lo mandó a la mesa de cambios, usando al puertorriqueño como una solución desesperada en los compases finales.
(Fotografía de portada: Vincent Carchietta-Imagn Images)
