Solo 150 personas en el mundo juegan como titulares en la NBA. Número que se reduce a menos de la mitad si se habla de equipos con aspiraciones reales. Por eso, cuando alguien que se ha ganado el puesto con toneladas de esfuerzo lo pierde, muchos lo juzgan como una pérdida de estatus que roza la tragedia. No para Josh Hart, que salió como sexto hombre más de quinientos días después de la última vez.
Mitchell Robinson, que estaba dando muchos problemas a los Indiana Pacers desde su poderío reboteador y defensa, fue el agraciado. Hart ya explicó que no le afectaba demasiado antes del partido, pero después de una gran actuación en los intangibles (y no tan intangibles) que tan bien controla, dejó claro que él mismo había tomado parte en la decisión.
«Nunca iba a ser un mal día para mí porque tuve mano en la decisión», admitió ante la prensa. «Es divertido ver el alboroto que se forma en la prensa con una cosa así, intentando buscar respuestas. No me preocupé porque fue una especie de decisión mía, me sentía cómodo con ella».
Tom Thibodeau, técnico de los New York Knicks, no desveló si repetirá el movimiento de cara al cuarto encuentro. Lo cierto es que las alineaciones con Karl-Anthony Towns y Mitchell compartiendo cancha no terminaron de funcionar según lo esperado. Y fue precisamente con Hart en pista cuando el dominicano se puso a liderar la remontada. El escolta acabó el encuentro con 34 minutos jugados en los que aportó 8 puntos, 10 rebotes, 4 asistencias y un robo.
(Fotografía de portada de Vincent Carchietta-Imagn Images)