Kawamura se gana seguir en el show

Finalmente no hubo renovación en Memphis, pero su gran papel en la Summer League con los Chicago Bulls le permite firmar un nuevo contrato para seguir en la rueda.

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Por Enrique Bajo

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Leía esta mañana en el foro de la publicación de Smart a los Lakers, que a Marcus o lo amas o lo odias. Con Yuki Kawamura no existe ese dilema de extremos. Porque, como con Brian Scalabrine, hay un sólo extremo: amarlo.

Pequeño en la NBA como pocos (1,72m), perfil carismático como casi ninguno, el japonés representa la clase de jugador al que deseas que le vaya bien. Tal vez por lo improbable de que así sea. Su estilo libre choca con una realidad férrea y objetiva: su altura. Y es que no es lo mismo 1,72 que medir 1,83 o 1,85, como son los casos de Allen Iverson o Trae Young. El hándicap existe pero es más de diez centímetros menor.

Pero Kawamura, aún consciente de esto –e inspirado más en casos de éxito como los de Spud Webb, Earl Boykins, Muggsy Bogues o Nate Robinson– no desiste. Y la NBA con él, tampoco.

Los Memphis Grizzlies fueron los primeros en reconocer su desparpajo internacional (único jugador en los JJ.OO. de París en promediar 20 puntos y 7 asistencias) con un Exhibit 10 para luego ir un poco más allá y premiar su gran pretemporada con un contrato dual, convirtiéndose de inmediato en uno de los favoritos de la afición que suspiraban por finales rotos donde el garbage time se convierte en carne de tercera unidad. Ahí comenzaba el show de Yuki.

‘Final feliz’ con los Grizzlies

Veintidós.

Fue su cifra total de apariciones en partidos del primer equipo la pasada temporada, culminando, en el duelo de cierre de RS del 13 de abril, con 28 minutos sobre el parquet, registrando 12 puntos, 5 asistencias y 5 rebotes en la aplastante victoria sobre los Dallas Mavericks (132-97).

Sin embargo, durante el resto del año en los Grizzlies su papel fue poco menos que testimonial en lo competitivo, por una falta total de tiempo de juego. Tiempo que sí tuvo en los Memphis Hustle de la G League, donde disputó 24 partidos y respondió con más juego colectivo que guarismos abultados (12,5 puntos, 7,8 asistencias, 41% en triples).

Porque eso es Yuki: un jugador de equipo que juega pero, sobre todo, hace jugar, acompañando su básquet con destellos de Globetrotter.

E insistimos en lo de jugador de equipo. Ni una mala palabra, al contrario. El grupo siempre por delante: «Quiero apoyar a mis compañeros de equipo, haciendo el papel de contrincante en los entrenamientos», decía sobre su labor en la plantilla de Memphis.

Finalmente, y aunque todo apuntaba a un vínculo más largo y próspero, jugador y franquicia separaron sus caminos, con la cúpula directiva optando por no extender su oferta cualificada, convirtiéndose Kawamura en agente libre sin restricciones. No sin algo de dolor por ambas partes.

«Echo mucho de menos Memphis», confesó el pequeño playmaker a Damichael Cole del Commercial Appeal. «La gente de Memphis es muy amable. Yo también quería jugar allí este próximo año, pero es cuestión de negocios. Ahora mismo estoy satisfecho. La organización de los Bulls es fantástica. Es una buena oportunidad para mí».

Y es que, efectivamente, Chicago se convertirá en su nuevo hogar en la NBA, tras disputar con estos la Summer League de Las Vegas y confirmando que su gran rendimiento merecía, mínimo, lo mismo que le dieron los Grizzlies: un contrato two-way con el que estará a caballo entre el primer equipo y los Windy City Bulls.

Y decía dolor por ambas partes. Porque hay un jugador en los Grizzlies que manifestó abiertamente la tristeza por su partida. Nada menos que su jugador franquicia, Ja Morant.

Kawamura: un artista del ‘no-look pass

En Las Vegas todo es emoción cuando Kawamura atrapa el balón. Recordando al Ricky de sus inicios en Minny, tienes la sensación de que «algo va a pasar», por lo que hay que tener cuidado al pestañear por si te lo pierdes.

Su buen ratio highlights/minutos con los Grizzlies han tenido su réplica ahora con el uniforme de los Bulls en Las Vegas, con actuaciones bastante reseñables y que han puesto al público asistente una y otra vez en pie.

¿Tendrá minutos en Chicago?

Kawamura, todo sea dicho, es más que divertimento fácil y storytelling resultón. Guarda baloncesto suficiente para compensar sus problemas de estatura y dar minutos de calidad en la rotación si se preocupan por rodearle de un modo que el perenne mismatch en defensa se perciba como algo menor.

No obstante, ha firmado por un equipo donde no faltan los bases ni nombres con perfil creativo: Josh Giddey (en cuanto renueve), Coby White, Tre Jones o Jevon Carter. Lo lógico, a tenor de esto, sería un rol y peso similar al que viene de tener en Tennessee.

Pero ahí estará el optimismo, carisma y esfuerzo del base de 24 años para remar todo cuanto pueda en la dirección contraria, y ser más que un jugador de flashes cuando el marcador ya es irrelevante.

(Fotografía de portada de Petre Thomas-Imagn Images)

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