No hay brocha gorda que tape las vergüenzas del ‘caso Kawhi’

Indirectamente a través de ESPN y con Adam Silver en persona , la NBA intenta poner paños calientes a un escándalo que no para de crecer.

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Por David Sánchez

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Escribir un artículo sobre el presunto escándalo que afecta a Kawhi Leonard, Steve Ballmer y Los Angeles Clippers es una quimera. Pues las noticias alrededor, que corren como la pólvora, amenazan con dejarlo desfasado a cada segundo que pasa. Aun así, con la aparición de Adam Silver en rueda de prensa tras reunirse con los 30 propietarios de la liga, podemos marcar un punto de inflexión en un caso que, atendiendo a las palabras del comisionado, seguramente se alargue más de lo que indica el actual fervor de medios y público.

Y es que, viendo cómo de agitado está el patio, parece claro que este no va a ser un asunto que poder ocultar bajo la alfombra aguardando a que el tiempo haga olvidar. 

Cronología del ‘caso Kawhi’

Para empezar, es necesario sentar las bases de toda la información que se conoce sobre el caso en sí, para después entrar en todo lo que lo rodea. Que no es poco. 

  • El pasado viernes 3 de septiembre, el podcast ‘Pablo Torre Finds Out’ reveló que Kawhi Leonard habría cobrado 28 millones de dólares de una empresa financiada por Steve Ballmer (50 millones de dólares que le otorgaban alrededor de un 1,9% de las acciones), dueño de los Clippers. Aspiration, nombre de la empresa, fue hallada culpable de fraude y entró en bancarrota en marzo de 2025, registrando una firma a nombre de Kawhi Leonard como uno de sus acreedores. Pablo Torre conversó con un extrabajador de Aspiration para corroborar que Leonard cobraba sin haber realizado trabajo alguno, pues nunca llevó a cabo patrocinios ni realizó actos en el nombre de Aspiration. Empresa que a su vez era sponsor de los Clippers desde 2021 (el acuerdo de patrocinio ascendía en un principio a un montante total de 300 millones de dólares).
  • Un día después, el jueves 4 de septiembre, el Boston Sports Journal publicaba que Leonard también habría recibido una parte accionarial del grupo por valor de 20 millones de dólares. Lo que engordaba la suma a 48 millones totales.
  • El martes 9 de septiembre, Bruce Arthur del Toronto Star publicaba que Dennis Robertson, tío y consejero de Kawhi, había demandado unas condiciones ridículas a los Toronto Raptors para la continuidad de Leonard. A saber: el traspaso de Paul George, participaciones en la empresa Maple Leaf (propiedad de la franquicia) y una suma cercana a los 10 millones de dólares anuales como suplemento a su salario oficial. Obviamente, sin realizar actividad laboral alguna a cambio.
  • Ayer mismo, viernes 11 de septiembre, Pablo Torre continuaba con su investigación, desvelando que el copropietario de Los Angeles Clippers, Dennis J. Wong, invirtió 1,9 millones de dólares en Aspiration poco antes de que a Kawhi Leonard le pagasen una deuda de 1,75 millones. De nuevo, sin aparente actividad laboral mediante. Como añadido, la hija de Wong, amigo de Ballmer desde hace cinco décadas, trabajaba en Aspiration.

Ponderando la gravedad del asunto

Aquí es necesario hacer un alto en el camino para explicar por qué eludir de esta forma las normas del espacio salarial es uno de los peores delitos estrictamente deportivos que puede llevar a cabo una franquicia. Solo superados, quizás, por el amaño de partidos y siempre sin compararlo con conductas que agredan a los derechos humanos o la libertad de las personas, que van más allá de lo deportivo. 

A estas alturas, cualquier aficionado que haya seguido el deporte estadounidense un par de temporadas sabe de sobra que la igualdad que vende no es real. Sí, sobre el papel todos los equipos tienen las mismas oportunidades de construir un conjunto campeón a través de un sistema de Draft y unas reglas de construcción de plantillas que funcionan de manera idéntica para todos. Pero, fuera del papel, la cosa cambia. 

Hay ciudades y equipos que por su situación geográfica o por el entorno económico y/o mediático que los rodea, son más apetecibles que otros. Esto ya supone jugar con reglas diferentes dentro de un sistema construido en torno a la igualdad de oportunidades. Se da por hecho que un jugador que vaya a Los Angeles o a Nueva York a jugar perdonando dinero de su contrato deportivo puede ganar en calidad de vida a través de patrocinios o negocios paralelos. 

«A mí dame 30 como Steve Ballmer»

Por esto es importante que el caso haya salpicado a Steve Ballmer. De lejos, el propietario más adinerado de toda la NBA. Para establecer una comparación, cualquiera que lea estas líneas seguramente esté más cerca de la fortuna de la familia Adelson (propietarios de los Dallas Mavericks con un patrimonio calculado en 40.000 millones de dólares), que la distancia que separa a estos de la fortuna que ostenta Ballmer* (calculada en 170.000 millones de dólares). 

Todas las restricciones del actual convenio colectivo de las que tanto se escribe por cómo inflexibilizan la construcción de los rosters, iban dirigidas a mitigar el impacto de propietarios como Ballmer o Joe Lacob (Golden State Warriors). Que no tenían problema de desembolsar cifras altísimas de impuesto de lujo año tras año. De demostrarse cierto, este escándalo daña profundamente los principios de competitividad de la NBA. Pues la liga siempre ha aceptado las ventajas implícitas de algunos de sus mercados. Pero no se puede permitir sumar a estas ventajas explícitas que sorteen las normas para desbalancear así la competición. 

Y también es importante que sea Steve Ballmer el protagonista de todo esto por la situación en la que pone a la propia NBA. Ballmer es el perfil de dueño con el que sueña la NBA. Por músculo económico. Por su desinhibición a la hora de gastarlo en la franquicia. Por el compromiso que ha demostrado a la hora de crear una cultura propia poniendo dinero de su bolsillo para la construcción de un estadio para el que no ha pedido ni un centavo público. También por su excéntrica pero divertida personalidad. En resumidas cuentas, es un socio que la NBA no querría perder bajo ninguna circunstancia.

Quizás por eso, la propia NBA de la mano de su principal brazo mediático, ESPN, ha tratado sin éxito de desviar el foco o poner paños calientes al asunto:

  • Shams Charania, el más diligente de los ‘informadores’ de la liga, filtraba horas después de la publicación del podcast de Pablo Torre que la NBA planeaba cambiar el formato del All-Star. Charania llevaba días de muy baja actividad en redes y en la propia ESPN
  • El 5 de septiembre, Ballmer se sentaba en el plató de Sports Center para hablar del tema con Ramona Shelburne, dejando la periodista que el magnate diese su versión de los hechos dejando claro que le habían estafado y que de ninguna manera los Clippers habían violado la normativa. Shelburne no puso oposición a ninguno de los argumentos de un hombre que dijo “no haber visto los documentos oficiales” que aparecían en el podcast de Pablo Torre. 
  • Tres días más tarde, Shelburne hacía hincapié en cómo percibían Ballmer y el resto de la cúpula de los Clippers a Aspiration con la siguiente información: 

“Steve mencionó en nuestra entrevista que Aspiration intentó comprar el nombre de lo que acabó siendo el Intuit Dome. El cual acabó recibiendo su nombre definitivo a cambio de 550 millones de dólares. Y dijo que ellos [Aspiration] habían ofrecido más. 

Bien, consultando con distintas fuentes de los Clippers, la oferta casi doblaba los 550 millones de Intuit. Y la rechazaron porque, según Ballmer, querían hacerlo con Intuit por su trayectoria como compañía [y su fiabilidad]. Pero esto te da una indicación de la cantidad de dinero que esta compañía ‘lanzaba’ en aquellos días”. 

Especialmente el lenguaje de Shelburne es llamativo en una periodista que se caracteriza por ser especialmente aguda a la hora de criticar el poder cuando la situación así lo pide. Sus artículos despedazando a propietarios y mandamases después de un fracaso o escándalo deportivo son famosos. Igual que su afinidad con otros dueños, llámense Jeanie Buss. 

Con todo y con eso, su entrevista y discurso posterior, compartido por una parrilla de ESPN que, de repente, muestra una docilidad impropia, muestra a las claras el posicionamiento favorable del mayor socio mediático de la NBA con respecto a Ballmer. 

Curar sin haber prevenido

Por parte de la NBA, esto no implica que vayan a ser más indulgentes con Steve Ballmer y los Clippers si su investigación paralela los encuentra culpables de violar las normas del espacio salarial. Pero sí indica que, ante el inicio de un proceso largo de búsqueda de pruebas, quieren dejar la imagen de Ballmer lo más limpia posible. Y a todo ello le pone la guinda la aparición de Adam Silver en rueda de prensa. 

Obviamente, la comparecencia del comisionado ante los medios ha sido noticia en todos los medios. Lo que se ha comentado menos es que Silver se dirigió a los periodistas en un tono mucho más débil de lo que lo suele hacer. El mayor representante de los intereses colectivos de la liga suele hablar en un tono pedagógico y asertivo. Pero en esta aparición ante los medios se le notó incluso lánguido, lo que podría señalar la gravedad del tema o, simplemente, que acabe de pasar por una enfermedad. Fuera de esta observación, estas fueron sus declaraciones más interesantes al respecto de ‘lo de Kawhi’:

«Francamente, nunca antes había oído hablar de Aspiration [1], y nunca había oído ni un rumor sobre un acuerdo de publicidad con Kawhi o cualquier cosa relacionada con el compromiso con los Los Angeles Clippers.

[…]

Rick Buchanan, nuestro consejero general, tuvo una conversación con Steve Ballmer, y rápidamente concluimos que esto era algo que alcanzaba un nivel que requiere una investigación externa

[…]

Soy un gran creyente en el proceso [de investigación] y la equidad. Ahora necesitamos dejar que la investigación siga su curso. 

[…]

Mis poderes son muy amplios [a la hora de sancionar en caso de que existan evidencias]. [2]

[…]

Cuando la gente habla de un arma humeante, obviamente es circunstancial. Significa que el arma todavía humea; debe haber disparado recientemente. Nosotros y nuestros investigadores debemos mirar la totalidad de la evidencia. Creo que como cuestión de equidad fundamental, sería reacio a actuar si solo hubiera una mera apariencia de irregularidad.

[…]

En un deporte de cara al público, la gente a veces llega a conclusiones que luego resultan ser completamente falsas [3]. Querría que cualquier otra persona en la situación en la que está el Sr. Ballmer ahora, o Kawhi Leonard, sea tratada de la misma manera en que yo querría ser tratado si la gente hiciera alegaciones contra mí.

[…]

Lo que me llega (del resto de propietarios) es que quieren esperar a ver qué pasa [4]. Creo que reconocen que eso es para lo que tienes una oficina de la liga y un comisionado, alguien que es independiente de los equipos».

Por partes: 

[1] Cuesta creer esta afirmación, pues Aspiration ha llegado a ser sponsor de los Clippers (como demuestran estas publicaciones) y, por tanto, la documentación del contrato de patrocinio debería haber pasado por las oficinas de la NBA. Aunque es una nimiedad.

[2] En las primeras horas después de que Pablo Torre destapase la liebre, se refirió un punto del convenio colectivo referido a las sanciones que podría acarrear saltarse las reglas del espacio salarial. Aquí Silver deja claro que esto va por la vía extraordinaria y que el castigo se decidirá fuera de lo tipificado en el convenio. 

[3] Aquí Silver se está curando en salud, pero sabe que es inútil. El comisionado pone la tirita cuando la herida amenaza con desangrar el cuerpo del delito. Siendo consciente de que, mientras se desarrolla la investigación, la información a cargo de los periodistas que están metiendo el bisturí en el caso se va a ir acumulando y con ello la presión del público sobre la Liga. La NBA ya ha perdido pues, determine lo que determine el proceso que han iniciado, el veredicto final manchará la competición o será insuficiente para el aficionado que ya está clamando justicia. 

[4] A este caso le afectan las mismas cosas que a otro tipo de corruptelas deportivas. Y es que, una vez este tipo de conductas quedan al desnudo, el público las extrapola potencialmente a todas y cada una de las franquicias. Más cuando Silver admite que el resto de propietarios quieren ser pacientes con el tema o cuando alguien tan respetable como Bobby Marks cuenta que las franquicias no esperan grandes sanciones mientras insinúa que todas en mayor o menor medida llevan a cabo prácticas de este tipo. El escándalo de Kawhi provoca que todos sean culpables hasta que se demuestre lo contrario. Por mucho que Silver quiera combatir este pensamiento. 

Lo vivido en la última semana es solo el inicio de lo que puede acabar siendo uno de los mayores escándalos que haya vivido la NBA en términos deportivos desde el escándalo de Tim Donaghy y el amaño de partidos. Y, por mucho que la propia liga ya haya puesto su maquinaria a funcionar para aliviar el escarnio público dirigido a Ballmer y a Kawhi, lo normal es que este no deje de crecer. Al mar no se le pueden poner diques y esperar que contengan la marea. 

*Referencia tomada de un post de Kike García.

(Fotografía de portada de Jayne Kamin-Oncea-Imagn Images)

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