Las cosas van viento en popa por Los Angeles. Al menos en los que tintan de oro y púrpura. Los Lakers han comenzado con un 7-2 de récord a pesar de las bajas y se colocan en la segunda posición del Oeste. En este primer tramo se han perdido partidos Luka Doncic, Austin Reaves, Marcus Smart, Deandre Ayton, Gabe Vincent… Y sobre todo LeBron James, que aún no ha debutado.
El alero, que sufre ciática desde antes de pretemporada, ha vuelto a entrenar con contacto. Por lo que su regreso se empieza a vislumbrar. Según Shams Charania, podría volver en una o dos semanas a las canchas.
Ha sido un verano turbulento para James después de aceptar los más de 50 millones de dólares de su opción de jugador. El Rey ha visto como Doncic ha pasado a ser la figura más importante de la franquicia y la prioridad para la gerencia y propiedad de los Lakers. Lo que ha apartado a James a un segundo plano difícil de tragar para alguien que siempre ha sido el epicentro de sus equipos.
El periodo estival ha sucedido entre rumores de salidas, retirada y un pacto de no agresión para que, una vez finalizado su actual contrato, él y Lakers se despidan sin hacerse daño. En última instancia, durante los días previos al arranque del curso, fuentes cercanas a James filtraron que el jugador iba a ir con calma y observar desde la distancia el desarrollo del equipo. Para, presuntamente, presionar si las cosas no iban bien.
Con los Lakers lanzados, el regreso de LeBron se debería de dar en la mejor de las situaciones. Solo queda ver hasta dónde aúpa este las posibilidades del equipo de plantar cara al resto de aspirantes del Oeste.
(Fotografía de portada de Kirby Lee-Imagn Images)





