Los Detroit Pistons siguen ganándose el derecho a soñar a lo grande. Si hace unos días los de Michigan se consagraron como líderes de la Conferencia Este, esta madrugada han solidificado dicha posición al asaltar Philadelphia por 108-111 para hacerse con su sexta victoria consecutiva. Y con ella, escalar a un balance de 8-2 que supone su mejor inicio en 20 años y que evidencia que no se conforman con el salto de calidad del año pasado.
Y eso que hubo tramos en los que la velocidad y acierto de los 76ers llegó a ponerlos en problemas y a construir una ventaja de 13 puntos para los locales, pero, a hombros de un Cade Cunningham intratable, los Pistons terminaron tomando el control. El base volvió a liderar con sus 26 puntos, a hacer mejores a los demás con 11 asistencias, y a protagonizar la jugada de la noche con un mate sobre Drummond en los minutos finales del encuentro.
Un mate que resumió en cierto modo su estado de forma: o te quitas, o te pasa por encima.
CADE. CUNNINGHAM. CLUTCH. POSTER. 🤯
— NBA (@NBA) November 10, 2025
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«No me cuesta creer que estemos así» respondió Cade cuando se le preguntó por la sensación de arrancar el año 8-2 pco después de una temporada de solo 14 victorias. «En aquel momento me costaba creer que estuviésemos tan abajo. Siendo que ahora estamos donde deberíamos. Siempre hemos tenido grandes jugadores, pero la NBA es dura y hemos tenido que aprender juntos. Éramos jóvenes, pero ahora estamos dentro de la liga y hemos aprendido cómo funciona».
Cunningham encontró a su mejor socio en otro de los jóvenes construidos en Detroit, un Jalen Duren que sigue dando muestras de crecimiento y solidez como su socio y como finalizador. Con 21 tantos y 16 rebotes, dominó en la pintura ante el endeble juego interior de los 76ers, que, una noche más, llegaron hasta donde llegó Tyrese Maxey.
El base, empeñado en hacer funcionar a esta plantilla, se fue hasta los 33 puntos y 7 asistencias, números que sin embargo no valieron para evitar la cuarta derrota de Philadelphia en los últimos seis encuentros. Una racha que, sin ser desastrosa, empieza a devolver al equipo a la realidad tras el 4-0 del inicio y obliga a volver a pensar en un Paul George y un Joel Embiid que volvieron a ver desde el banquillo a sus compañeros echaban de menos sus puntos.
(Fotografía de portada: Bill Streicher-Imagn Images)





