Arrebato de épica para cortar la sangría

Triple-doble, nostalgia, ración doble de épica y un equipo que sale de su crisis a costa de hundir más al otro en la suya. Y un nombre propio: James Harden.

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Por Enrique Bajo

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Un turn back de clock de los que tanto quirran a los narradores de la NBA: James Harden volvió a convertirse en aquel martillo pilón que era a diario en sus tiempos de Houston Rockets: una máquina imparable en su más absoluta literalidad: porque no había forma de pararlo, salvo a través de infinitas visitas a la línea de personal.

Ayer, en el parqué engalanado y colorido propio de los cruces de la NBA Cup y ante unos Dallas Mavericks también en crisis, James Harden fue la épica, el talento y la solución. Pero conscientes ambos conjuntos de lo mucho que necesitaban ganar (los dos bajo el peso de seis derrotas en sus siete últimos partidos) lo dieron todo por ganar. De ahí las dos prórrogas y la resistencia mutua a dar el brazo a torcer.

De las ausencias, la heroicidad

Con las bajas como protagonistas en ambos bandos (Beal, Leonard, Davis, Exum, Irving, Washington…) muchos dieron un paso al frente, como Naji Marhshall y D’Angelo Russell (28 puntos), Ivica Zubac (27 puntos, 11 rebotes) o Bogdan Bogdanovic (21 puntos y 4 robos), pero hubo uno que entendió que no iba a bastar con un gran Harden para doblegar a unos Mavs que embocaron el cierre como jabalí herido y acorralado. Iban a necesitar de Harden prime. Y se acordonó las botas de MVP.

El veterano guard de 36 años firmó su 82º triple-doble en la NBA con 41 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias, además de 10 puntos en el tiempo extra, para un triunfo angelino (por 133-127) de un peso e impacto mucho más anímico que clasificatorio.

Como además la NBA Cup no entiende de rachas, sino de momentos, permite que los Clippers –que solo han ganado cuatro partidos en lo que va de curso– hayan hecho coincidir dos de ellos con duelos que computan en esta competición paralela, colocándose así con un 2-0 en el Grupo B del Oeste.

Tiempo extra: Harden vs. Russell

El primero lleva toda su vida siendo un jugadorazo a tiempo completo. El segundo se viste de tal en los momentos calientes. A D’Lo le pone el clutch. Harden es clutch en sí mismo.

Y Cooper Flagg, con algunas acciones de mérito y en el tramo final, se quiso sumar también a la fiesta y demostrar que ha llegado a la Liga para estar también en las duras, aunque no fuese ese el guión prestablecido y soñado en el mes de septiembre.

Pero como decimos, Harden sigue siendo mucho Harden cuando es capaz de llevarse el reto a lo personal. La Barba anotó dos triples en la primera prórroga y remató la faena en la segunda: tras dos tiros libres, una penetración suya colocó el 129-125 a 3:07 del final del segundo OT. Los Clippers llegaron al 133-127 a falta de 2:20 y, en ese tramo, D’Angelo Russell en su guerra contra el mundo, cometió dos de sus siete pérdidas, dejando un cierre de alta tensión visto para sentencia.

Unos Mavericks en caída libre

No hay dicho que diga a GM nuevo victoria segura: Dallas (3-10) continúa derrumbándose lentamente. De sus ocho últimos compromisos ha perdido siete, y están prácticamente fuera de la Copa.

Con un frontcourt en cuadro, Naji Marshall salió de titular por primera vez este año. La pintura fue un problema evidente que los Clippers atacaron sin cesar con Anthony Davis perdiéndose su octavo partido seguido por la distensión en la pantorrilla izquierda, y P.J. Washington Jr. no jugó tras lesionarse el hombro en el encuentro anterior.

Entre las pocas buenas noticias estuvo el regreso de Dereck Lively II, que volvió tras nueve partidos de ausencia por un esguince de rodilla. Con restricción de minutos, aportó 4 puntos y 5 rebotes.

Los Clippers, tirando de un comodín de uso limitado, encuentran oxígeno con este triunfo. A Dallas, solo se le acumulan las preguntas sin respuesta.

(Fotografía de portada de Jerome Miron-Imagn Images)

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