En condiciones normales, Bob Myers debería de ser uno de los agentes libres más codiciados de los despachos NBA. Por ello, cuando Patrick Dumont cesó a Nico Harrison, el arquitecto de la dinastía Warriors aparecía como gran nombre a perseguir. Las cosas no son tan fáciles. En parte, porque la situación en Dallas parece ser algo más peliaguda en torno a la figura y anhelos de Jason Kidd y, sobre todo, porque Myers está fuera del radar, según apunta Marc Stein.
El ejecutivo dejó su puesto como analista televisivo en ESPN el pasado verano con destino a un nuevo rol en la gerencia deportiva. En concreto, para ser presidente de operaciones deportivas en el grupo Harris Blitzer Sports & Entertainment, propietarios de Washington Commanders (NFL), Crystal Palace (Premier League) y New Jersey Devils (NHL). Ah, claro, y de los Philadelphia 76ers.
Esto también le impide desarrollar cualquier labor de consejería de forma oficial para la franquicia texana. Ahora bien, su conocida relación con Rick Welts, CEO de los Mavericks y excompañero de Myers en Golden State, seguramente le hagan blanco de las consultas de una franquicia ahora mismo descabezada.
De momento, el debate por ver quién será el heredero de Nico Harrison sigue centrado en las entrañas de la organización. Matt Riccardi está como presidente de operaciones interino con la ayuda de Michael Finley, de quien se rumorea no está muy a favor de tomar el puesto. Al mismo tiempo que se barrunta la idea del ascenso de Kidd. Solo Dennis Lindsey, ejecutivo en Detroit y antiguo consultor de Harrison, aparece como una posibilidad fuera de Texas. Y lo que cuenta Stein es que él estaría bastante interesado.
(Fotografía de portada de D. Ross Cameron-Imagn Images)





