Jugar 48 minutos de baloncesto perfecto no está al alcance de nadie, y por tanto cualquier equipo pasa por altibajos comprensibles a lo largo de un encuentro. Pocas veces, eso sí, uno de esos bajos es tan catastrófico como el último minuto que han disputado los Minnesota Timberwolves en Phoenix. El cuadro de Finch ha dejado escapar un duelo que tenía en su mano en un cierre de partido catastrófico, en el que hizo mal todo lo que podía hacer mal y propició una remontada heroica de los Suns.
105-113 era el marcador con 52 segundos para el final, momento en que Dillon Brooks buscó reducir distancias con un triple que no entró pero que propició un rebote ofensivo con el que Royce O’Neal sumó dos puntos. Primer error, este el más perdonable. No lo fue tanto el que cometió Anthony Edwards apenas unos segundos después, regalando el saque de fondo para que Jordan Goodwin anotara un triple y recortara aún más las distancias.
Luego llegó el turno de Randle, que cometió otra pérdida en ataque para Goodwin redujera aún más la distancia en transición. Y de nuevo Randle perdió el balón en el saque de fondo, regalando a Phoenix una oportunidad de ponerse por delante que, por suerte para Minnesota, se esfumó cuando Brooks cometió una falta en ataque tratando de crear espacio para que O’Neal finalizase en la pintura. El balón volvía a ser visitante.
Esta vez no hubo líos a la hora de ponerlo en juego, y Edwards pudo recibir y ser enviado a la línea de personal, desde donde sin embargo falló sus dos lanzamientos para dar a los Suns otra oportunidad de tomar la delantera. Y ahí pasó lo único que podía pasar. Collin Gillespie recibió, se fue para dentro, frenó para buscar un floater y cerró el parcial de 9-0 más extraño que Phoenix haya visto en mucho tiempo.
Y también el más decisivo.
COLLIN GILLESPIE WINS IT FOR THE SUNS IN THE FINAL SECONDS!!!
— NBA (@NBA) November 22, 2025
ENDED THE GAME ON A 9-0 RUN.
PHOENIX MOVES TO 2-0 IN WEST GROUP A 🔥 pic.twitter.com/4MoPXWx4fp
Randle tuvo la oportunidad de cambiar el destino en el último segundo, pero su triple, como colofón al drama, no tocó aro y puso un final acorde a un cierre desastroso. Un cierre con el que los Timberwolves pierden su posición de acceso directo a playoffs en favor de unos Suns cada día más sorprendentes y con más ganas de recuperar la sonrisa tras la terrible temporada 24-25.
Exhibición desperdiciada
El caos final dejó en un segundo plano la gran actuación que firmó, al menos hasta ese momento, Anthony Edwards, que con 41 puntos fue el gran responsable de que Minnesota llegara al final en una posición tan ventajosa. En concreto, fue su tercer cuarto, en el que llegaron 19 de sus tantos, el que permitió a los de Finch tomar las riendas de un choque en el que llegaron a verse 18 abajo, pero todo se fue por la borda en el tramo final.
(Fotografía de portada: Mark J. Rebilas-Imagn Images)





