Todo iba bien hasta el último cuarto. La tercera victoria consecutiva estaba al alcance de un equipo que había normalizado la derrota como un gymbro normaliza el arroz con pollo.
Tras haber arriado velas de forma dramática al ver que su apuesta inicial era un suicidio (siendo esta una desastrosa mezcla inicial de rookies y veteranos), Jordi Fernández mandó a Ben Saraf a la G League para dar entrada en el quinteto a Egor Demin, incorporar a Drake Powell a la segunda unidad y hasta aquí el cupo de novatos, sin hueco para Danny Wolf y Nolan Traore.
Pero las derrotas se seguían acumulando mientras el técnico español iba probando distintas combinaciones y haciendo ajustes. La lesión por varias semanas de su hombre con más vértigo en ataque, Cam Thomas, sirvió para que experimentase todavía más con jugadores que no tendrían ni los minutos de la basura en la mitad de las franquicias de la NBA.
Y así, en una campaña condenada a un tanking no-optativo, el equipo poco a poco va cogiendo forma para lo que pretende ser en el futuro: uno que se reafirma en su postura protagonista dentro de un Draft tan acaudalado como el de 2025.
Cinco rookies: cinco prioridades
Cinco elecciones que, tras mandar a Adu Thiero a Lakers y traer a Drake Powell desde Atlanta Hawks, se quedaron en ¡cinco jugadores de primera ronda! Y el objetivo de esta temporada es tratar de desarrollarlos a todos.
Cada uno a su ritmo. Cada uno en su contexto. Cada uno en un baremo adaptado de exigencia y presión. Pero con la tranquilidad de que –si bien ganar nunca está de más– los resultados ahora mismo quedan en un tercer plano.
Por ello, tan pronto ha sentido Fernández que estaban listos, los rookies han vuelto a primera linea de escena: Egor Demin titular, mientras Ben Saraf, Drake Powell y Danny Wolf son suplentes que se mueven entre los 15 y los 25 minutos por partido.
Solo Nolan Traore (a priori, el más prometedor de los cinco) está tan (¡pero tan!) verde, que desde el cuerpo técnico entienden que lo mejor es que se hinche a minutos. Y para eso, nada como la G League, donde suma ya nueve partidos y promedia 16 puntos con 5,6 asistencias (con más de 4 pérdidas).
Y es así como, bajo estas coordenadas y con un plantel al que poco se le puede exigir, venció a rivales «de su liga» (Hornets y Bulls) y casi lo hace con los Jazz para firmar un inusitado ‘three in a row‘, pero lo arrojaron todo por la borda con un último cuarto plagado de despistes propios de la mocedad que desprenden (parcial de 42-20).
Forjando una rotación y una cultura
Con todo, los Nets crecen. Los rivales ya no les pasan por encima como un panzer. Ahora caen peleando bajo un esquema cada vez más reconocible, donde Michael Porter Jr. es el eje de ataque, Nic Claxton el ancla defensiva y Noah Clowney el vibrante y joven verso libre.
Y donde desde la segunda unidad, aunque rebosante de inexperiencia, van emergiendo los primeros automatismos entre Ben Saraf y Danny Wolf (buscándose en drive and kicks con Wolf haciendo daño con su 44% en triples), así como Ziaire Williams y Day’Ron Sharpe deberían terminar por darle (a la larga) el contrapeso serio en defensa que requieren.
Jordi sobre Saraf
«Le vi jugar con los Long Island (su filial) y jugó como un jugador NBA», dijo Fernández para el New York Daily News sobre su creador de futuro, Ben Saraf. «Y cuando tuvimos la oportunidad de ponerlo a jugar de nuevo con nosotros, volvió y jugó muy bien».
Y es que el point guard israelí (al que no puedo ver botar sin acordarme de Alexey Shved en Minnesota al lado de Ricky Rubio) se ha visto cada vez más cómodo desde su regreso, mostrando el ritmo, la confianza y la capacidad de generar juego atacando el aro que Brooklyn esperaba explotar cuando comenzó la temporada.
Su entrenador ha reconocido que el problema de las pérdidas de balón ha sido un tema de conversación, pero recalcó que la responsabilidad no es solo suya.
«Les digo a los chicos que las pérdidas van a ocurrir, y lo acepto. Catorce de ellas son culpa mía. Mientras tu ratio sea bueno, si pierdes cuatro balones tienes que darme ocho asistencias».
El mensaje de Fernández para Saraf (y para todos sus rookies en extensión) trata de libertad combinada con disciplina: juega suelto, lee la pista, comprende las coberturas y los espacios, y sigue creciendo. Lo que más valora de Saraf y de los otros jóvenes es su respuesta.
«Les importa, y quieren hacerlo mejor. Eso es lo que respeto».
Es extraño, lo sé, estar aquí hablando de un equipo perdedor que además viene justo de caer derrotado, mientras que en el lado de Utah tuvimos un Lauri Markkanen de 30 puntos y un Keyonte George con un doble-doble de 29 puntos y 10 asistencias.
Pero ambos equipos han ganado 4 de sus 10 últimos partidos. Y para un conjunto como los Nets que venía de un previo y fatídico 1-12… valía la pena pasarnos por aquí y darles una merecida palmadita en la espalda.
(Fotografía de portada de Matt Marton-Imagn Images)





