En tan solo su tercer partido tras volver de la lesión de tobillo, Ricky Rubio se echó a los Minnesota Timberwolves a la espalda y fue clave en la consecución de la ajustada victoria por 90-89 ante Memphis Grizzlies. El base español anotó 8 puntos en los últimos 2 minutos para sobreponerse a la pequeña ventaja de Memphis en el marcador y acabó con 17 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias.
Fue un pobre partido de los Grizzlies en ataque respecto a lo que están acostumbrados. Pese a que son un equipo que sustenta sus victorias en la defensa, sus 18 pérdidas fueron demasiadas para conseguir el triunfo en Minneapolis. Conley y Marc Gasol aportaron 15 puntos cada uno, y lo mismo hizo Jeff Green, con un porcentaje bastante inferior de 5-13 lanzamientos anotados.
Los Wolves, por su parte, encontraron los 18 puntos de Andrew Wiggins, que parece estar adaptándose a la liga poco a poco después de un inicio de temporada algo gris. El factor fundamental de la victoria de los Wolves, no obstante, fue la diferencia en el apartado reboteador. Mientras los de Minnesota conseguían 43 rebotes gracias a un esfuerzo colectivo (ninguno superó los 8 de Young), los Grizzlies se quedaron en 30, con 2 rebotes ofensivos para los de Memphis por 10 de los Wolves. Demasiadas segundas oportunidades.
Randolph asume la culpa de la derrota
El veterano interior de los Grizzlies Zach Randolph fue crítico con su juego y declaró asumir la culpa de la sorprendente derrota en Minneapolis.
«Le dije a mis compañeros que asumo la culpa por mis pérdidas y por hacer faltas a Rubio», dijo Randolph en referencia también a los últimos minutos. «Esta es mi culpa, tenemos que olvidarnos y prepararnos para Atlanta el domingo», añadió Randolph