1988: los Hawks abren una puerta en la URSS

La NBA de hoy son anillos, son All-Stars, son MVPs… Pero todo ello, aún sin perder su toque distintivo, no sería lo mismo si en 1988, con los últimos coletazos de la Unión Soviética en un futuro por aquellos días incierto, los Atlanta Hawks no se hubiesen embarcado en una gira internacional que, con tres partidos de exhibición, les llevaría a ser el primer equipo de la liga en jugar al otro lado de la Guerra Fría.

Hablamos de una época todavía convulsa que Jeremy Woo nos ha refrescado de exquisita forma en su artículo para Sports Illustrated. Mike Fratello entrenaba al equipo y Ted Turner lo dirigía como propietario. Este último se convirtió en una gran ventaja, ya que Turner mantenía una buena relación con Mikhail Gorbachov, quien por aquellos tiempos dirigía los designios de la unión comunista con un espíritu de reestructuración y apertura que era palpable.

Pese a ese cambio que se vislumbraba, el viaje a ‘territorio enemigo’ no convencía a los integrantes de Atlanta. Kevin Willis asegura que «ni siquiera quería ir», mientras que Fratello comenta que lo vivieron con cierta incertidumbre: «Ibas a una situación desconocida, a un lugar extraño y sin saber qué pasaba en esos momentos entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Había cierta preocupación por saber dónde nos estábamos metiendo», explica a Sports Illustrated.

Esa reticencia inicial no se disipó en un primer momento. La franquicia de Georgia esperaba un vuelo charter que los trasladase hasta su destino, pero lo que se encontró fue un vuelo regular en el que además de civiles había animales. Ya aterrizados, se encontraron un Sukhumi, un campo de entrenamiento olímpico situado en el mar Negro. Pintaba bien, hasta que vieron que llevaba años abandonado.

Más allá de impresiones, lo que hacía más interesante la gira era que compartirían todo el tiempo con un conjunto de estrellas de la URSS. Serían doce días para conocerse en los que disputarían hasta tres partidos. Empezarían por Tiflis, capital de Georgía, pasarían después por Vilnius, capital de Lituania, y cerrarían su periplo en Moscú, capital de Rusia.

Era innegable que en el viaje había cierto aroma a acercamiento diplomático, pero la idea de la NBA a título particular era ir creando esa globalidad que en 2017 es un hecho constatado. Por parte de Atlanta el plan iba más allá, ya que la intención era reclutar a Sarunas Marciulionis (acabaría en Golden State) y a Alexander Volkov (lo acabaron logrando).

Pero no nos desviemos del tema. Cierto es que la NBA fue a la URSS, pero no lo es menos que un año antes se dio justo al revés gracias al Open McDonalds, torneo que disputaron Milwaukee Bucks, la Unión Soviética y el Tracer Milano de Italia. Fue este evento, el cual se saldó sin incidencia alguna, el que otorgó la confianza necesaria para dar el siguiente paso.

Forjando amistades

Como decíamos, Atlanta llegó con muchas dudas a su destino soviético; sin embargo, éstas quedaron atrás una vez que empezó la relación entre jugadores de uno y otro bando. Por parte de la URSS, que reunió un grupo de jóvenes valores, los momentos previos (hablamos de meses), se vivieron con una mezcla de felicidad e incredulidad. Volkov reaccionó así ante el anuncio: «Sí, claro. Atlanta viniendo a la Unión Soviética. Nos reíamos y bromeábamos entre nosotros. Pero el tiempo fue pasando y nos vimos viendo como realmente los Hawks venían».

Así fue, llegaron y compartieron mucho más que una cancha de entrenamiento. Para muchos era como encontrarse con actores. Personas que veían por televisión desde la lejanía y que en horas tendrían delante. Los soviéticos esperaban cierta arrogancia, pero el recimiento fue distinto, fue caluroso. McCallum, integrante de aquellos Hawks, explica como Marciulonis y Volkov estaban deseosos de mostrar que todos pertenecían al mismo mundo, algo que fue forjando amistades hasta el punto de disfrutar de la compañía del rival sin que el idioma fuese barrera.

El caso Sabonis

Uno de los integrantes de aquellos jóvenes que reclutaron en la URSS era Arvydas Sabonis. Considerado ya en 1988 como el mejor pívot fuera de Estados Unidos, fue seleccionado tres años antes por Atlanta en la cuarta ronda del Draft. En la oficina pensaron que habían conseguido un aténtico robo, pero no fue así. La liga consideró que Sabonis no era elegible al tener menos de 21 años, y aunque los Hawks lucharon por mantener los derechos sobre él, estos regresarían al Draft para convertirse en la elección de primera ronda de los Blazers. Esta situación fue la que llevó a la NBA a implantar la regla llamada ‘draft-and-stash’, la cual permite a los equipos mantener los derechos de los jugadores hasta que firmen sus primeros contratos en la liga.

Los partidos

Dejando atrás Sukhumi, ambos conjuntos llegaron a Georgia. Allí a 25 de julio de 1988, Atlanta disputó el primer partido de un equipo NBA en la extinta URSS. Rodeado ahora sí de ciertas comodidades, y aclamados por 10.000 aficionados, los Hawks se impusieron 85-84 a su rival con la madre de Zaza Pachulia entre los asistentes. Quien no estuvo fue Dominique Wilkins, ya que este viajó solo y perdió su enlace en Moscú, lo que le obligó a permanecer allí 12 horas más de lo previsto.

Ya en Lituania, y con un Zyndrunas Ilgauskas de 11 años en la grada, los estadounidenses volvían a imponerse por 110-105 tras prórroga. Los jugadores de Atlanta se mostraron realmente cansados, pero fueron capaces de sobreponerse pese a que el rival nunca desfalleció. «Eran extremadamente talentosos, fuertes y disciplinados. Nunca dejaban de luchar», señala Kevin Willis. Por último, y con cierta sensación de haber ganado una hipotética seria a tres partidos, Atlanta acabó sucumbiendo en Moscú 132-123. Este resultado impulsó a un combinado soviético que conseguiría ese mismo verano el oro en los Juegos Olímpicos de Seúl.

Adiós barreras

Un año después de la visita de Atlanta, en 1989, cayó el muro de Berlín. Tres después, en 1991, se disolvió la URSS. Eso posibilitó que muchos jugadores jugasen internacionalmente con sus países de nacimiento. Sabonis acabaría llegando a la NBA en 1995 con Portland como destino. Otros siguieron su camino. Otros rechazaron tal posibilidad. La realidad era que la puerta se había abierto, ya no solo a nivel político, sino emocional, ya que se demostró que una NBA global era posible. Ese éxodo empezó por Europa del Este pero acabó abarcando mucho más. Al empezar la temporada 2016-17, un total de 113 jugadores de 41 países estaban en las plantillas de la NBA. La utopía se hizo realidad y Atlanta puso gran parte para ello. «¿Sabes? Nosotros hemos soñado con la NBA, pero no se lo dije a la gente. Intentaba no parecer estúpido». Habla Volkov, exjugador de los Hawks.


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