30 equipos, 30 secundarios 2024 – División Central

Volvemos a la conferencia Este para situarnos en el ecuador de la serie. A continuación, los enlaces a las dos primeras partes: División Atlántico División ...

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Por David Sánchez

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Volvemos a la conferencia Este para situarnos en el ecuador de la serie. A continuación, los enlaces a las dos primeras partes:

División Atlántico

División Pacífico

Chicago Bulls – Arturas Karnisovas

Este año he escrito más de los Chicago Bulls que de cualquier otro equipo. Llamadme masoquista, pero hay algo en este grupo que me encandila. Como aficionado laker, soy viuda de Alex Caruso. DeMar DeRozan es uno de mis jugadores favoritos en activo. La explosión de Coby White. El ambiente del United Center a la mínima que vienen bien dadas… 

Escribir sobre la historia de una franquicia de los Bulls necesita acercarse a sus aficionados. Esos que apenas conocen la ilusión desde que Michael Jordan anotó el tiro ante Bryon Russell en Salt Lake City. Para ello comencé a seguir blogs de aficionados, así como sumergirme más en la labor de los beat writers de The Athletic, SB Nation o Chicago Tribune. Y si algo comparten todos y cada uno de ellos es su animadversión por Arturas Karnisovas, presidente de operaciones de la franquicia. 

En un principio, el lituano llegaba a Chicago con vientos de cambio encomendado a hacer olvidar a GarPax, mote que recibían Gar Forman y John Paxson (los anteriores General Managers) como quien habla de una hidra. Y así fue el 2021 en el que Karnisovas llegó al mando. Traspaso por Nikola Vucevic en febrero, firma de Caruso y DeRozan como agentes libres, sign-and-trade de Lonzo Ball… Desde entonces, el lituano no ha realizado ni un solo traspaso y los principales agentes libres que ha fichado son Andre Drummond (julio 2022), Patrick Beverley (febrero 2023), Jevon Carter y Torrey Craig (julio 2023). 

Como podréis adivinar, Karnisovas no está aquí por su gran labor en la dirección deportiva. Está aquí por ser el canalizador de la ira de una masa social, una ciudad y un estado. Solo su ineptitud e inmovilismo alejan al simpatizante de los Bulls de sacar las antorchas ante un equipo que nada en la mediocridad y que, a juzgar por la actitud que demuestra su presidente de operaciones, está cómodo en esta. 

Un señuelo que no evita que el equipo afronte la última semana de competición con posibilidades de perder el noveno puesto del Este en favor de los Atlanta Hawks. Si esa no es razón suficiente para dimitir…

Cleveland Cavaliers – Sam Merrill

¿Sabéis esos jugadores que parecen no existir hasta que salen en uno de los artículos semanales de Zach Lowe en ESPN? Ese perfil exactamente es Sam Merrill. Un jugador que cuesta creer que lleve en la liga desde 2021 porque su principal labor ha sido disputar minutos de la basura para Milwaukee, Memphis y Cleveland hasta que se ha convertido en uno de los tiradores más mortíferos de la NBA. 

Merrill es el típico escolta que se cruza en la vida de Erik Spoelstra y se convierte en pieza esencial de una visita a las finales. Ese chico invisible durante la secundaria que pega el estirón al entrar al bachillerato. La chaqueta de entretiempo que nunca te pones hasta que caes en que es la prenda perfecta para cuando no hace ni demasiado calor ni demasiado frío. 

La temporada de los Cavaliers, por extraño que suene, mejoró drásticamente a partir de las lesiones que Evan Mobley y Darius Garland sufrieron en diciembre. Cleveland llegó a mediados de mes novenos del Este con un récord de 13 victorias y 12 derrotas. Fue entonces cuando J.B. Bickerstaff aprovechó las bajas para darle las llaves del ataque a Donovan Mitchell y construir un sistema ofensivo centrado en el lanzamiento exterior. 

Los Cavs pasaron de intentar 33,5 triples con un 34,5% de acierto por encuentro a 41,5 metiendo el 37%  la ausencia de Garland. Solo Boston lanzó más que ellos en ese tramo. Para finales de enero, fecha del regreso de Garland, Cleveland ya marchaba cuarto de conferencia. 

Mitchell hizo hincapié en ser vertical hacia el aro para liberar tiros en el exterior y Bickerstaff le otorgó mayor responsabilidad a perfiles como Max Strus, Dean Wade, George Niang y, claro, Sam Merrill. El escolta apenas promediaba 8,4 minutos por partido hasta el mencionado punto de inflexión, pero ya estaba metiendo un 43% de sus triples con un volumen de tiro muy bajo. Desde entonces, su tiempo de juego ha ascendido los 20 minutos y sus números a 9 puntos con un 40% de acierto en 6,6 intentos por noche. 

https://twitter.com/cavs/status/1749843435593347534

Su irrupción recuerda mucho a la de Duncan Robinson y la forma en la que se comportan los Cavs con él en pista a los trances que vivían tiradores como Kyle Korver saliendo del banquillo. De partida, toda jugada le busca a él. Secuencias de mano a mano, sistemas de bloqueos indirectos, inverted pick-and-rolls… Pero, como todo tirador moderno que se precie, Merrill también tiene cierta sensibilidad para aprovechar la gravedad que provoca su tiro en la defensa rival a través del pase. Y es que no hay mejor playmaker que la atención que un jugador atrae desde su capacidad anotadora, lo cual abre cantidad de lecturas sencillas que el de los Cavs ha demostrado leer con facilidad. 

https://streamable.com/d2k1ot

Por si fuese poco, el escolta es un defensor más capaz de lo que su chasis insinúa. Aquí hay jugador de rotación para rato. 

Detroit Pistons – Killian Hayes

Los Pistons son uno de esos equipos que cada año me meten en líos para seleccionar a algún secundario que destaque por encima del resto. Difícil en una maraña anticompetitiva que esta temporada ha alcanzado nuevas cotas de vergüenza. Pero este año el candidato está claro. Kyllian Hayes es el símbolo perfecto de la actual espiral de incompetencia que viven en Detroit. 

Una apuesta en lotería del Draft por un talento exótico de 19 años que solo había disputado liga alemana y diez partidos de Eurocup (segunda competición europea). Detesto el ventajismo relacionado con la elección de talento joven pero, también en lotería, cayeron Devin Vassell (11) y Tyrese Halliburton (12). Desde el primer momento era evidente que el francés estaba extremadamente verde para la NBA, quedándose fuera de ambos quintetos de rookies

No sería la primera vez que un proyecto así va encontrando su paso como sophomore. Definitivamente, no fue el caso de Hayes, que calcó cifras y sensaciones en su segundo curso. A esas alturas, apostar por él era un acto de fe, y los Pistons decidieron huir hacia delante. El exterior tenía la habilidad de terminar las temporadas con números decentes, lo que le ha procurado unas cuantas oportunidades extra. Llegado el presente curso, su nula evolución era inaceptable. 

Troy Weaver, presidente de operaciones, recibió luz verde de la propiedad de hacer lo necesario para mitigar la infamia por la que estaba pasando la organización en una campaña históricamente mala. De hecho, tendrían que ganar todos los partidos que restan para evitar la peor temporada de la historia de la franquicia. Y una de las primeras decisiones de Weaver para tratar de cambiar el rumbo fue cortar a Hayes. 

Nadie rescató de waivers al francés, que ahora mismo está sin equipo y en la sombra mediática. Muestra esto último de los duros momentos que debe haber pasado en lo personal desde su ¿adiós? a la NBA. Ensañarse con un jugador en su situación no es sano, pero no deja de ser sangrante que los Pistons hayan invertido 5479 minutos en un jugador que está fuera de la liga en su cuarto año sin sufrir lesiones graves. 

Indiana Pacers – Oscar Tshiebwe

Este curso hemos visto brotar una inesperada rivalidad entre Indiana Pacers y Milwaukee Bucks. Los de Tyrese Halliburton se han llevado el cara a cara en cuatro de las cinco ocasiones que se ha dado este curso. Incluida la semifinal del In-Season Tournament. Aunque el punto álgido de esta rivalidad improvisada estuvo precisamente en el partido que se llevaron los Bucks. 

Fue la noche, claro, de los 64 puntos de Giannis Antetokounmpo y su acalorada batalla para conseguir el balón del encuentro. Terminado el encuentro en el que no solo el griego batió el récord de anotación individual de la franquicia, sino que Damian Lillard se proclamaba como el quinto jugador con más triples de la historia, Anteto fue a reclamar el esférico al asistente de seguridad de los Bucks que lo había cogido para darse cuenta que alguien en los Pacers ya lo había ‘hurtado’.

¿La razón? Oscar Tshiebwe. Un rookie recién salido de la universidad de Kentucky que, casualidades de la vida, ese día metió su primer punto en la NBA a razón de un solitario tiro libre a dos minutos y medio del final. Esa velada Oscar cumplía el sueño de su vida y la promesa que le hizo a su hermano cuando aún vivía con él en la República Democrática del Congo.

https://twitter.com/Pacers/status/1723761638807908580

“Eran los primeros puntos de Oscar en la NBA y siempre cogemos el balón cuando eso ocurre”, explicaba después del partido Rick Carlisle. “Nos da igual tomar la pelota oficial del partido, podemos coger otra. Pero las cosas no tienen por qué descontrolarse así”. Más tarde, Giannis decía no saber si el balón que finalmente le dio a Lillard era EL balón. Todo aderezado por el hecho de que Tshiebwe sí había anotado un punto antes en la NBA durante la final del IST. Un limbo estadístico que sirve aquí como vacío legal. 

Oscar Tshiebwe ha anotado 25 puntos más en la mejor liga del mundo en 8 partidos a lo largo de la temporada. Pero ninguno como ese  primero y lleno de polémica inverosímil. ¿Estamos ante la primera canasta más controvertida de la historia? 

Rob Perez, uno de los mejores usuarios de Twitter/X NBA hizo una profunda labor de periodismo de investigación para desgranar tan bizarro episodio:

https://twitter.com/worldwidewob/status/1735302663443779827?s=46

Milwaukee Bucks – Thanasis Antetokounmpo

Thanasis Antetokounmpo ha tenido su career season particular. En la parcela del  humor. Es imposible regalar más contenido cómico por minuto en pista. Y eso que no necesita salir de la banda ni vestirse de corto para ser hilarante. 

BrickMuse, una cuenta de dudosa ética que se hizo un hueco en Twitter/X por colgar errores en tono de burla, encontró una mina de oro en Thanasis. Hasta ahí más o menos todo bien, aunque muchas veces hacía un poco de trampa manipulando los clips para sacarlos de contexto. Desgraciadamente sus chistes no acababan ahí, sino que también bromeaba sobre temas como la posibilidad de que Scottie Barnes tuviese un trastorno del espectro autista. Razón que movilizó a la comunidad de los Raptors para desenmascararle y cerrarle la cuenta. 

Pero volvamos a Thanasis. El griego debe de ser tremendamente autoconsciente de que su situación en la NBA se debe tan solo a ser hermano de quien es, y saca partido de ello. Solo un tipo con los pies en la tierra se ve legitimado a iniciar un podcast y llamarlo Thanalysis a pesar de disputar una media de 4,6 desternillantes minutos en 30 partidos. 

Y, sin duda, mi momento de Thanasis favorito esta temporada. Que Lillard le recorte la foto más icónica del curso de los Bucks porque ni sabe ni quiere saber lo que es el Dame Time.

30 equipos, 30 secundarios 2024 - División Central

Quizás los Bucks, visto lo visto, necesiten más alivios cómicos protagonizados por Thanasis. Las caras en ese banquillo son demasiado largas. 

(Fotografía de portada de Stacy Revere/Getty Images)

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