Aquí empieza Victor Wembanyama

Los San Antonio Spurs decidieron ponerle puertas al mar. Hay proyectos de jugador que requieren paciencia, tino y un cuidado especial pensando en su desarrollo ...

Foto del autor

Por David Sánchez

Publicado el

Los San Antonio Spurs decidieron ponerle puertas al mar. Hay proyectos de jugador que requieren paciencia, tino y un cuidado especial pensando en su desarrollo a largo plazo. Y no es que la franquicia texana tratase a Victor Wembanyama como a un rookie más. No se tiene entre algodones a un novato del montón. Pero sí subestimaron y, eventualmente, ignoraron su capacidad para ser diferencial desde el día uno en la NBA. 

De partida, dos cortapisas. La primera, negarle el ‘cinco’ para acompañarle de un interior que le protegiese, como si Zach Collins pudiese salvaguardar su integridad física o despojarle de labores más exigentes en los aledaños del aro. La segunda, con nombre, apellidos y posición: Jeremy Sochan como base del equipo. 

La tercera, en forma de restricción de minutos llegó a mediados de diciembre, fecha desde la cual Wemby promedia menos de 25 minutos por noche. Pero esta imposición es lo de menos al lado de dos decisiones técnicas a todos ojos insostenibles. Vamos en primer lugar con la más obvia. El pasado 20 de noviembre, cuando pasaba casi un mes del inicio de campaña y los problemas del jugador como playmaker ya eran más que obvios, Andrew Lopez publicó un análisis en ESPN titulado ‘Sochan no es un base, pero los Spurs están haciendo que lo sea‘. 

Aunque Sochan se vista de seda…

En este se detallaba con datos de (in)eficiencia lo que es una obviedad a los ojos. Que el ex de Baylor no es autosuficiente con bote, que poner el balón en sus manos compromete el espaciado del equipo por su ausencia de tiro y que su lectura de situaciones es lenta, conservadora y errática.También se insinuaba que esta era una apuesta a largo plazo en la que la franquicia iba a tener paciencia. Mientras, desde ciertos sectores, se insinuaba que no era más que una treta para perder partidos de forma artificial. 

Según Cleaning The Glass, Sochan ha pasado un 58% de sus minutos esta temporada jugando como base. En los cuales registra datos espantosos en el apartado ofensivo. El equipo es 17 puntos peor por cada cien posesiones con él iniciando el ataque, los 1,02 puntos por posesión que genera el equipo serían, con diferencia, el peor ataque de la NBA y el 16% de pérdidas registradas también. En cuanto a su emparejamiento con Wembanyama, la cosa mejora, pero sigue dejando un net rating de -7,2 y datos referentes al peor ataque de la liga (aunque a una defensa top diez). 

En comparación, las cifras que deja la pareja formada por el francés con Tre Jones tiene un net rating positivo. Han jugado juntos un total de 479 minutos y superan a los rivales por 4,2 puntos por cada cien posesiones. No hay más ciego que el que no quiere ver. 

Una jugada para entenderlo todo

El problema de convivencia con Collins, o cualquier otro interior clásico, se explica muy fácil a través de la jugada más significativa del año de Wembanyama en Metropolitans: 

https://twitter.com/DmitryPlanidin/status/1642585096422060035?s=20

Más allá de lo superdotadas de sus condiciones, la célebre jugada insinúa que el mejor entorno del que se puede rodear a Wembanyama, es aquel que le permita ser exterior e interior al tiempo, en la misma jugada. Porque es ese y no a cualquier otro punto donde obliga a apuntar su molde. El baloncesto actual no está sujeto a posiciones, pero sí hay jugadores que sólo pueden habitar una zona del ataque o la defensa. Y Zach Collins en este punto de su carrera es un interior de corte tradicional que ocupa el espacio de mayor dominio del talento francés. 

La primera vez que Popovich colocó a su pupilo más aventajado como única referencia interior de inicio fue el 8 de diciembre, cuando el equipo acumulaba 15 derrotas consecutivas (llegaron hasta las 18). Pero fue a partir del 26 del mismo mes que el francés se asentó como center a tiempo completo. Desde entonces sus números han pasado de los 18,5 puntos, las 2,8 asistencias, los 10,7 rebotes y 3 tapones; a 24,1 tantos, 3,2 pases de canasta, 8,5 capturas y 3,6 rechazos en cinco minutos de juego menos por noche. 

Si extrapolamos esto a 36 minutos por noche, las cifras se disparan a 34,7; 4,6; 12,2 y 5,18. Números irreales, pero que dan una idea de la máquina de producción que es Wemby como cinco. Él mismo ha recalcado desde su llegada a la NBA que no se siente un pívot, que prefiere ejercer como alero. Sin embargo, la ausencia de talento de los Spurs le permite que una alineación donde él es el único interior pueda servir como folio en blanco. Ya vendrán tiempos de distribuir roles y repartir jerarquías con otros jugadores que le acerquen realmente a sumar victorias. Pero, de momento, partir desde el cinco le da acceso a ocupar cualquier rol en cancha en casi cualquier jugada. 

Todas estas son jugadas en las que queda patente la miríada de ventajas encuentra Wemby de la ausencia de un interior junto a él. Secuencias en las que puede alerizar su juego a gusto porque en la zona no va a haber un cuerpo más. Viéndolas, y como estas se repiten cada noche, resulta absurdo pensar que partir como ‘cinco’ coarta sus libertades. Lo mismo sucede atrás, donde ya es uno de los defensores más diferenciales del planeta ya sea salvaguardando el aro, en una defensa de cambios o en rotaciones que devora en un suspiro con su tamaño y envergadura. Si a principios de curso se veía al chico perdido y acudiendo a todos lados al mismo tiempo, sorprende ahora ver cómo es capaz de gestionar espacios con toda la libertad que le otorga la soledad en la pintura.

De hecho, es en este tramo donde se está viendo al Wembanyama más experimental. A excepción de esos alley oops que baja del cielo cuando gana la posición cerca del aro, el francés carece de jugada de confort. No tiene patrones a los que volver porque descubre sus capacidades jugada a jugada. Y el resultado es la improvisación de un joven genio. Ese arrebato del artista joven cuya opera prima exuda personalidad desde el vamos.

La verdad se ha revelado a los ojos de todo el mundo, incluso a los del propio Victor. “En Detroit jugué como base, ante Hornets más de pívot. Comenzar en el ‘cinco’, con este cuerpo técnico, no significa que me vayan a encajar”, le contaba a Andrew Lopez la semana pasada. 

Todas las trabas mencionadas habían cercenado la ilusión de su llegada a la NBA. Incluso la de los aficionados spurs, incrédulos del poco provecho que le estaban sacando a su estrella. Pero con todo solucionado y la restricción de minutos a punto de llegar a su fin, ahora sí, Wembanyama está listo para dar comienzo a su era.

(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)

TE PUEDE INTERESAR