Carmelo Anthony forzó la salida de Mike D’Antoni

Han pasado casi siete años, pero todavía guardo con mucho cariño el recuerdo que supuso la primera temporada de Amar’e Stoudemire en los New York Knicks. Y digo con cariño porque hasta el 22 de febrero, fecha en la que se cerró el acuerdo por Carmelo Anthony, el ala-pívot, ahora jugador del Hapoel de Jerusalem, dio su mejor versión como Knickerbocker.

Los Knicks de Mike D’Antoni y del Run & Gun arrancaron con fuerza, venciendo en el partido inaugural a Toronto Raptors por 98-93 con 19 puntos y 10 rebotes de STAT. En aquel equipo había una química especial, toda ella implantada bajo el sistema que tanto estamos disfrutando a día de hoy con los Rockets de James Harden, salvando las distancias.

Stoudemire era la estrella, y a su alrededor jugadores de perfil notable como Danilo Gallinari, Wilson Chandler, Raymond Felton, Timofey Mozgov o un revivido Shawne Williams gracias a la mano del italoamericano

Este equipo, al cual daba auténtico placer verle, llegó al parón del All-Star Weekend en posiciones de Playoffs y con una sensación de poder con cualquiera. Sin embargo, de la noche a la mañana se vino abajo por obra y gracia del señor James Dolan. El propietario echó a un lado todo el trabajo que había realizado Donnie Walsh para cerrar la llegada de Carmelo, quien hasta la fecha mantenía un constante tira y afloja con los Nuggets, ya que se negaba a extender su contrato.

Llegaron Carmelo, Chauncey Billups, Renaldo Balkman, Shelden Williams y Anthony Carter, e hicieron las maletas hombres clave como Felton, Gallinari, Chandler y Mozgov. Toda una operación precipitada para aumentar el poder monetario (y no deportivo) de los Knicks, pues la llegada de otra estrella suponía más atención mediática, mayores ventas en merchandising y, por supuesto, subida en precio de entradas y abonos.

Aquella malograda operación trastocó las labores de la dupla Walsh-D’Antoni, obligando a uno y a otro a deshacer lo que habían construido en temporadas anteriores tras el desastre que supuso el paso de Isiah Thomas.

Y llegó Carmelo, la pizarra de D’Antoni se fue al traste, el Run & Gun también, y por supuesto el estatus de primera espada de Stoudemire. El ala-pívot ya no era el macho alfa de la manada, había que darle balones a Carmelo, y por tanto su nivel se vio afectado. Los Knicks finalmente conseguirían la clasificación para los Playoffs, pero serían barridos por los Boston Celtics en primera ronda por un contundente 4-0.

Los que todavía recordamos aquella media temporada nos preguntamos hasta donde habría llegado ese equipo si Dolan no hubiera interferido en su camino. Quizás se hubieran desinflado en el tramo final, quizás habrían opuesto más resistencia en aquellos Playoffs, o quizás a día de hoy estaríamos hablando del MVP que consiguió Amar’e Stoudemire.

La estrella ganó la batalla

¿Y todo este atracón de nostalgia a qué se debe? Se preguntarán muchos… Pues a las recientes palabras de D’Antoni a los micrófonos de ESPN donde, sin pelos en la lengua, ha reconocido que Carmelo le puso contra la espada y la pared en 2012. La todavía estrella de los Knicks echó un órdago a la dirigencia: ‘o él o su entrenador’. Y lógicamente con James Dolan al mando ya sabemos quien tuvo que dar su brazo a torcer, el entrenador. Mike D’Antoni presentaría su dimisión casi al final de la temporada, siendo reemplazado por su entonces asistente Mike Woodson.

«Simplemente entré y me marché», reconoció el técnico sobre la situación. «Le dijo a la franquicia que tenían que elegir entre los dos, así que sencillamente opté por dejarlo», explicó.

«No es un mal chico. Le he dirigido en el cuerpo técnico de la Selección. Pero yo quería jugar de una forma y él de otra. No pude llevarle a mi terreno», añadió el técnico.


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