Es difícil de creer que haya transcurrido menos de un año desde que los Chicago Bulls ocuparon una de las primeras posiciones de la Conferencia Este. Este éxito estuvo sustentado sobre Zach LaVine, DeMar DeRozan y Nikola Vucevic, un tridente al que le acompañó el criterio, la creación de juego y la versatilidad defensiva de Lonzo Ball.
De hecho, el 10 de febrero de 2022, hace exactamente 365 días, los Bulls exhibían un récord de 34 victorias y 21 derrotas que les permitía dormir en una más que cómoda tercera plaza del Este, tan solo por detrás de Miami Heat y Milwaukee Bucks.
El núcleo del equipo se mantiene intacto desde entonces, pero la organización de Chicago encaró el cierre de mercado en una situación muy diferente: un balance de 26-29 que pone de manifiesto las fallas estructurales de un proyecto que muchos afirman que ha tocado su techo a pesar de que insiste en aferrarse con uñas y dientes al torneo play-in para justificar su existencia.