Cómo conjugar a Westbrook y Harden en los Rockets 2019-20

Cuando ha sonado el despertador en el prólogo de este viernes (hora europea), muchos hemos tenido que leer tres veces el tuit de Adrian Wojnarowski para no tropezarnos de camino al baño. Russell Westbrook, a los Houston Rockets a cambio de Chris Paul y varias primeras rondas del Draft futuras. Otro señor epicentro de todos los terremotos posibles en un mercado de la NBA que no deja de sorprender ni en los compases más aparentemente calmados; como con el anuncio de Kawhi, el cambio de Durant o Irving, el de Paul George…

La presente agencia libre, como bien se han encargado de señalar mis compañeros Elio Martínez y Enrique Bajo, está exponiendo un género espectacular. Puede que el más enriquecido en cuanto a movimientos de siempre. La noticia en las últimas agencias libres empezaría a ser más que no pasase nada digno de reventar la escala de Richter, pues en este 2019, y en menos de dos semanas, hemos podido contar un buen puñado de seísmos con los que sujetar los muebles de casa para que no rompan en el suelo.

El último de ellos, el de Russ uniéndose a Houston, nos deja, además del conato de shock, un interrogante mayúsculo dentro de la pista. Cómo narices van a apañarse ahora los Rockets si tanto James Harden como Westbrook son dos de los jugadores que más posesión amasan bajo su tutela.

El ‘usage’

En efecto, se trata de dos auténticos superdotados en el arte de conservar la posesión por encima del resto de participantes.

James Harden, por ejemplo, fue el jugador que mayor porcentaje de uso (posesiones que termina él directamente, acaban en falta, pérdida o tiro libre) presentó la pasada temporada, de toda la NBA. Su registro de 39,6 por ciento es uno de los 10 más altos de toda la historia según Basketball Reference, concretamente el segundo. Harden lleva dos años siendo quien más alto llega en usage en la liga, pero es que el techo histórico está en el 40,2 que registró precisamente Russ en el ejercicio 2016-17, el de su MVP.

Westbrook y Harden han dominado la citada parcela estadística en los últimos ejercicios; y no solo eso, ambos también figuran como dos de los tres jugadores que más minutos acumulan con el balón en sus manos, solo superados la temporada pasada por John Wall (hablamos de promedio, no de total).

Los ahora, de nuevo, compañeros han hecho podio de más minutos con el balón en las últimas tres temporadas y el estilo de juego de ambos no se entiende sin un abuso insultante de posesión. Cómo entonces condimentar a ambos jugadores, que ya formaban una joven asociación letal en los Thunder. Aquello fue hasta 2012, con dos incipientes estrellas abriéndose paso, pero no con dos MVP contantes y sonantes, con cada uno su reino, súbditos y epopeyas a sus espaldas.

La respuesta a cuál es la mejor opción para mezclarles puede ser todavía una incógnita, aunque se pueden ir trazando unas pinceladas.

Penetraciones a canasta

Con Russ, los Rockets estirarán un poco más (aunque con modificaciones) el proyecto que iniciaron con Chris Paul en 2017. La edad de Russ (31 en noviembre) es inferior a la de su antecesor (34) y por ello Houston puede pelear ahora con algo más de sosiego temporal. Harden y Westbrook todavía pueden coincidir varias campañas en su cénit y eso da más tiempo a todo en Houston. Tanto como los cuatro años más de contrato (último player option) que contemplan ambos jugadores.

Además del componente temporal, Mike D’Antoni deberá aprovechar que Westbrook adora las barras libres de penetración. Junto a Harden (otra vez) y DeMar DeRozan Russ fue uno de los jugadores que más penetró a canasta la pasada temporada. Así, con un harén de espacios en ataque a su disposición, el base puede ponerse morado con las penetraciones y viceversa en Houston: retroalimentar los superpoderes de sus compañeros para aumentar también los suyos.

De esa manera, se resentirá el trato de Westbrook con el balón pero se podrán aprovechar fortalezas de todos. También tendrá que seguir aplicando D’Antoni la doctrina de mantener en cancha, siempre, a una de sus estrellas; de ese modo Russ podrá seguir exhibiendo su esencia cuando Harden no esté en cancha y también eso descargará, en algunas fases, de balón y responsabilidad al velludo MVP. Es posible que en mayor medida de lo que ocurría con Chris Paul y todo, pues el físico de Westbrook abarca muchísimo más. La alternancia de posesiones también podrá hacer menos descifrable el juego de los Rockets, un nuevo punto a su favor.

Donde patina Russ

Sin embargo no hay que olvidar que el jefe seguirá siendo Harden. Habrá que trazar algunos ajustes, pero cuando él esté en cancha, habrá que seguir su instinto, bastante más agudo que el de Russ. Todos tendrán que adaptarse, jugadores, entrenador y equipo, porque el planteamiento con Westbrook en lugar de Paul es bien diferente. Con seguridad, los Rockets no podrán seguir jugando como lo venían haciendo en las dos últimas campañas.

Tampoco hay que pasar por alto que la lectura de juego es infinitamente más alta en Chris Paul que en Westbrook, al igual que el tiro de tres, el temple a la hora de ejecutar decisiones… Todo eso es contenido que ajustar.

El traspaso no parece el ideal para combinar a dos súperestrellas pero sí hay nichos que poder explotar para que los Rockets puedan aspirar a lo máximo la próxima temporada. Deben hacerlo por exigencia supina.

Insistencia en CP3

También vale la pena mencionar que, al menos a quien escribe, sorprende un poco la insistencia de los Rockets por desprenderse de Chris Paul. Se entiende el lastre de su contrato pero en los dos últimos años, solo los Warriors fueron capaces de tumbar al equipo texano, y eso quizá invitaba a pensar que, sin ya el súper combinado en la Bahía, en Houston podía llegar la mejor ocasión la temporada que viene.

No lo estimó así Daryl Morey y dos MVP convivirán en Texas tras un golpe de efecto histórico (otro más en semana y media). Como en un Gran Hermano, la coexistencia y entendimiento entre Harden y Westbrook dependerá de muchos elementos, gran parte de su relación diaria. Tienen mucho trabajo por delante porque, sobre el papel, el juego de ambos podría parecer casi hasta incompatible.

(Fotografía de portada: J Pat Carter/Getty Images)


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