Intrascendente en la D-League
Claro, quien pensara que Singh podría tener un sitio a corto o medio plazo en el roster de los Mavericks podía ser tildado de loco. Lo más cerca que ha llegado de momento el center han sido las Ligas de Verano. Con los Mavericks ha disputado tres entre 2015 y 2016, sin impacto.
Desde la franquicia y desde el equipo afiliado en la D-League, los Texas Legends, se afanan en emitir mensajes positivos. Se busca transmitir la idea de que no hay prisa excesiva con el jugador, que tiene mucho margen de mejora y que hay que pulir demasiadas cosas. Por eso está en la D-League desde el curso 2015/16.
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“El año pasado fue el primero con los Legends, así que ahora mismo estoy trabajando en mi acondicionamiento, haciendo trabajo de pies y entrenamientos para ganar velocidad. Además, estoy perdiendo peso y enfocando toda mi labor a estar seguro de que estoy listo para jugar. Mis entrenadores me dicen que siga trabajando, que no pare. Y eso es lo que hago, trabajar y trabajar”.
En la 2015/16, con los Legends, Singh jugó 19 partidos, 2 de titular. Solamente en uno de ellos superó los 20 minutos (23). Ese día también fue el mejor hasta ahora en su carrera profesional, con 6 puntos y 6 rebotes, sus topes estadísticos en la competición.
Que un jugador de su altura únicamente haya colocado 2 tapones en 22 partidos, si sumamos los 3 que ha jugado en esta 2016/17, habla muy a las claras de dónde se encuentra ahora mismo Singh. Su lentitud, su falta de fortaleza física y sus problemas para imponer sus 218 centímetros siguen siendo un lastre para un jugador que, eso sí, dispone de un buen tiro de media distancia, desarrollado su periodo en la IMG Academy.
Pero algo que no encajaba tuvieron que ver los rectores de los Legends para cortar en seco su ya de por sí escasa presencia en pista. En esta 2016/17 sólo esos 3 citados choques, con 2 puntos y 1 asistencia como mejor velada.
“Hace un año que Satnam no nos manda ni un centavo”, declaraba su padre en noviembre de 2016. La escala salarial de la D-League apenas deja unos cuantos de miles de dólares al año en los mejores casos. Singh no se acerca a esa realidad, por lo que sobrevive en Estados Unidos mientras busca crecer como deportista y quizá, aunque sea por una mera labor comercial, debutar en la NBA. Se convertiría en el primer jugador indio en hacerlo.
La NBA, que abrirá academias en ese país en 2017, tiene el mercado de India como uno de sus grandes focos de negocio. Puede ser esa la puerta de Singh, promocionar su nación a través de un contrato de 10 días en un plantel sin aspiraciones. Deportivamente, no está para más, de momento. Bhullar pudo llenar la nevera todos los meses, en la D-League, en la NBA (ganó 30.000 euros en 10 días) o ahora en Taiwán.
“Estoy aquí, en Frisco, con los Legends, por mi padre, por mi madre, por mi cultura. Se lo debo a ellos. Nunca olvides el lugar del que vienes ni los que te ayudaron”.
Una cosa nadie le quita a Singh y es el hecho de ser un pionero. Y los pioneros siempre tienen su sitio en la Historia. Pase lo que pase.