Devonte Graham y los nuevos Hornets

Un sector nada insignificante de analistas y aficionados se mostró muy crítico y escéptico cuando los Hornets incorporaron a Terry Rozier este verano con el propósito de reemplazar a un Kemba Walker que hizo las maletas rumbo a Boston buscando brotes más verdes.

El ex de los Cardinals llegaba a Charlotte con la cuestionable aura de ineficiente e inconsistente anotador que no parecía dar crédito a los 58 millones de dólares firmados. Su 38% de acierto de tiros de campo a lo largo de sus cuatro temporadas con los Celtics ratificaba esta premisa y profundizaba aún más en el ya de por sí difícil reto de hacer olvidar a Kemba. Entonces, apareció Devonte Graham. O, mejor dicho, él ya estaba allí.

En su segunda temporada en la NBA, el producto de la Universidad de Kansas está liderando a los Hornets en anotación (18,0), asistencias (7,5) y Win Shares (1,1). El base, de 24 años, presenta un acierto en el triple del 40,4% con un promedio de 8,2 lanzamientos por encuentro y tan solo James Harden (86) y Buddy Hield (66) han anotado más tiros de tres puntos que él (63). Recientemente se convirtió, además, en el cuarto jugador en la historia de la NBA en registrar 50 triples y 100 asistencias en sus primeros 15 partidos en la liga.

Titular merecido

Rápidamente, el entrenador James Borrego lo trasladó al quinteto inicial para encargarle la orquestación y dirección de la ofensiva junto a Terry Rozier. El plan inicial no consistía en combinarlos en pista con tanta frecuencia, pero el meteórico desarrollo de Graham y la sed de puntos existente dejó al cuerpo técnico sin otra opción más que adaptarse a las eventualidades y fomentar la cohesión de ambos perfiles.

«Siento que esta oportunidad es lo más importante ahora mismo», declaró Graham en una entrevista para SLAM Magazine. “Solo trato de aprovecharla al máximo. Trabajé muy duro este verano. No sabía qué esperar este año tras la salida de Kemba [Walker] y Tony [Parker]. Sabía que mi papel aumentaría, pero no tanto. Mis compañeros de equipo, como siempre digo, hacen un buen trabajo simplemente diciéndome: ‘Sigue lanzando a canasta. Sigue siendo agresivo'».

El ascenso de Devonte ha permitido, a su vez, el florecimiento de Rozier, quien por primera vez en su carrera está superando el 40% de acierto en tiros de campo. Curiosamente, la interacción entre ambos ha otorgado un mayor rendimiento al equipo pero, sin embargo, no se ha traducido en una simbiosis positiva en el ámbito individual. Rozier está anotando el 35,7% de los tiros asistidos por Graham, una cifra que cae aún más, hasta el 31,7%, cuando es éste último el que recibe el pase. La verdadera virtud del tándem reside en las capacidades y amenazas individuales de cada uno dentro de un contexto global de ventajas e impacto en el juego.

La amenaza exterior de Graham está permitiendo que Rozier ataque con mayor frecuencia y tenacidad la pintura. Paralelamente, la absorción de las defensas en estos casos permite al primero una mayor cantidad de tiros liberados desde el perímetro, en un ejercicio de retroalimentación mutua generada por las particularidades de cada uno. Además, Graham bebió durante cuatro temporadas de un sistema ofensivo de los Jayhawks orientado a explotar al máximo el pick&roll, de lo cual se han visto enormemente favorecidos sus compañeros en la NBA. Así, tenemos que Bismack Biyombo y P.J. Washington anotan el 62,1% y 53,3%, respectivamente, de los tiros asistidos por Graham, mientras que Cody Zeller incrementa su efectividad en el tiro de tres hasta el 45,5%.

Nadie en Charlotte se va a jactar de una eficiencia ofensiva que cae hasta la 23ª posición. Del mismo modo, tampoco podemos dejar de evidenciar el soplo de aire fresco que ha supuesto la evolución de Graham tras la partida de Walker, que toma como referencia la explosiva habilidad anotadora de Lou Williams. «Es realmente único», comenta Graham. “Sale del banquillo después de haber estado sentado durante muchos minutos y hace el primer tiro como si llevara mucho rato en el partido. Tiene un gran talento. Tienes que ser capaz de lograr una confianza muy grande en ti mismo para ello». Los Hornets anotan 15 puntos más por cada cien posesiones cuando está en pista y la habilidad motora y creativa del mismo se extrapola al núcleo joven del equipo, quien ha podido asumir un papel más importante bajo su tutela. Miles Bridges ha mejorado su tiro exterior y ha comenzado a asumir también un papel creador. Malik Monk se ha mostrado mucho más agresivo atacando el aro aprovechando los mismos espacios de los que se ha nutrido Rozier y P.J. Washington ha transformado su experiencia universitaria como punto de apoyo en Kentucky hacia el de un gran jugador de rol en su primer año en la NBA.

La labor del técnico

James Borrego, el hombre encargado de orquestar un sistema que maximice y desarrolle el talento incipiente del roster, ha favorecido una nueva filosofía que hace especial énfasis en el ritmo y en los espacios, así como la pasión por la construcción de una identidad y una cultura que bebe directamente de su experiencia en San Antonio, donde completó un total de diez temporadas como asistente de Popovich divididas en dos etapas. El oriundo de Albuquerque fomenta la libertad de acción y decisión de sus jugadores, permitiendo que cometan errores y asentando las bases de un esquema que es inconfundible. Bajo las órdenes de Borrego, los Hornets son uno de los diez equipos que mayor tasa de triples presentan —el pasado curso ocuparon la 24ª posición—, además de atacar el aro con soltura y protagonizar un ritmo de juego mucho más frenético y elevado.

La interacción de guards como el propio Graham y Monk, con aleros más pesados y físicos como Bridges y Washington establecen una combinación interesante con varios retos a resolver. La rapidez y el rango de lanzamiento de dichos jugadores pueden castigar los cambios defensivos, principalmente ante hombres altos, mientras que Bridges y Washington suponen una cada vez mayor amenaza exterior e incluso un plus en la zona fruto de su envergadura y físico. Una amplia rotación de futuro completada por Cody Martin y Dwayne Bacon en la que, no obstante, se echa en falta la presencia de un pívot defensivo que pueda convertirse en un socio para Graham y un perfil complementario que pueda generar juego desde la pintura.

En un concepto global, valorar el rendimiento del equipo ciñéndonos en valores BPM no serviría para reflejar la realidad y puede llevarnos a confusión. En sus siete victorias, los Hornets han superado a su rival por tan solo 21 puntos, es decir una ventaja media de tres puntos, mientras que la sumatoria de sus derrotas asciende hasta los 163 tantos. En estos triunfos, Graham ha promediado 19,6 puntos y 7,5 asistencias con un TS% del 62,6%, unas cifras que disminuyen notablemente en todos los ámbitos en el caso de las derrotas cosechadas. Los Hornets sienten el aguijón en sus propias carnes cuando el base no logra producir a su ritmo habitual.

A sus 24 años, Graham presenta la virtud –también el defecto, como quedó demostrado en la poca confianza de los ejecutivos en su presentación al draft 2018, en el que fue elegido en 34ª posición– de haber recalado en la NBA con una mayor madurez, aunque, como se le presupone, con un techo mucho menor que sus compañeros de camada. Su rendimiento, no obstante, está resultando ser una de las grandes sorpresas individuales de la temporada y en Charlotte agradecen abiertamente la presencia de un jugador de su perfil que ayude a completar una transición mucho menos dolorosa y prolongada en el tiempo.

(Fotografía de portada de Sean M. Haffey/Getty Images)


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