La estabilidad laboral de Nick Nurse ha sido una de las más sólidas entre todos los entrenadores de la NBA a lo largo del último lustro. Y no es para menos.
Después de conquistar dos títulos de la Liga de Desarrollo con dos equipos distintos —Iowa Energy y Rio Grande Valley Vipers—, ser elegido Entrenador del Año y sumar una experiencia de cinco temporadas como asistente a las órdenes de Dwane Casey, Nurse recibió su primera oportunidad como head coach en la NBA en Toronto, coincidiendo con la temporada 2018-19.
Su impacto fue inmediato e impulsado por las notables incorporaciones realizadas por Masai Ujiri a lo largo de la temporada. El ejecutivo tiró la casa por la ventana con dos operaciones de riesgo que terminaron por devolver el premio gordo: el primer anillo en la historia de los Raptors, capitaneado por Kawhi Leonard, Kyle Lowry, Marc Gasol, Pascal Siakam y el propio Nurse, quien se coronó campeón en su debut.
Sin embargo, la trayectoria del equipo desde entonces ha estado plagada de altibajos dentro de una inercia descendente. Los Raptors alcanzarían las Semifinales de Conferencia —con el premio al Entrenador del Año como recompensa individual— un año después, pero, desde entonces, no han sido capaces de superar la primera ronda. Y el noveno puesto que ocupan actualmente en la Conferencia Este no asegura, siquiera, una plaza en playoffs.