El ataque lastra a los Lakers en el arranque de temporada

Al final, todo es cuestión de números. Brandon Ingram se perderá 4 partidos por suspensión, por 3 de Rajon Rondo y 2 de Chris Paul. Económicamente, siendo el salario retenido proporcional al contrato de cada jugador, es el base de los Rockets el que pierda más dinero: 491.782 dólares. Para Rondo la suspensión le costará 186.207 dólares, y a Ingram 158.816 dólares.

La pelea pasó y los suspendidos ya saben qué noches se quedarán en casa o en el hotel. Para los Lakers, lo que queda ahora es un balance de 0-2 en su clasificación. Una sensación conocida (así empezaron en cinco de las últimas ocho temporadas) pero no por ello menos decepcionante. Y perder para los próximos partidos a dos titulares como Rajon Rondo y Brandon Ingram no va a hacer más fácil volver a ser un equipo ganador.

La paradoja de los marcadores abultados

Existen varias causas para sus derrotas ante Portland y Houston, equipos que por otro lado deberían estar en la parte noble del Oeste a lo largo de la temporada. La plantilla de Luke Walton, llena de caras nuevas y con novatos y veteranos mezclados en sus rotaciones, aún necesita conocerse más. Y esa química aún por desarrollar es especialmente evidente en el ataque estático.

Aunque los marcadores digan lo contrario, el problema fundamental de los Lakers no está en la defensa. El equipo angelino ha recibido la friolera de 126 puntos por partido, pero la explicación fundamental es el vertiginoso ritmo de sus duelos ante Houston y Portland. Los Lakers son con diferencia el equipo que más rápido ha jugado esta temporada, promediando 112 posesiones por 48 minutos. Solo Sacramento (110,7) pasa de los 110 entre el resto de la liga, mientras San Antonio es el más pausado con solo 96 posesiones.

Sin embargo, pese a que los rivales de los Lakers han tenido más posesiones que nadie para anotar, hay otros tres equipos (Cleveland, Dallas y Sacramento) que han recibido más puntos de media. De hecho, los Lakers son solo el 11º peor equipo en puntos recibidos por posesión (113,0 de eficiencia defensiva). Como referencia, los propios Spurs solo han recibido 114,5 puntos de promedio, pero su eficiencia defensiva es bastante peor que la de los Lakers (119,9 puntos por 100 posesiones). Simplemente, al jugar menos posesiones, es más difícil para el rival de San Antonio anotar más en un partido de 48 minutos pese a enfrentarse a una peor defensa.

Con este baremo, el problema fundamental de los Lakers está en el ataque. Anotar 117 puntos por partido a su ritmo actual solo les sirve para ser el cuarto equipo con peor eficiencia ofensiva (104 puntos por 100 posesiones). Y eso siendo a la vez el tercer equipo que menos balones pierde por posesión (solo 11,6 de cada 100).

Una plantilla con agujeros

El primer problema se ve a simple vista durante los partidos: el triple. En una liga donde casi todos los equipos han apostado con descaro por ampliar su alcance de tiro, los Lakers han construido una plantilla sin grandes tiradores, donde solo el novato Sviatoslav Mykhailiuk (aún sin debutar) puede considerarse como un lanzador nato. Aparte del ucraniano, el resto de jugadores carece de la consistencia para ser un peligro permanente desde la línea de 3.

Los Lakers son ahora el segundo peor equipo de la NBA en porcentaje de triples, únicamente por detrás de Oklahoma City, con un 24,2% de acierto. Solo Rajon Rondo (2/4), Lonzo Ball (5/12) y Josh Hart (4/10) superan el 25%. Y un cuarteto tan importante en cancha como el formado por LeBron James, Brandon Ingram, Kyle Kuzma y Lance Stephenson se combina para un terrible 3/32.

Ahí no hay fácil remedio, salvo quizás introducir a Mykhailiuk en la rotación. Y el sistema de Luke Walton, con pocos recursos todavía en estático, no permite encontrar de forma habitual tiradores en buena posición. Si bien los Lakers lo han compensado gracias a su trabajo en la pintura (70 puntos anotados en ambos partidos), al final la sangría de puntos perdidos desde lejos ha pesado demasiado.

El otro problema viene de las segundas oportunidades, algo necesario en este contexto de malos lanzamientos. Los Lakers son también el tercer peor equipo en el rebote ofensivo, recuperando solo el 19,3% de los rechaces en el aro contrario. Y de nuevo, el diseño de la plantilla no ayuda. JaVale McGee es un competente reboteador, pero no hay ningún otro cinco más o menos puro que tenga minutos, con Moritz Wagner lesionado e Ivica Zubac fuera de la rotación. Incluso en una liga que apuesta por interiores versátiles y con recursos fuera de la pintura, dominar el rebote es fundamental.

Regular LeBron

Es ahí donde los Lakers están perdiendo. No ayuda perder los papeles como en el partido de Houston, o ver a LeBron James aún lejos del dominio de sus mejores noches. Aun así, los números del tres veces MVP no son malos para lo que es habitual en él. En sus dos primeros partidos promedia 25,0 puntos, 8,5 rebotes, 5,5 asistencias y un 47,4% en tiros de campo. El promedio de carrera en sus dos noches inaugurales de temporada: 25,0 puntos, 7,5 rebotes, 6,7 asistencias y un 48,9% de acierto. Números prácticamente calcados.

El paisaje después de la batalla, siendo una muestra todavía muy pequeña, enseña a unos Lakers aún lejos de ser una potencia en el Oeste y con claras deficiencias bien explicadas por el propio diseño de la plantilla. Existe margen de mejora, pero no necesariamente mayor que el del resto de equipos de la liga. Queda para el optimismo saber que los rivales encontrados hasta ahora eran especialmente fuertes y que nunca fueron insultantemente superiores a los angelinos. Tener a LeBron James siempre será un comodín para ganar partidos durante todo el año, pero de momento todo es cuestión de números. Y duelen.


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