El mejor y peor contrato de cada equipo en la Conferencia Este

Como hicimos ayer con la Conferencia Oeste, toca echar un ojo al mejor y al peor contrato de cada equipo del Este. ¿Habrán hecho mejor ...

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Por Aitor Darias

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Como hicimos ayer con la Conferencia Oeste, toca echar un ojo al mejor y al peor contrato de cada equipo del Este. ¿Habrán hecho mejor o peor las cosas en el otro lado del país? Vamos a ello.

Antes, sin embargo, cabe recordar las mismas consideraciones que se tuvieron en cuenta en el otro artículo: no se incluyen contratos de rookie, que vienen fijados por la rookie scale, ni debe entenderse que la mención de un contrato supone definirlo como maravilloso o desastroso, pues su inclusión en la lista depende también del resto de contratos del equipo en el que se encuentra dicho jugador. Aclarado esto, comenzamos.

Atlanta Hawks

Mejor: Lou Williams. Aun en horas bajas (o eso parece tras una última temporada más irregular que de costumbre), Lou sigue siendo un lujo para cualquier banquillo y un hombre capaz de aparecer cuando más se le necesita. Puede no ser la estrella que era hace unas temporadas, pero desde luego es alguien con capacidad de sobra para dejar cortos los 5 millones que recibirá.

Peor: Danilo Gallinari. Aunque su clase y eficiencia en la anotación hacen de él un hombre verdaderamente útil, no parecen hacerle merecedor de los más de 20 millones que cobrará tanto esta temporada como la siguiente.

Boston Celtics

Mejor: Dennis Schröder. La de su agencia libre es una historia curiosa. De querer firmar un contrato multianual de más de 100 millones, a terminar conformándose con los 5,9 que le ofrecían este año en Boston. Posiblemente no mereciese lo primero, pero desde luego tampoco lo segundo. Los Celtics supieron pescar en río revuelto para hacerse con un magnífico anotador que realmente mejora su segunda unidad.

Peor: Al Horford. No ha vuelto a ser el mismo desde que salió de Massachusetts, lo que hace mucho más difícil justificar su salario de 27 millones de dólares. Tal vez el regreso a la franquicia de Boston le ayude a reencontrarse a sí mismo, pero actualmente la sensación es que dicho contrato le viene grande.

Brooklyn Nets

Mejor: Blake Griffin. Una de las gratas sorpresas de la última temporada. El cambio de aires le sentó de maravilla, y en los pasados playoffs demostró que aún le queda mucho baloncesto de calidad por ofrecer. Haberse asegurado su continuidad por 2,6 millones es todo un lujo para la franquicia neoyorquina.

Peor: Joe Harris. Es complicado elegir este puesto en una plantilla como la de los Nets. Por arriba, tres superestrellas con contratos estratosféricos que les convierten en favoritos; por abajo, un roster completado prácticamente a base de contratos mínimos; y en medio, Joe Harris y sus 17 millones casi como única elección posible, especialmente tras sus deficientes playoffs. Tiene potencial para hacer de este un buen contrato, pero hasta ahora no ha sido el caso.

Charlotte Hornets

Mejor: Terry Rozier. Con la de dudas que dejaba su contrato cuando se firmó, el base viene de una temporada en la que ha demostrado que aquel 56×3 se le quedaba corto. Su rendimiento le ha llevado incluso a una extensión que entrará en vigor el curso que viene, pero, a la espera de ver si también justifica dicha firma, parece que este año puede ser un pequeño lujo para los de Carolina del Norte.

Peor: Gordon Hayward. De verdad que no quería ponerle aquí. Fui de los que se llevó las manos a la cabeza cuando firmó su contrato, pero he tenido que recoger cable al ver como su presencia aportaba un equilibro que ayudó a estos Hornets a ser un equipo más serio, con ideas claras, y, por fin, ilusionante. Y si hay que gastar dinero en eso, bien gastado está. Pero claro, no deja de ser un jugador que ya no es la estrella que fue y, sobre todo, con tendencia a las lesiones, lo que hace más difícilmente digerible su salario de casi 30 millones.

Chicago Bulls

Mejor: Zach LaVine. Lleva años capitaneando a los Bulls a cambio de 19,5 millones, y este año presumiblemente volverá a hacerlo gracias a su facilidad anotadora. Cuesta no imaginarle firmando un contrato bastante mayor la temporada que viene.

Peor: DeMar DeRozan. Chicago ha hecho últimamente varias apuestas que, sin poder definirse como malas, sí cuentan con el riesgo suficiente para tener cabida en este puesto. Una de ellas podría ser la de Vucevic, pero el contrato del ex de los Spurs es quizás el que más llama la atención. No hablamos precisamente de alguien con un valor al alza, por lo que su 81×3 puede resultar excesivo, aunque es un jugador con talento que puede justificar sobre la pista su firma en los despachos.

Cleveland Cavaliers

Mejor: Jarrett Allen. El hecho de compartir puesto con Evan Mobley, número 3 del draft, hace que su renovación no haya agradado a muchos, pero lo cierto es que no van sobrados de talento en Cleveland como para dejar escapar a hombres como él. Osman o Markkanen podrían ocupar esta posición si terminan de explotar, pero el tiempo corre en su contra y de momento no tienen un rendimiento suficiente.

Peor: Kevin Love. Poco que decir. Un jugador no solo muy alejado de su mejor nivel, sino al que difícilmente podrán traspasar en busca de piezas de mayor interés. Una de las apuestas que peor ha salido últimamente.

Detroit Pistons

Mejor: Hamidou Diallo. Llegó a Detroit en un movimiento que pasó muy desapercibido y en Michigan se aseguraron su continuidad por apenas 5,2 millones al año, una cifra reducida para un jugador cuya contribución siempre es interesante. Un gran adición a una plantilla con mucho potencial.

Peor: Kelly Olynyk. La verdad es que no es un mal contrato, no al menos en el actual contexto de unos Pistons plagados de jóvenes y en plena reconstrucción. Pagarle 13 millones anuales a Olynyk sería más cuestionable en otras franquicias, pero lo cierto es que en Michigan es un contrato que no molesta. Pero si hay que decantarse por uno, sería por este, sobre todo por sus tres temporadas de duración.

Indiana Pacers

Mejor: Domantas Sabonis. Su contrato se antojaba como un grandísimo acierto cuando lo firmó en 2019, y con dos presencias en el All-Star Game desde entonces, el lituano se ha ganado a pulso ser considerado un auténtico chollo para los suyos.

Peor: Myles Turner. Basta con echar un vistazo a la plantilla de Indiana para darse cuenta de lo increíblemente bien que ha negociado la franquicia los salarios de sus jugadores. Ninguno da la sensación de cobrar por encima de su valor real, por lo que resulta muy complicado y en cierto modo cruel tener que decantarse por uno. De este modo, Myles es el elegido debido a que no es el jugador que mejor encaja con Sabonis en el quinteto, lo que ha hecho que la apuesta por él no haya resultado del todo ganadora.

Miami Heat

Mejor: Victor Oladipo. Ahora mismo es muy difícil estimar qué Oladipo nos vamos a encontrar cuando arranque la temporada, pero el hecho de contar con un jugador como él por 2,4 millones de dólares es todo un lujo. Incluso sin estar al 100%, su talento y habilidad le permiten rendir muy por encima de un contrato así.

Peor: Kyle Lowry. De nuevo, es la extensión del contrato lo que puede generar más dudas. El base es un jugador de élite a nivel de organización de juego y sacrificio, pero los 29 millones de dólares que cobrará al llegar a los 37 años pueden estar menos justificados. Está claro que los Heat se la han jugado pensando en el ahora.

Milwaukee Bucks

Mejor: Giannis Antetokounmpo. En la pasada offseason, cuando dudaba si firmar la extensión que entra ahora en vigor, tuvo que elegir entre hacer que los Bucks siguieran siendo contenders durante varios años o enviarlos a la irrelevancia y forzarles a empezar una nueva reconstrucción. Eligió lo primero. Quizás el mayor éxito de las oficinas de la franquicia.

Peor: Brook Lopez. Los Bucks son otro equipo muy complicado en este sentido, ya que solo presentan tres opciones: Middleton, Holiday o Lopez. El resto de jugadores tienen contratos muy bajos como para ser incluidos en esta categoría o se llaman Giannis Antetokounmpo. Y de entre esos tres, pese a ser un jugador que cumple perfectamente su rol y que incluso ha tenido noches para brillar en los últimos playoffs, el pívot parece el menos indispensable. En fin, cualquier elección iba a ser injusta.

New York Knicks

Mejor: Julius Randle. El hecho de que ya haya firmado una extensión de cuatro temporadas por 29 millones anuales de media deja claro que los 19,8 que recibirá este curso son un ganga para los neoyorquinos. Es incluso debatible que la extensión esté por debajo de lo que merece, pues su nivel de la 20-21 es propio de toda una estrella de la liga.

Peor: Evan Fournier. Viniendo de donde venimos, es casi sorprendente que resulte tan difícil encontrar un mal contrato en los Knicks. El de Fournier desde luego no lo es, pero sí es quizás el que más coquetea con dicho calificativo. Tiene cuatro temporadas para justificar los 73 millones que ha firmado.

Orlando Magic

Mejor: Terrence Ross. El escolta lleva muchas temporadas siendo un anotador más que consistente para la segunda unidad de Orlando, y lo hace a un precio de tan solo 12,5 millones. Mientras los problemas físicos sigan impidiendo a Fultz explotar del todo, este puesto es suyo.

Peor: Gary Harris. Los de Florida heredaron este contrato de los Nuggets para poder ejecutar su reconstrucción y lo cierto es que no les molesta demasiado. Tienen espacio de sobra y el escolta es expiring, por lo que, aun tratándose de un jugador al que los problemas físicos han dejado en menos de lo que prometía, no supone un problema para el equipo.

Philadelphia 76ers

Mejor: Seth Curry. Un verdadero lujo para los de Pensilvania, hasta el punto de que en bastantes partidos de playoffs rindió mucho mejor que hombres con un rol teórico mucho más importante. Es un base muy fiable que puede convertirse en un anotador compulsivo cuando tiene el día, algo que, por 8 millones de dólares, no es fácil de encontrar.

Peor: Tobias Harris. Las sensaciones con respecto a su contrato son mejores tras su buena temporada, pero sigue siendo un jugador al que parece venirle grande la cifra que firmó en 2019. Siendo un buen alero, los 36 millones que recibirá este curso son muchos millones.

Toronto Raptors

Mejor: Fred VanVleet. Ejemplo de jugador que ha tenido que ganarse todo empezando desde muy abajo. El 85×4 que firmó el año pasado es todo un hito para alguien de su trayectoria, pues se trata del contrato más alto jamás firmado por un jugador no elegido en el draft, pero los 19 millones de salario para esta temporada no terminan de reflejar su vital importancia en el equipo. Chris Boucher, con sus 7 millones anuales, merece también una mención, aunque no se lleva el puesto debido a la duración de dicho contrato.

Peor: Pascal Siakam. Vaya por delante que, cuando los Raptors le renovaron por 136 millones en cuatro años, hicieron lo que tenían que hacer. Pero, por las razones que sea, la cosa aún no ha funcionado y las dudas sobre si Siakam es el perfil de jugador ideal para liderar un equipo ya han surgido. No se trata de ser alarmistas, pues el camerunés aún tiene tiempo y talento para revertir esta situación, pero en una franquicia que ha trabajado bien en sus oficinas, este es el contrato que se antoja más arriesgado ahora mismo.

Washington Wizards

Mejor: Spencer Dinwiddie. Si bien viene de una lesión delicada en el ligamento cruzado anterior, su talento para anotar y su determinación en el clutch hacen que valga la pena el riesgo. Es un jugador que lleva siendo una ganga desde su llegada a la liga y que desde luego tiene mimbres para volver a serlo en Washington.

Peor: Davis Bertans. El suyo fue un contrato extraño desde el primer día, pues es poco común que a jugadores de rol como él se le firmen cinco años. El letón es un jugador capaz de anotar un triple tras otro si tiene el día, pero lo cierto es que sus 16 millones anuales parecen excesivos para un hombre con ese único recurso, especialmente tras un año en el que no ha estado ni mucho menos tan fino como en los anteriores.

(Fotografía de portada: Patrick Smith/Getty Images)

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