El oasis de Ben McLemore en los Rockets

Las lesiones en Houston han propiciado que el escolta complete sus dos mejores partidos en mucho tiempo; su juego no está tan muerto como parecía

Otrora considerado uno de los talentos más afilados de la generación del 2013 —junto a otra promesa universitaria caída en desgracia como Nerlens Noel—, Ben McLemore no ha hecho más que dar tumbos desde que su segundo y tercer año en la NBA clarificasen que el proyecto de gran jugador que tanta tinta había derramado para ser número 7 del draft no iba a ser para tanto.

En su temporada sophomore, McLemore alcanzó su techo anotador hasta la fecha en la NBA. 12,1 tantos en, también, su cima de minutos en una temporada (32,6). No con suma facilidad pero sí manejó partidos de 20 o más puntos en aquella campaña. Fue de las últimas veces que exteriorizó su mejor catálogo de una manera más o menos asidua, pues después de entonces sus promedios anuales entraron en cuarto decreciente hasta el casi ostracismo posterior:

  • Temporada 2013-14: 8,8 puntos (26,7 minutos)
  • Temporada 2014-15: 12,1 (32,6 minutos)
  • Temporada 2015-16: 7,8 (21,2 minutos)
  • Temporada 2016-17: 8,1 (19,3 minutos)
  • Temporada 2017-18: 7,5 (19,5 minutos)
  • Temporada 2018-19: 3,9 (8,3 minutos)
  • Temporada 2019-20: 7,7 (19,0 minutos)

Su caudal anotador fue cayendo hasta los residuales 3,9 tantos en 8,3 minutos de la pasada temporada, de vuelta en Sacramento. La figura de McLemore se convirtió en una prematura momia de lo que apuntaba ser antes de su investidura en el profesionalismo. Poco se esperaba ya de él en la NBA este pasado verano después de su temporada con menor saldo (de puntos, minutos y todas las estadísticas posibles) hasta que llegó al oasis de los Houston Rockets.

En Texas echaron el flotador a McLemore en el mes de julio, cuando era agente libre, y, luego, el delicado contexto de salud en el equipo y la acertada respuesta del jugador están rescatando, en parte, su reputación profesional.

20 y 21 puntos

Más aún, su oasis llega sobre todo a raíz de sus últimos dos partidos. Los Rockets tienen media unidad exterior empadronada en la enfermería (Eric Gordon, Gerald Green, Danuel House…) y gracias a dicha pandemia la participación de McLemore ha crecido en las últimas fechas.

32 y 37 minutos en los citados últimos dos encuentros, muy por encima de los 19,0 de la temporada. Y en su anotación, el escolta también ha respondido: 20 y 21 tantos en cada uno de los duelos, registrando sus dos mejores noches de la temporada. 11 intentos de triple en ambos choques (4 aciertos) y 13 y 16 lanzamientos de campo; volúmenes de confianza invisibles para él en los últimos años y que denotan esperanza de que sus habilidades no sean ya un cadáver.

Sí, cierto es que cuando la rotación de Houston retorne a una salud lozana la participación de McLemore volverá a reducirse, pero sus últimas actuaciones diagnostican que, a sus 26 años, no está tan muerto como parecía. Solo estaba de parranda, a la espera de un sistema, como el de los Rockets, que le cosiera un chaleco salvavidas a su medida exacta. Este es el oasis de Ben McLemore, que lucha en Houston por agarrarse a la supervivencia profesional.

(Fotografía de portada: Darryl Oumi/Getty Images)


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