De John Hollinger, dice su perfil de Linkedin que es antiguo vicepresidente de operaciones de Memphis Grizzlies, ex redactor para The Wall Street Journal, Sports Illustrated y ESPN, y actual columnista senior en The Athletic, el periódico de tirada online más exclusivo sobre NBA. Pero Hollinger no es especialmente famoso por nada de esto. No. Lo que le catapultó realmente a la fama ocurrió mucho antes y lo estuvo cocinando durante tres años intensos, mientras escribía en Portland para el medio con más alcurnia de la Costa Oeste, The Oregonian. Fue ahí donde desarrolló una fórmula que ni otras más nuevas y sofisticadas han logrado evitar que todo aficionado, premium o casual, se lance de lleno a consultarla cada vez que quiere saber, de forma rápida y directa, cómo de importante o cómo de clave está siendo un jugador en concreto para su equipo. Hablamos, por supuesto, del PER (Player Efficiency Rating).
Todo esto os lo cuento más que nada para sepáis en función de qué he escogido la primera foto de portada de esta, que será, una entrega mensual. La primera foto era importante, sobre todo porque de haber elegido una de LaMelo no habría tardado en leer la palabra hype por algún lado, a pesar de que el menor de los Ball esté cerrándole la boca incluso a los cocodrilos en pleno ayuno poiquilotermo, como fenomenal Sixth Man de los Charlotte Hornets.
A lo que iba, el rookie o novato con mayor PER en este primer mes de liga es uno cuyo nombre se empieza a leer con cierta frecuencia y curiosidad en el foro de nbamaniacs. Es Mason Jones… un jugador que echa por tierra el titular nada más empezar. ¿Que por qué? Pues porque por no ser, no es ni lottery pick, ni primera ni tampoco segunda ronda del Draft 2020.