El sueño roto de Brandon Knight

Un líder sin equipo y dos equipos sin líder.

Jason Kidd salió este verano de los Brooklyn Nets con la intención de encabezar un proyecto a largo plazo en un equipo que la temporada anterior solo había sumado 15 victorias: los Milwaukee Bucks.

El cambio tras su llegada a Wisconsin fue radical. Ni la lesión de su rookie estrella, y teórico pilar del futuro de la franquicia, consiguió frenar el hambre de un conjunto joven que para muchos ha sido, o había sido hasta el pasado 19 de febrero, la gran sorpresa de la campaña.

El líder

Un equipo sumido en un claro proceso de reconstrucción necesita siempre un jefe en el vestuario, una figura que plasme sobre la cancha los deseos de su entrenador, un jugador al que no le tiemble la mano en los momentos decisivos. Un conjunto que quiere salir del pozo y ganar partidos en la mejor liga de baloncesto del mundo necesita un líder.

Kidd no tardó en encontrarlo. Estaba escondido, ninguneado por los grandes focos y viendo los partidos pasar desde su papel de anotador sin explotar. Brandon Knight encontró en su nuevo técnico la confianza y los consejos de un gran espejo en el que mirarse, y el ex de los Nets encontró en la figura del delgado point-guard al líder que la franquicia de Milwaukee llevaba tiempo esperando.

Knight apenas aumentó su anotación respecto a la temporada anterior (de 17,2 a 17,8 por partido), ni tampoco elevó drásticamente su número de asistencias (de 5,3 a 5,4), pero sí consiguió cambiar el apartado estadístico más importante de la NBA, y de cualquier liga de cualquier deporte: el número de victorias de su equipo.

Los Bucks, mermados por las lesiones, ganaron 30 de los 53 partidos que su base estrella disputó antes de ser traspasado: el doble de triunfos que había conseguido la franquicia en toda la campaña anterior.

El final de un sueño

Entonces, después de que el ex de Kentucky se quedara a las puertas del que hubiera sido su primer All-Star, llegó el inesperado final de una corta (gran) historia. El 19 de febrero, día en que se cerraba el mercado NBA, los Bucks recibieron una oferta ‘imposible de rechazar’ que acabó con Knight rumbo a Phoenix. Un traspaso que cogió por sorpresa a todo el mundo y que convirtió el sueño que estaba viviendo el base en pesadilla.

Milwaukee recibió a Michael-Carter Williams, vigente rookie del año que ocuparía el puesto de Brandon, y éste se traía bajo el brazo a Tyler Ennis, un novato por probar pero que podría (en teoría) cumplir la faceta de reserva en el puesto de ‘1’, y a Miles Plumlee, que tras cuajar una gran temporada con los Suns el año pasado, se había quedado sin minutos por la irrupción de Alex Len. Un tres por uno (no hay que contar a Kendall Marshall) que, al incluir a Carter-Williams con su teórica proyección, debió parecer casi una obligación aceptar.

La confirmación en el desierto

Knight cogió un avión y se plantó en Arizona, donde unos Suns que se acababan de deshacer de Goran Dragic y de Isaiah Thomas le esperaban con los brazos abiertos. Pero en el desierto no aciertan mucho últimamente.

Él ya no era el líder, y su afán por demostrar su valía le costó varias actuaciones más que discretas en sus primeros partidos. Tenía que asimilar que había dejado a su equipo (porque era suyo) con la clasificación para los Playoffs bien encarrilada para caer en un lugar en el que tenía que ganarse el respeto de unos compañeros que, salvo sorpresa, no le llevarían en volandas hacia las eliminatorias por el título.

Sus guarismos se vieron afectados por la ansiedad de aquel novato que entró en la liga en 2011 (las ganas de demostrar). Sus casi 18 puntos se convirtieron en poco más de 14, sus 5 asistencias se quedaron en 4, sus 4 rebotes se redujeron a la mitad y sus porcentajes de tiro pasaron de los mejores de su carrera a los peores en apenas unos días (de 43% a 37% en tiros de campo y de 40% a 34% en lanzamientos de tres puntos).

Y aún no hemos hablado de los balances de los equipos implicados: tras el mencionado intercambio, los Bucks han perdido 7 de los últimos 10 partidos y se pueden complicar su presencia en la post temporada; y los Suns, lejos de mejorar, continúan en tierra de nadie tras ganar solo 4 de los 11 encuentros que han disputado desde que el traspaso se hiciera oficial.

Milwaukee perdió a su líder, Phoenix sigue sin encontrar al suyo, y entre las dos franquicias han roto el sueño de un Brandon Knight que tendrá que volver a ganarse un puesto en la élite de la NBA.

Sigue intentándolo, Brandon.


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