¿Qué está fallando con Álex Abrines en los Thunder? (y qué no)

No está siendo la mejor temporada para los jugadores españoles en la NBA: los Hernangómez están denostados, Calderón ha sido desplazado de la rotación, Mirotic está viviendo una temporada agitada pese a sus buenos números, Marc Gasol soporta el peso de una franquicia en línea descendente, Ricky Rubio se encuentra enclaustrado en estilo de juego que no le favorece, etc. Hoy hablamos en estas líneas de uno de los nueve representantes de España en la gran liga: Álex Abrines.

Abrines disputa su segunda temporada en la NBA. Lo hace con Oklahoma City Thunder, uno de los equipos con mejores expectativas de la Conferencia Oeste.

Capacidades

Desde que estaba en España, debutando muy joven con Unicaja, Abrines ya sostuvo un peso importante sobre sus hombros. El Barcelona apostó tan fuerte por él que le forzó a hacer ídem con su salida del club malagueño, el que le había llevado alto. En el Barça tenían un plan aún más ambicioso para él: que Juan Carlos Navarro fuera su mentor.

Las comparativas son odiosas, y con Navarro más por lo peculiar que es su estilo de juego. Abrines fue mejorando, pero lejos del punto en el que algunos le habían situado. Es por ello que algunos dudaron, como con tantos otros jugadores, de si podría hacerlo bien en las Américas.

Sin embargo, Abrines sí tiene más herramientas para poder triunfar que otros talentos del baloncesto europeo. Dejando de lado que es buen lanzador tanto en estático como en carrera desde más allá de la línea de tres puntos, tiene un manejo de balón que se puede adaptar bien al juego de la NBA: primer paso fuerte, buen salto, un cambio de manos rápido… Siempre ha tenido más materia prima que otros, y eso le ha ayudado a llegar y le puede ayudar también a seguir creciendo.

Del año pasado a éste

El de Palma tuvo un año de rookie bastante aceptable. Accedió al Desafío de Novatos del All-Star para cubrir una baja, como Willy Hernangómez, y jugó los Playoffs 2017. Promedió 6 puntos con 38% en triples en 15,5 minutos tras 68 partidos, sin sumar lo de la postemporada.

El pasado año supuso una buena adaptación a la NBA. Estaba en los Thunder de Russell Westbrook, ganador del MVP de la Temporada. La histórica temporada del base dio opciones de brillar a otros compañeros que no lo hubieran podido hacer si Durant hubiera seguido, y Abrines se benefició de ello en buena lid.

Pudo aprender a jugar con los espacios, que en Estados Unidos son muchos más que en Europa. Ese juego sin balón le ha sacado de más de un apuro, haciendo de él un especialista desde la larga distancia al que sus compañeros pueden buscar tras cortes o bloqueos. Fue suplente de Oladipo, que no era aún el que estamos viendo este año, y tenía una minutada bien asignada y más o menos fija.

Pero nada en la vida es para siempre. Los Thunder han dejado de ser ese equipo con pinzas. Sam Presti, el mánager general, lo ha apostado ya todo a esta temporada y eso, para alguien que es casi un neófito y que no ha roto con todo como Abrines, puede entrañar cambios no tan positivos.

El ‘big-three’

La llegada de Paul George y Carmelo Anthony supuso un terremoto que afectó y sigue afectando a los cimientos de Oklahoma. Son las dos piezas con las que aspiran a luchar por todo, aunque por ahora la falta de adaptación y conexión entre ellos dos y Westbrook haya sido lo más noticiable.

El nuevo planteamiento deja a Abrines con menos seguridad. Los porcentajes y el resto de apartados estadísticos son casi calcados a los de la pasada temporada menos en puntos (menos de 5) y minutos (menos de 15).

Con ellos dos al lado Abrines no ha quedado, como podría parecer a simple vista, tan desmejorado. Un George que amasa balón en tiros y penetraciones no le resta y Anthony, si juega más al poste que como tirador perimetral, tampoco.

Álex es ya más especialista aún que en la pasada temporada y tiene menos capacidad de creación. Lo vemos con tres datos que arroja la estadística avanzada:

  • Ha incrementado más de un 5%, hasta llegar al 75%, su volumen de tiros en el formato de ‘catch & shoot’.
  • Otro 5% más, hasta el 80%, crecen el número total de jugadas en las que no dribla ninguna vez.
  • También hay un crecimiento de jugadas en las que Abrines lanza cuando queda poco de posesión (entre 0 y 4 segundos). Un Westbrook que juega mucho más al estático por la compañía que ahora tiene hace que los ataques del equipo se puedan estirar y trabajar más, siendo Abrines uno de los posibles finalizadores.

Por una parte esto es positivo, le delata como un jugador con rol bien definido. Pero hay que recordar que Abrines tiene 24 años con sólo unoy medio de experiencia en la NBA y necesita beber de todas las fuentes que pueda para progresar, porque ya hemos explicado que tiene más mimbres que otros.

Lesión de Roberson

No hay que confundir el infortuno con no poder aprovecharlo. Aunque se trate de un deporte colectivo, el futuro profesional de un jugador de baloncesto está también en saber aprovechar las oportunidades. Y la lesión de Andre Roberson, desgraciada por lo grave que es para el implicado y por lo que supone para el equipo, es una de ella.

Roberson estaba siendo el sostén de ese trío de jugadores, el hombre que no se llevaba titulares pero que hacía que todo saliera más rodado gracias a su trabajo oscuro. Un jugador con una mala mecánica de tiro, pero con tesón para ponerse por encima de su falta de fiabilidad en ataque. Y una máquina en defensa.

Precisamente la defensa es una parte importante también en Abrines. Es lo que le ha recalcado su entrenador Billy Donovan desde el primer momento. «Creo que es muy importante que Álex siga creciendo y mejorando a nivel defensivo», decía al inicio de esta temporada. Era un toque de atención, porque sólo defendiendo bien puede haber un hueco para él en el esquema que Donovan está proponiendo. Abrines, por complexión física, puede ganar músculo con facilidad si lo trabaja, lo que también podría hacer que el entrenador se fije más en esa faceta.

Desgraciadamente la baja de Roberson abre un abanico de posibilidades para que se pueda cubrir esta misma. Eso y la recuperación de algunas pequeñas lesiones, como una tendinitis, ha hecho que los números del balear hayan mejorado un poco en los últimos partidos, en los que Roberson ya no está. Puede sonar egoísta, pero es que a veces hay que serlo: Abrines tiene que aprovecharlo.

Y no es fácil porque este año le ha salido una competencia feroz. Terrance Ferguson es novato, pero su buena mano desde fuera y su explosividad de cara al aro le hacen ser un jugador excitante para el aficionado, de puro highlight, que ya destaca con su sola presencia. Y Josh Huestis, alero, no ha reducido en casi nada su participación y ha quedado en una posición estable como suplente en esa posición.

¿Qué viene ahora?

Abrines es el tipo de jugador que va bien para casi cualquier equipo. Y la lesión de Roberson puede llevar a Presti a dar un último golpe antes del cierre de mercado para intentar mejorar a estos Thunder, lo que podría involucrar al jugador español.

En caso de que se quedara ahora, el próximo verano es otra incógnita. Paul George será agente libre y no está nada clara su continuidad, con los Lakers en el horizonte. Esa decisión marcará el futuro de OKC y puede que también el de Álex Abrines, un jugador que puede y debe hacer más de lo que le están dejando hacer.


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