‘Estrellas’ firmadas en la sombra de la agencia libre

Más allá del ruido creado alrededor de los cambios de equipo de enormes jugadores como Kyrie Irving, Paul George o Kawhi Leonard, hay otros que desde un segundo plano pueden dar una grata sorpresa a quienes han apostado por ellos; no solo por el nivel que ya han demostrado en la NBA, sino porque han llegado a sus nuevos destinos con contratos que en ocasiones están por debajo del valor que se les presupone. Sí, hoy hablamos de esas ‘estrellas’ que desde la sombra pueden saltar al primer plano rompiendo el guión establecido.

Julius Randle y Elfrid Payton

Desde el 1 de julio, fecha en la que se fue conociendo el destino elegido por los grandes jugadores de la Liga, los comentarios fueron en dos direcciones. Por un lado expresaban el asombro por los movimientos de equipos como Brooklyn Nets –que sumaban a Kyrie Irving y Kevin Durant–, mientras por otro sonreían con cierta sorna a su vecino, los Knicks, que iban firmando piezas sin que ninguna causara el impacto esperado; sobre todo porque tenían espacio para ofrecer hasta dos contratos por el máximo salarial.

No se trata de engañar a nadie. Decir que New York no podía hacerlo mejor sería una falacia. Sin embargo, igualmente erróneo es sentenciar que su agencia libre ha sido un desastre.

21,4 puntos, 8,7 rebotes y 3,1 asistencias en 30,6 minutos por noche con un 52,4% en tiros de campo y un 34,4% en triples. Es Julius Randle. Es un número 7 del Draft que en su primer año lejos de Los Ángeles ha pasado de ser una promesa a una realidad. Por él no ha habido pelea, pero seguramente la merecía. Porque no estamos ante una estrella asentada, pero sí ante un chico de tan solo 24 años que si mantiene la línea marcada en Luisiana puede hacer vibrar al Madison. ¿Tiene qué mejorar aspectos de su juego? Por supuesto, pero el punto de partida es inmejorable.

Cinco triples-dobles consecutivos. Y no, Russell Westbrook no lo firma. El sello a tal ‘aberración’ baloncestística lo puso un joven de Luisiana que llegó a la NBA el mismo año que Randle (coincidieron en Pelicans el año pasado), y que por un tiempo copó más letras por su pelo que por su juego. La cuestión es que debajo de tal vistoso peinado había un talento latente, uno que en 2019 llega a La Gran Manzana por 16 millones y dos años (solo el primero garantizado). Porque Elfrid Payton puede no ser un base al uso del siglo XXI, pero puede hacer casi cualquier cosa sobre la pista. La inversión de los Knicks es nimia respecto a lo que pueden conseguir a cambio.

DeMarcus Cousins

LeBron James y Anthony Davis. Esa es la fórmula en la que los Lakers basan su éxito para la próxima campaña. No vamos a llevarles la contraria. Son dos enormes jugadores que unidos con un objetivo común dan miedo. La cuestión es que tras ellos hay un All-Star de 28 años que provocó alguna risa durante su última aparición en los playoffs, pero del que nadie debería dudar si se pone a tono físicamente. Porque DeMarcus Cousins se rompió el tendón de Aquiles y todos sabemos lo que ello supone –y más para un jugador de su envergadura–, pero pensar que firmarlo por un año y 3,5 millones de dólares no es casi un regalo divino es convivir con la mentira.

No vamos a hablar de sus años en Sacramento, ni siquiera de lo bien que rindió junto a Davis en los Pelicans. Solo mencionaremos los 30 partidos de temporada regular que disputó con Golden State Warriors tras tan dura lesión. Porque no es sencillo. En un equipo que ya contaba con Stephen Curry, Klay Thompson y Kevin Durant para brillar, el perro grande no solo no desentonó, sino que demostró que su talento seguía muy vivo más allá de los problemas físicos. Fueron 16,3 puntos, 8,2 rebotes, 3,6 asistencias, 1,5 tapones y 1,3 robos. Sí, hizo de todo y lo hizo bien jugando tan solo 25,7 minutos por noche. Mucho se habla de que llega la era de los ‘Big Two’, pero como a Cousins le de por acercarse a su mejor versión, más de uno va a tener que resetear su pronóstico.

Derrick Rose

El MVP más joven de la historia. Quizás sea una carta de presentación demasiado añeja, pero es verdad. Aunque desde que las lesiones frustraron su carrera en Chicago Rose ha estado más cerca de la retirada que de volver a ser quien era, su último año en Minnesota Timberwolves —el partido de los 50 puntos es inolvidable— hace que la apuesta de Detroit Pistons suene realmente bien. Al igual que en la fría Minneapolis no será ni de lejos el jugador franquicia, pero sí el jefe de la segunda unidad, esa que liderará y alternará con minutos junto a los titulares.

En Detroit, donde Eminem pintó el rap de blanco desde el 313, Rose tiene ante sí el reto de sellar su reconversión en un sexto hombre de lujo, uno que debe demostrar que el curso 2018-19 no fue un espejismo, uno que está preparado para el reto y llevar una sonrisa a un estado tan baloncestista como Michigan. Dos años y 15 millones de dólares le han firmado. Si el físico no se interpone, puede ser casi un robo de la agencia libre.

Isaiah Thomas

Aquí es difícil no emocionarse. Una de las caídas más grandes que se recuerdan en la NBA. Un chico al que desde el instituto le dijeron que se dedicase a otra cosa, que no valía para jugar al baloncesto profesionalmente. Un chico que ha derramado lágrimas por un familiar poco antes de ponerse los botines para defender el orgullo verde de los Celtics. Un chico que tan pronto estaba en la pelea por ser MVP y listo para firmar por el máximo salarial, como viendo que su carrera se derrumbaba ante sus ojos.

Ahora llega a Washington Wizards por el mínimo salarial. Con 30 años y dos temporadas en las que solo ha podido jugar 44 partidos se puede entender. No es un jugador corriente. No tiene un físico destacable y su defensa siempre ha estado más que en duda. Pero justo por eso, porque se sale de la norma, nadie debe descartar que regrese cuando parece que su momento ha pasado. Pidió públicamente una oportunidad y en la capital la tiene.

Jabari Parker

Un jugador llamado a marcar una época. Uno de esos cuya fama desde el instituto –para algunos hype– precede a la que debería ser una carrera meteórica en la NBA. Pero nada está escrito. Número 2 del Draft de 2014 (el 1 fue Andrew Wiggins), Jabari Parker pronto chocó con la peor de las pesadillas de los deportistas, las lesiones. En su primer año en la NBA, cuando parecía que todo bajo el plan previsto, una rotura del ligamento cruzado suponía el primer revés para su carrera. Lo superó. Ya en 2015 regresaba a las canchas para ir recuperando el ritmo hasta el punto de que en la temporada 2016-17 algunos incluso lo incluían en la discusión para ser All-Star. Justo promediaba 20,1 puntos, 6,2 rebotes, 2,8 asistencias y 1 robo con un 36,5% en triples cuando su rodilla izquierda volvió a hacer ‘crack’ para apartarlo hasta 12 meses de las pistas…

Como todos sabemos ha continuado jugando, pero no ha vuelto a alcanzar el nivel de aquel curso pese a que su talento sigue intacto. El año pasado lo disputó a medias entre Chicago y Washington, pero se quedó como un referente de la segunda unidad, mismo papel que tuvo en los Bucks tras su segunda lesión. Visto así se podría pensar que está acabado, pero resulta que solo tiene 24 años… Quizás por ello los Hawks han puesto sus ojos sobre él.

En Atlanta, donde Trae Young es el referente sobre el que construir, sigue inmersos en un proceso en el que acumular talento joven a la vez que se va abriendo espacio salarial es el camino a seguir. Y en ese esquema, uno en el que nadie aprieta por conseguir resultados inmediatos, la apuesta por Jabari (13 millones de dólares en dos años) puede resultar altamente beneficiosa. Si le dan minutos y él recupera la confianza en sí mismo puede ser una de las gratas sorpresas del curso 2019-20.

Kelly Oubre Jr.

Pero qué bien lo ha hecho Phoenix Suns. Aunque por el momento no ha copado demasiados highlights –y no hablamos solo de mejores jugadas de un día– este chico de la Universidad de Kansas siempre ha demostrado durante su etapa en Washington Wizards que tenía algo especial, tanto por juego como por carácter. Potente, fuerte en defensa, con tiro exterior… Solo el tener por delante a Otto Porter Jr. (tampoco está ya en los capitolinos) frenó la que para muchos hubiese sido una enorme progresión junto a John Wall y Bradley Beal.

Por suerte para él —y para nosotros—, en Arizona ha echado a volar. La muestra han sido únicamente 40 partidos, pero incluso han sobrado para entender que podemos estar ante un jugador que puede ser catalogado de estrella en un corto periodo de tiempo. En 29,5 minutos por noche promedió con los Suns 16,9 puntos, 4,9 rebotes, 1,6 asistencias, 1,4 robos y 1 tapón. Sí, hace de todo y todo bien. 2 años y 30 millones de dólares puede ser un contrato ajustado a su nivel actual, pero si llega a donde apunta puede convertirse en una gran jugada por parte de la gerencia de Phoenix; una que junto a Devin Booker y DeAndre Ayton devuelva los éxitos al equipo.

Sobran los motivos para desear que vuelva cuanto antes la NBA.

(Fotografía de Maddie Meyer/Getty Images)


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