Cada verano discutimos y tratamos de anticipar el que será el equipo revelación, el jugador más mejorado y aquel que viene de una gran campaña y aspira a su primer All-Star, pero… ¿y al jugador que no esperas en absoluto? Esa categoría, el WDYCF (Where the hell Did You Come From?) es un premio oficioso y aún no reconocido por la NBA, pero que Adam Silver debería plantearse muy seriamente en incluir.
Porque Gary Payton II ni estaba ni, desde luego, se le esperaba. Y eso que su mayor virtud, su campo de influencia y su lado más sicalíptico en una cancha de baloncesto ha estado bien claro siempre y desde el primer día. La defensa. Pero no cualquier defensa, sino esa que la multitud corea en mayúsculas desde la grada y él parece dotado para absorber la fuerza de todas las voces y abrasar con ella al rival objeto de su marcaje. El Androide #19 del parquet.
Durante sus cuatro años de facultad (pues se graduó como senior tras pasar por dos universidades diferentes, sacando adelante sus estudios de Ciencias de la Comunicación y HDFS sobre desarrollo humano y familiar), fue creciendo y creciendo en esta faceta, hasta ser incluido durante dos años consecutivos como miembro del All-Pac-12 y –mucho más importante en un espécimen de nicho como él– el Pac-12 Defensive Player of the Year.
Y claro. Luego, por si esto no fuese suficiente, está el componente genético y la narrativa social para seguir alimentando el monstruo. De ‘The Glove’ a ‘The Mitten’. Del guante a la manopla. Dos décadas NCAA los contemplan.