Grano y paja en ‘Starting 5’

Como la mayoría de documentales deportivos que se producen hoy en día, ‘Starting 5’ (‘El 5 Inicial’ en castellano) es un producto audiovisual inocuo. Que ...

Foto del autor

Por David Sánchez

Publicado el

Como la mayoría de documentales deportivos que se producen hoy en día, ‘Starting 5’ (‘El 5 Inicial’ en castellano) es un producto audiovisual inocuo. Que sucede ante la mirada del espectador sin dejar apenas poso porque nada de lo que hay aquí abre horizontes con respecto a la imagen que el seguidor de la NBA ya tiene de estas estrellas en la era de las redes sociales y la ultra exposición mediática. 

Si, como todo apunta, su objetivo es hacer las veces de aperitivo que abra el estómago para la nueva temporada que está a punto de aterrizar, cuesta pensar que alguien salga de esta experiencia con más ganas de ver baloncesto que con las que entró. Por supuesto, en esa amalgama de momentos demasiado parecidos entre sí que componen la docuserie, es posible rescatar detalles y omisiones que hablan más alto de estos personajes que el obvio guion (obra propia o de los escritores de Netflix y la productora) que siguen LeBron James, Anthony Edwards, Jimmy Butler, Domantas Sabonis y Jayson Tatum durante los diez episodios que dura. 

Antes de iniciar a escarbar en la vasta superficie de ‘Starting 5’ para encontrar la aguja en el pajar, cabe recalcar que Uninterrupted, la productora de LeBron James, es una de las responsables detrás del documental junto a Higher Ground (Barack y Michelle Obama) y Omaha (Peyton Manning). Sin embargo, el jugador que más focos se lleva aquí es Anthony Edwards, sobre quien también se hace el estudio de personaje más profundo de los cinco. Cuesta de hecho discernir hasta qué punto es una intención firme mostrarle como poco más que un niño pequeño en la primera parte de la serie. 

Anthony Edwards el travieso

En la primera escena en la que Shannon, su pareja de hecho, habla de su inminente paternidad, el plano muestra a Edwards absorto jugando a la XBOX. Un par de secuencias después, durante su lesión de finales de 2023, se le escucha hablar de la importancia de una buena alimentación (uno de los puntos que más se le criticó en sus primeros años en la liga), para acabar dicha frase e inmediatamente llevarse una porción de pizza a la boca. Ni siquiera se hace él mismo las maletas, y no porque tenga empleados que se las hagan, sino porque “nunca lo he hecho, no voy a empezar ahora”. 

Este punto de vista, que arroja la imagen de un bebé millonario, probablemente se presente para contraponerlo con los episodios posteriores al nacimiento de su hija (durante el cual se pone a ver el partido de los Timberwolves que ha tenido que abandonar para salir corriendo al hospital). Un arco de personaje ideal dentro del marco que presenta la serie, pero que resulta cuanto menos hilarante cuando se conoce la realidad de Edwards. La de un chico que presiona a su amante para abortar o al que se vincula con tres hijos de tres madres diferentes. 

Sobra tomar el caso de Edwards para explicar el espíritu de la docuserie y lo mucho que oculta para no arrojar la más mínima mácula en sus protagonistas. Siendo el objetivo principal reforzar los personajes que cada uno de ellos ya ha forjado durante su carrera. 

¿A quién habla ‘Starting 5’?

Si mirando el global del resultado queda más o menos claro que el producto va dirigido al fan casual de la NBA, me sorprende que la ejecución quiera apelar tan poco al público más infantil. Durante el metraje he sentido nostalgia de un tiempo no vivido en el que conocer a los ídolos de la niñez a través de cintas o reportajes que introdujesen a los más jóvenes aficionados dentro de las casas y vidas de sus héroes. 

El ideal de esta serie sería replicar aquello por lo que hubiese suspirado toda una generación que creció con Magic, Bird, Jordan o Kobe antes de llegar la era de las redes sociales y la información. Por eso contraria tanto que el lenguaje y el tono utilizado apele tan poco al fan más joven, a ese que todavía goce de huecos en su mente donde quepan la idealización de estos jugadores. Incluso hablando sin tapujos de la no existencia de Papá Noel cuando llega Navidad en lo que supone dejar fuera a la porción de público más especial de la NBA. Puestos a ser blandos, como acaba siendo el conjunto, resulta curioso dejar a los niños fuera de la fiesta. 

Sabonis, una estrella de carne y hueso

Esta misma semana Kike García ha escrito sobre el documental en su cuenta de Substack, NBA con Contexto. Y su texto va dirigido a la sobreactuación que permea prácticamente en cada momento del documental. Desde discursos a cámara aparentemente grabados en una toma a juzgar por la repetición de vestimentas de los protagonistas o secundarios como Ramona Shelburne o Rich Paul; a escenas intrapartido en las que se preguntan entre ellos si van microfonados.

Curiosamente, en toda esta montaña de apariencias que guardar, es Domantas Sabonis al que menos le cuesta parecer un ser humano de carne y hueso. Hay algo en la sonrisa del lituano, en su forma de pasar tiempo con su familia, que hace evidente que la cámara está grabando a una persona y no a un actor de telefilm de Antena 3 los domingos a la sobremesa. 

Igual de llamativo resulta que, siendo el ego menos hinchado de los cinco, sea él en el que más se nota el increíble individualismo que envuelve a la serie y cómo esta reduce a De’Aaron Fox a tres efímeras ocasiones en las que Sabonis le grita “¡Foxy!” después de que el base haga una buena jugada. El equipo no existe, solo el culto al yo con excepciones puntuales cuando Wolves y Celtics encaran las últimas fases de playoffs. Un enfoque que despoja de contexto todo lo que sucede. 

Jimmy y Jayson as Butler y Tatum

No hace falta decir que los momentos de mayor valor informativo, que al fin y al cabo debería de ser uno de los objetivos principales de un documental, están en todo lo que rodea a la enfermedad y fallecimiento del padre de Jimmy Butler y al relato del infarto de Bronny por parte de LeBron y su esposa Savannah. Instantes tan potentes que en realidad se sienten en disonancia con la monotonía y poco colmillo del resto del conjunto. 

Butler, por cierto, sorprende diciendo en un momento dado que los Heat son un equipo mediocre, tan conocido como es por su bravuconería por mal que le vengan dadas. Y ahí acaban los volantazos de su personalidad, que se revuelve entre la nadería de su cacareada extravagancia. 

Tatum es quizás el protagonista más recto de todos cuantos aquí toman parte. No se sale del guión ni un ápice, y probablemente eso le convierta en el caso más logrado de la serie. La temporada pasada el alero de los Celtics básicamente se dedicó a hacer su trabajo hasta que estuvo finiquitado con el decimoctavo faldón colgado del techo del TD Garden. Sigue sorprendiendo que no se haga mención alguna al MVP de Finales de Conferencia y Finales de Jaylen Brown, aunque sí al famoso discurso de Jason Kidd tratando de abrir brecha entre ellos. Tampoco al traspaso por Jrue Holiday o Kristaps Porzingis. Eso sí, Joe Mazzulla se merienda cada pequeña intervención  que se le otorga. 

Contrarían además sus constantes referencias a Kobe como modelo, hay que suponer, de conducta. Aunque con el discurrir de los episodios sea fácil redoblar una certeza que ya se tenía, y es que la herencia de Bryant en Tatum es mayormente estética. Que no hay resquicio en el alero de los Celtics, ni tiene por qué haberlo, de la obsesiva pulsión que movía a la leyenda laker. Lo cual llega a provocar cierto rechazo cuando Jayson se planta en Los Angeles con un brazalete morado y el 24 bordado o cuando funden el fotograma de ambos abrazando el trofeo de campeón haciendo obvia la separación entre lo icónico y lo presuntuoso. 

El Rey de la docuserie

Y después de estos tres párrafos de relleno en un artículo que señala este mismo relleno como pecado en un producto audiovisual, la figura de LeBron James. No es ningún secreto que ‘The Last Dance, documental realizado para gloria y vítor de Michael Jordan, retomó su producción en 2016 después de que su majestad viese a James protagonizar una de las mayores hazañas deportivas de la historia. Aquella remontada a los Golden State Warriors en las finales hizo que algo se revolviese en el interior de Jordan, que casi dos décadas después de su segundo retiro aún sentía un impulso visceral por ser el mejor. Su forma de demostrarlo sin poder bajar a la cancha fue un producto maniqueista y mentiroso que cincelaba en mármol su legado como el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos. 

LeBron ha tenido mano en el rodaje y producción de ‘Starting 5’. No obstante, resulta complicado verlo como una respuesta a TLD. O al menos no una frontal. Las partes en las que James habla o deja que hablen de él son una obra evidente del Bron post-Miami. Ese que acostumbra a decir cosas sin terminar de decirlas y a dejar mensajes subliminales (y no tan subliminales) en cada aparición o post en redes sociales. Para su fortuna, sus logros son tales que sólo tiene que dejar que sean los hechos quienes hablen por él. Así, partes del documental como las dedicadas al récord de 40.000 puntos o aquellas que ensalzan su preparación física hablan por sí solas.

El de los Lakers solo tiene que poner en fila todas sus conquistas para dejar el poso de su grandeza en el espectador y es consciente de ello. Por ello, cuando sabe su legado a salvo, se intenta separar de Jordan como figura. “Mi legado como jugador… Si quieren hablar pueden decir lo que quieran. Habrá conversaciones en todos los ámbitos, deportivos y no. Cada uno dirá quién fue el mejor y quién no lo fue. Yo no estoy para debatir ni pensar en eso. Mi legado son mi familia, mis hijos, mi hogar”, pronuncia mirando a cámara en el episodio que cubre la marcha de los Lakers de los pasados playoffs. 

No podría haber un final más ‘LeBron James’ que este. Por supuesto que LeBron puede pensar así sobre su familia y todo lo hecho fuera de las canchas, pero resulta absurdo oirle insinuar desinterés por el legado deportivo, por vivir en la eternidad como el mejor de todos los tiempos. Solo a él se le ocurre disfrazarlo de manera tan evidente.

(Fotografía de portada de Netflix)

TE PUEDE INTERESAR