Año tras año la ilusión nubla la experiencia y las expectativas se disparan con los 60 nombres que Adam Silver pronuncia detrás del atril dispuesto en el Barclays Center de Brooklyn. El draft y su aspiracional embriaguez llevan a pensar por un instante que todos y cada uno de los jóvenes que suben al estrado para estrechar la mano del comisionado no solo se establecerán en la NBA, sino que lo harán con el exacto estatus que delimita la posición con la que han sido elegidos. Sentimiento efímero que la realidad de la temporada va diluyendo entre decepciones y agradables sorpresas a partes iguales. Esta recopilación está aquí para poner la atención sobre estas últimas, haciendo especial hincapié en esos jugadores sobre los que quizá sea más complicado poner el ojo. Claro que nadie esperaba que Benedict Mathurin, número siete del pasado draft, estuviese a estas alturas liderando la carrera oficial por el Rookie del Año, pero su impacto es difícil de obviar y fácil de admirar. Los aquí presentes ocupan otra escala. La de grandes complementos de plantilla que, atendiendo a su posición en la pasada ‘noche de reyes’ de la NBA, no tendrían por qué serl
Hay vida más allá de Paolo Banchero y Bennedict Mathurin
