Datos referentes al 3 de noviembre de 2025.
En todos estos años de revolución ofensiva, siempre hablamos en términos de eficiencia. De calidad y no de cantidad. Del mejor ataque en puntos por posesión. Porque hacerlo en cifras brutas resultaba inabarcable. La década de los 60, la posterior a la entrada del reloj de posesión en la NBA, y algunos picos durante los 70 y los 80, albergan temporadas y equipos con anotaciones promedio hasta ahora aparentemente inalcanzables. Sin embargo, esta aún recién nacida 2025-26 se está colando en comparaciones imposibles.
Ahora mismo, y esto puede cambiar en cuestión de horas, estamos viviendo la tercera temporada de mayor promedio anotador de la historia, empatada con la 1966-67 a 234,8 puntos por noche (117,4 por equipo). Particularmente, los Houston Rockets (127,8) son el equipo que más anota por velada en la historia de la NBA, superando a los revolucionarios Denver Nuggets de 1982 (126,5). Hasta ahora un tótem a salvo del paso del tiempo y la evolución del baloncesto.
Si nos llevamos las manos a la cabeza con la velocidad del juego actual, el caos al que los Nuggets de Doug Moe en el banquillo, Dan Issell y Alex English abocaban cada partido nos llevaría directos al manicomio. Aquel año, el equipo de Colorado jugó a 109 posesiones por noche. Cuatro posesiones más que el equipo más rápido de lo que va de temporada (Miami Heat). Y para cualquiera que haya visto jugar este año a los de Erik Spoelstra, sabrá que sus partidos son extenuantes para ellos mismos, el rival e incluso el espectador, que mira de un lado a otro de la pantalla como si de un juez de silla se tratase.
Esta nueva explosión ofensiva se debe a varios puntos. El primero es la velocidad a la que se está jugando, la más alta desde 1987. La temporada pasada fue una marcada por las defensas, que consiguieron decelerar el aumento de la eficiencia ofensiva. Con unos Oklahoma City Thunder a la cabeza de lo que quien habla vaticinó como principio de tendencia. Nada más lejos de la realidad. Pues los equipos que más poso han dejado de cara a esta temporada son los Indiana Pacers y los Memphis Grizzlies de primera mitad de curso.

Sin tregua
Los equipos han comenzado la temporada empeñados en evitar los ataques a media pista. Pues por muy caótico que sea el contraataque, la norma es que atacar a campo abierto sea más eficiente que hacerlo en el cinco contra cinco. El objetivo es echar a correr a la mínima oportunidad, mandar sistemas ligeros que generen la ventaja a no mucho tardar y ejecutar desde ahí. Los mejores logran aislar al manejador para convertir cada ataque en un 1v1 en carrera.
El pick-and-roll, hasta hace poco piedra angular de los esquemas ofensivos, es mirado con recelo por no pocos ante la idea de simplemente echar el balón al suelo, dividir a la defensa y no temer el fallo.
Si Memphis el año pasado marcó el mínimo de jugadas ejecutadas desde el bloqueo directo desde que se tienen datos con 12 por noche, esta campaña los Heat ejecutan solo 7,8 y hasta ocho equipos se quedan por debajo de las 15 posesiones de este tipo por encuentro.
Hay otros dos componentes que aceleran el ritmo de los partidos: la presión a toda cancha que abanderan como nadie los Portland Trail Blazers (12,6 robos por noche) y la filiación por el rebote ofensivo (mayor porcentaje de capturas en ataque desde 2013), que vuelve a estar de moda más de una década después.
Los entrenadores han entendido que no hay forma más sencilla de generar un tiro completamente abierto que una captura en tablero rival. Y cada vez vemos a más perfiles no-interiores especializados en volar cual caza a un apartado del juego que se ha aleatorizado por la tipología del tiro. Cuando los lanzamientos se daban cerca de canasta, el rebote ofensivo era cosa de gigantes. Mas el triple deja también el azar del rebote para los Amen/Ausar Thompson, Josh Hart, Josh Okogie o Kelly Oubre de la vida.
Presionar el bote a 25 metros del aro y poblar el rebote ofensivo causa que los equipos rivales vean más espacio adelante y se vean instados a correr en un círculo que ya determinaremos como virtuoso o vicioso.
Viviendo sobre la línea
Y, después de todo esto, aún falta el mayor elemento de cambio y el que puede ser corregido dentro de esta misma temporada. De las 10 temporadas de mayor anotación media de la historia, ocho de ellas están marcadas por un volumen abrumador de tiros libres por noche. Siete de ellas por encima de los 70 por noche(entre ambos equipos) y una de ellas por encima de los 30. El actual curso no se acerca a esos guarismos, pero sí que ha supuesto un incremento más que notable en unos ataques ya eficientes de por sí.
Del año pasado a este, los tiros libres se han incrementado en 4,5 de promedio por equipo. Es decir, 9 por partido. De 43,4 a 52,4. El número más alto de intentos por noche desde 2006. También se cometen 7,6 faltas más por encuentro. Lo cual, también incrementa el tiempo que los equipos pasan en bonus, situación que se estima incrementa el rating ofensivo en dos puntos por cada 100 posesiones. Por si fuese poco, el porcentaje de acierto en tiros libres que se acumula en este inicio es el mejor de la historia (78,8%).
Si el año pasado el aficionado medio clamaba al cielo por las visitas de Shai Gilgeous-Alexander a la personal, sus 8,8 intentos del curso pasado serían el noveno mayor dato de esta temporada. Solo Giannis Antetokounmpo superó los 10 libres por noche el curso anterior, cifra que ahora mismo rebasan Zion Williamson (11,4), el propio Giannis (11,2) y Austin Reaves (10,3).
Es complicado discernir si es este un tema de descenso del listón arbitral o también producto del aumento en el ritmo de juego y las situaciones de defensa 1v1 a campo abierto, las más intrincadas del planeta. Seguramente fruto de la combinación de ambas y, probablemente, cuestión de revisión por parte de la liga en algún punto del calendario como ya pasó durante la 2023-24.
Ah, por cierto, también hay ahora mismo nueve jugadores por encima de los 30 puntos por noche.
Houston por el camino inesperado
Teniendo todo esto en cuenta, no es extraño que los Houston Rockets estén en ritmo de ser el equipo de mayor volumen anotador de la historia.
Kevin Durant ha transformado un ataque en estático que sufría para ser eficiente. Los Rockets han pasado de tener el séptimo peor dato en eficiencia de tiro a ser los quintos mejores en ese apartado. Sumar a KD ha dotado al sistema de un oxígeno desconocido que ha disparado las posibilidades de Alperen Sengün como creador. Llevándoles a tener el noveno mejor ataque a media pista de la NBA sin que su capacidad de rebote en ataque se resienta ni un poco.
De hecho, el 36,8% que atesoran en porcentaje de capturas ofensivas sería el 24º mejor dato histórico. El único perteneciente al actual siglo. El formato big ball formado por Thompson, Durant, Smith Jr., Sengün y Adams eleva la cifra a un monstruoso 50% con un net rating de 20,9 en 38 minutos disputados. Aunque Ime Udoka ha empezado a situar a Josh Okogie de inicio.
Curiosamente, son el tercer equipo más ‘lento’ y transitan poco, pero son los sextos más eficientes a campo abierto gracias a figuras como Amen Thompson y Tari Eason. Y, sobre todo, son el conjunto de mayor presencia en el tiro libre de toda la NBA. Los Rockets están lanzando 34,8 libres por noche con un acierto cercano al 80%. Su combinación de tamaño y kilos es inabordable para casi cualquier equipo de la liga. Más si cabe ante el amable calendario del que vienen gozando y del cual se han servido para remontar el 0-2 inicial ante OKC y Detroit Pistons.
Evidentemente, todo queda en entredicho ante la realidad de llevar solo 6 partidos de temporada. Aun así, muchas de las tendencias mentadas parecen haber llegado para quedarse durante todo el año. Ante lo que cuesta no pensar en las premonitorias palabras de Tuomas Iisalo en el Media Day de los Grizzlies. “Dentro de unos años nos parecerá que ahora jugamos lento”. La revolución ofensiva ha atisbado un nuevo hilo del que tirar.
(Fotografía de portada de Troy Taormina-Imagn Images)





