Houston, tenemos un líder… y un pequeño problema

¿Cuándo es el momento idóneo para dar por cerrada una reconstrucción? Lo más lógico parece pensar que, una vez un proyecto encuentra su piedra angular, ...

Foto del autor

Por David Sánchez

Publicado el

¿Cuándo es el momento idóneo para dar por cerrada una reconstrucción? Lo más lógico parece pensar que, una vez un proyecto encuentra su piedra angular, debería comenzar a moverse en pos de maximizar sus virtudes y aliviar sus carencias. Sin embargo, existen ejemplos recientes que hacen sembrar la duda. Parece lejano, pero antes de iniciar la pasada temporada, los Pistons creyeron poder competir por el play-in con Cade Cunningham como faro. Moverse en el draft por Jalen Duren y pescar a Bojan Bogdanovic en Utah; Alec Burks y Nerlens Noel en Nueva York eran un claro indicativo de las intenciones de dotar de seriedad y veteranía al grupo. Dieciséis meses después, lesión de Cunningham mediante, la franquicia se ve más ahogada que nunca. Hundida de nuevo antes de siquieran atisbar la superficie. 

Sucede algo similar con los Charlotte Hornets, a los que una pila de reveses han devuelto a la casilla de salida tras la ilusión generada por Lamelo Ball, Gordon Hayward, Terry Rozier y Miles Bridges. Una apuesta fuerte a la que los baches pillaron demasiado pronto. Tocando además pilares fundamentales. En el sentido contrario, Denver pudo sobrevivir a una debacle por la madurez de la que ya gozaba su estructura y la genialidad continuada de Nikola Jokic. 

En lo que va de la actual temporada, hay varios proyectos que han dado un claro paso adelante. Obviando a Thunder y Wolves, que ya habían competido por cosas el curso pasado, Pacers y Magic se han colado en la élite del Este con una idea cristalina de juego marcada por jugadores que ya se reconocen como estrellas (Banchero y Wagner) o superestrellas (Haliburton). Pero los Rockets, el equipo más activo del pasado verano, se lanzaron con todo a la agencia libre con más intuición que certezas. 

Evidentemente, la 22-23 deja la sospecha de que Alperen Sengün es el mejor jugador de la plantilla. Pero lo insinuado por Jalen Green en ciertas noches y la infrautilización a la que estaba condenado en la pizarra de Stephen Silas podían hacer pensar que un nuevo inicio le situaría a la altura del pívot turco. Más si cabe con el desahogo defensivo que suponían la llegada de Fred VanVleet y Dillon Brooks, y la apuesta por situarle al lado del base como manejador secundario. 

Encaje sobre la marcha

Lo que ha sucedido, es que todo lo construido en verano, incluyendo la contratación de Ime Udoka, ha terminado derivando en la ascensión definitiva de Sengün como líder indiscutible del equipo. La unión del center con VanVleet está resultando en uno de los dúos más fructíferos de la NBA desde el pick-and-roll. De hecho, Alperen es el jugador que más anota por partido en este tipo de situaciones (6,8 puntos por noche). A pesar de ser más explosivo de lo que parece, el turco no cuenta con la potencia de otros pívots para acelerar tras pantalla y finalizar por encima del aro. Pero rellena este vacío con una notable gama de recursos en las zonas intermedias. 

Su floater y característico tiro a una pierna castigan continuamente a las defensas en drop. Anotando un 54% de sus intentos entre 2,5 y 5 metros. Y, en caso de cambio defensivo, Sengün es capaz de castigarlo con su juego de pies y tamaño; haciendo dudar a la ayuda con su habilidad para encontrar cortes y tiros abiertos. Entre jugadores de cierto volumen en acciones de bloqueo directo como bloqueador, los 1,13 puntos que genera por posesión están algo por encima de los números de Embiid (1,08) y justo por debajo de los de Anthony Davis (1,16), absoluta élite en este tipo de situaciones. De la misma forma, está destrozando defensas en aclarados desde la cabeza de la bombilla. 

No obstante, donde más se nota la evolución de Houston como conjunto es en la aproximación del interior a las jugadas de poste. Muchas posesiones de los Rockets parten generando espacio en el poste medio para Sengün con la idea de iniciar el ataque desde ahí. Aquí es donde el turco encuentra más variantes, con VanVleet, Tate, Brooks o Eason haciendo de bloqueadores, mientras Jabari Smith y Green se benefician de la atención  que atrae y su visión de juego. Sus cifras individuales desde el poste están muy lejos de la élite que representan Embiid, Jokic y Davis. Pero es que la mayoría de balones que toca de espaldas a canasta no van enfocados a la finalización, sino a la construcción de la jugada. Es más, a veces sus posteos se convierten en una medida desesperada cuando el sistema no ha encontrado otras soluciones. 

Y es que, fuera de las sinergias entre VanVleet y Sengün, a los texanos les cuesta generar juego ofensivo fuera de sus dos principales focos ofensivos. Atendiendo a datos de Cleaning the Glass, sólo Chicago ataca más posesiones a media pista que los Rockets. Tesitura que convierten en sólo 99,7 puntos por cada cien posesiones (15º ataque en eficiencia). Aumentar ese ritmo es, a priori, una de las principales de mejora. Sobre todo tras rebote ofensivo, donde Impredictable les coloca como el equipo más lento de la liga (11,7 segundos de media) y el 18º que más puntos genera (1,14 ppp). Aunque esto entronca de manera directa con el planteamiento defensivo de estos nuevos Rockets de Udoka. 

Conservas Udoka

Para bien o para mal, la posición de pívot sigue siendo aquella sobre la que la defensa de cualquier equipo se ve obligado a orbitar. Y, en el caso de Sengün y Houston, no iba a ser menos. Con VanVleet, Brooks, Holiday, Eason, Tate e incluso Smith Jr. , los Rockets tienen mimbres de sobra para ser una defensa agresiva. Sin embargo, son el equipo que menor número de balones divididos recupera, los octavos que menos robos efectúan y se sitúan en mitad de tabla en desvíos de balón. Resultado de la prioridad que le otorga la pizarra a arropar a Sengün para que no sufra en exceso e, incluso, aproveche su tamaño y kilos como argumento a favor. 

Bajo el mando de Udoka y las piezas adquiridas, el orden que muestra Houston está a años luz de lo visto en las últimas temporadas. Atrás son un conjunto que falla a muy pocas rotaciones y que rara vez regala vías abiertas al aro, consiguiendo ser la quinta mejor defensa de la liga y controlando el rebote defensivo a placer. Eso sí, lo hace a cuenta de un enfoque conservador a la hora de atacar el bote del rival o lanzar ayudas al perímetro o incluso al mid-range. La calidad individual de sus defensores les permite ser la segunda mejor defensa ante aclarados y élite en proteger el pick-and-roll; pero este planteamiento debilita las opciones del equipo de alimentar un contraataque que les dotaría de un oxígeno ofensivo más que necesario. 

El muro de Jalen Green

No obstante, si algo está echando de menos Houston en este regreso a la competitividad, es el salto de Jalen Green como manejador secundario o anotador autosuficiente. El joven exterior sigue mostrando dos caras muy diferentes cuando la jugada le llega ya en vuelo, donde su feroz primer paso y mejorado acierto exterior (35,2%) resultan un arma de tremendo valor; y cuando la ventaja tiene que generarse en sus manos. Desgraciadamente para su equipo, Green se siente cómodo abusando del balón y, más allá de noches de acierto desaforado, está sufriendo para ser consistente. 

El escolta sigue abusando del mid-range y el short mid-range, donde aún no sabe pararse habiéndose generado el espacio necesario o, básicamente, le falta tacto (especialmente en situaciones de floater). Green confía demasiado en su velocidad y salto vertical, atacando el interior en desventaja. Su 57% en el área restringida es el décimo (de 54) peor dato de la liga entre exteriores con al menos tres intentos ahí. Sin balón, genera 1,69 puntos en recepciones cortando a canasta, pero estas sólo representan el 2% de sus acciones totales en ataque. 

https://streamable.com/zli08e

Hasta cierto punto, su caso recuerda al de De’Aaron Fox por ser un jugador de una sola marcha. Eso sí, menos devastador en las inmediaciones del hierro y en transición de lo que solía ser el de los Kings. De vez en cuando se le ve serpentear e intentar utilizar el cuerpo para apartar defensores, pero es evidente que le falta ganar feeling en ese tipo de secuencias para fabricarse situaciones en las que sentirse cómodo. 

En su último artículo semanal para ESPN, Zach Lowe decía que “a veces casi puedes oírle pensar: ¿Es esto lo que quiere de mí el entrenador?”, refiriéndose a lo rígida que resulta habitualmente su toma de decisiones fuera de la anotación. Green siempre ha sido un jugador que ha sufrido para leer el juego una vez acelera, y sigue siéndolo. Sólo 20 exteriores de los 150 que promedian 15 minutos por partido tienen peor ratio de asistencias/pérdidas que Green (1,39 pases de canasta por cada extravío). 

En vías de desarrollo

Y, aun así, está muy lejos de ser un jugador perdido. Las condiciones que le hicieron número dos del draft e hicieron creer en un futuro como gran anotador siguen intactas. Jamás ha mostrado pasotismo o desdén, sino que irradia unas obvias ganas de seguir aprendiendo y corregir errores. Aunque lo más importante probablemente sea contar con un entorno por fin sano para que le perdone los tropezones y arrope sus buenas noches. Casi podría pensarse que su desarrollo, ese necesitado pulido en lo propio (técnica individual) y crecimiento en lo ajeno (conocimiento del juego), empieza hoy mismo.

Houston no es un equipo totalmente hecho. Como muestra lo inconsistente de su récord como local (15-6) y visitante (3-10), pasando del tercer mejor dato defensivo en casa al vigésimo fuera de esta. No son un conjunto que haya roto con la contundencia o que su estilo sea tan radical como el de Kings el curso pasado u OKC, Orlando o Indiana esta misma temporada. Udoka incluso tiene que seguir dando tirones de oreja a sus jóvenes estrellas

Pero las inversiones realizadas el pasado verano y la situación salarial del resto del roster hacen mirar al medio plazo con ilusión y la tarea más complicada llevada a cabo.Y es que si hace seis meses se lanzaban al vacío sin saber alrededor de quién abrigar el proyecto, Alperen Sengün no les ha dejado caer ni un solo metro.

(Fotografía de portada de Ronald Martinez/Getty Images)

TE PUEDE INTERESAR