Indiana: el muro ha caído 32 años después

En Indiana se respira baloncesto añejo, y puedo dar fe de ello. Hace año y medio –poco antes de que estallase la pandemia– un viaje por Estados Unidos me llevó hasta ese territorio en el que Larry Bird deslumbró antes de empezar a palpitar en verde. Llegué en coche, desde Chicago, y previa parada a arribar a la ciudad que nunca duerme: Nueva York. Alguno podrá decir que hubiese sido más acertado un vuelo Chicago-NY, pero no, el que aquí escribe necesitaba palpar ese ambiente alejado de los focos que deslumbran en los grandes mercados de la NBA. Lo admito, fue una paliza, pero mereció la pena.

Vi un Indiana Pacers – Utah Jazz. Era un buen partido, pero yo quería empaparme de todo. Ya había estado en el Staples Center y fue un auténtico espectáculo. Regalo en la puerta, foto con las animadoras, presentación del equipo a lo Circo del Sol –quizás exagero un poco–, una fantástica ambientación en todo momento… y sí, también un nutrido grupo de turistas. Mi zona del pabellón, la más alta por motivos económicos, era un poco la ONU. No conté nacionalidades, pero si en 20 asientos no había cinco o seis, no había ninguna. Contando eso no quiero criticarlo –yo también estaba allí–, pero sí poner en valor que Indiana es algo distinto.

El pabellón ya es de por sí más sencillo, incluso con algunas partes a ladrillo visto. Los aficionados, un poco al estilo del fútbol europeo, están reunidos antes del encuentro en los aledaños y bares. Los efectos de sonido… Pues alguno hay, pero tienes más tiempo el acompañamiento de percusión en vivo –a lo charanga– que otra cosa. Es más familiar. Parecen estar los de siempre, haciendo lo de siempre.

Quizás me esté excediendo con la introducción –tampoco creo que sobre–. Los Pacers no son uno de los grandes equipos de la NBA, o al menos no de los más exitosos. Empezaron en la ABA, competición en la que sí dominaron con cinco finales y tres campeonatos conseguidos en nueve años. La historia cambió a partir de 1976. En la NBA llevan 46 años y solo han alcanzado las Finales en una ocasión (1999), cuando cayeron 4-2 ante los Lakers de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant. ¿Podríamos hablar de una larga travesía sin encontrar el ansiado puerto? Quizás, pero siempre sería una con un asterisco tan brillante como orgulloso, y es que Indianapolis ha sido por más tres décadas un feudo casi inexpugnable.

Porque los Pacers no son los mejores, pero tienen un corazón ligado a la canasta que siempre palpita. En su trayectoria desde la temporada 1988-89 –ahora explicamos por qué hacemos mención a ella– se han producido los altibajos lógicos dado el sistema implantando en la NBA, pero hasta hace pocos días, ni en los peores momentos (cuando ganaron por ejemplo 32 partidos en el curso 2009-10), había caído el muro que es ahora el Bankers Life Fieldhouse. Así es, hasta esta temporada acumulaban 32 consecutivas concluyendo con récord positivo en casa. Esa racha ha terminado.

Temporada 1988-89: el último revés

Chuck Person, Detlef Schrempf, Scott Skiles, un jovencito Reggie Miller y el novato Rik Smits son algunos de los jugadores que formaban parte de la plantilla 1988-89, la última que no había conseguido dar más alegrías que disgustos a sus aficionados presentes en el pabellón hasta el presente curso 2020-21.

Fue sin duda una campaña complicada. Dick Versace sustituyó a Jack Ramsay a mitad de temporada, y entre uno y otro también dirigieron partidos como head coach Mel Daniels y George Irvine. Era un momento duro para la organización, que tras su paso a la NBA solo había conseguido entrar en playoffs en dos ocasiones en un total de 13 intentos. Pero incluso en esos años (de adaptación a la nueva competición) costaba verles claudicar cuando jugaban en su terreno, en Indianapolis.

El balance global de aquella campaña 1988-89 fue de 28-54, y de ese total de triunfos 20 llegaron jugando sobre parqué propio. Sí, solo una victoria les separó de concluir con balance positivo en casa en la que fue una de las peores campañas de su historia. A partir de ahí todo fue mejor, tanto siendo local como a nivel global. Al siguiente año entraron en playoffs con un 42-40 mientras Reggie Miller (el mejor jugador de su historia) se convertía en All-Star al promediar 24,6 puntos por noche.

Récords en casa

Con 45 temporadas en la NBA contando la presente, los Pacers han finalizado con balance positivo como local en hasta 39 de ellas; es decir, en un 86,6 por ciento de las ocasiones. De esas mismas 39 han sido 27 las que han terminado con el equipo clasificado para playoffs; dicho de otra manera, hasta en 12 oportunidades han tenido un rendimiento positivo en casa pese a que en líneas generales han vivido una mala campaña. ¿Son los Pacers uno de los equipos más difíciles de visitar? La historia así lo dice.

  • Temporada 1976-77: 25-16 (69,44% de victorias en casa)
  • Temporada 1977-78: 21-20 (67,74%)
  • Temporada 1978-79: 25-16 (65,79%)
  • Temporada 1979-80: 26-15 (70.27%)
  • Temporada 1980-81: 27-14 (61,36%)
  • Temporada 1981-82: 25-16 (71,43%)
  • Temporada 1982-83: 14-27 (70%)
  • Temporada 1983-84: 20-21 (76,92%)
  • Temporada 1984-85: 16-25 (72,73%)
  • Temporada 1985-86: 19-22 (73,08%)
  • Temporada 1986-87: 28-13 (68,29%)
  • Temporada 1987-88: 25-16 (65,79%)
  • Temporada 1988-89: 20-21 (71,43%)
  • Temporada 1989-90: 28-13 (66,67%)
  • Temporada 1990-91: 29-12 (70,73%)
  • Temporada 1991-92: 26-15 (65%)
  • Temporada 1992-93: 27-14 (65,85%)
  • Temporada 1993-94: 29-12 (61,7%)
  • Temporada 1994-95: 33-8 (63,46%)
  • Temporada 1995-96: 32-9 (61,54%)
  • Temporada 1996-97: 21-20 (53,85%)
  • Temporada 1997-98: 32-9 (55,17%)
  • Temporada 1998-99: 18-7 (54,55%)* (año de lockout)
  • Temporada 1999-00: 36-5 (64,29%)
  • Temporada 2000-01: 26-15 (63,41%)
  • Temporada 2001-02: 25-16 (59,52%)
  • Temporada 2002-03: 32-9 (66,67%)
  • Temporada 2003-04: 34-7 (55,74%)
  • Temporada 2004-05: 25-16 (56,82%)
  • Temporada 2005-06: 27-14 (65,85%)
  • Temporada 2006-07: 22-19 (62,86%)
  • Temporada 2007-08: 21-20 (58,33%)
  • Temporada 2008-09: 26-16 (72,22%)
  • Temporada 2009-10: 23-18 (71,88%)
  • Temporada 2010-11: 24-17 (64,86%)
  • Temporada 2011-12: 23-10 (54,76%)* (año de lockout)
  • Temporada 2012-13: 30-11 (61,22%)
  • Temporada 2013-14: 35-6 (62,5%)
  • Temporada 2014-15: 23-18 (60,53%)
  • Temporada 2015-16: 26-15 (57,78%)
  • Temporada 2016-17: 29-12 (69,05%)
  • Temporada 2017-18: 27-14 (56,25%)
  • Temporada 2018-19: 29-12 (60,42%)
  • Temporada 2019-20: 25-11 (55,56%)* (pandemia coronavirus)
  • Temporada 2020-21: 13-23 (38,24%)* (pandemia coronavirus)

Lo más asombroso de Indiana es que durante su historia ha tenido temporadas realmente malas en las que sin embargo se ha mantenido fuerte en casa. Entre los años 2006 y 2011 promedió 35,2 victorias y en ninguno de los casos claudicó ante sus seguidores al ganar 23,2 encuentros por temporada; es decir, el 65,91 por ciento de sus victorias fueron en Indiana. Y sí, la temporada actual (ya terminada para ellos) ha supuesto un punto negro –por así llamarlo–; tanto como para que sea la primera vez que menos de la mitad de sus triunfos totales llegan ante su público.

Temporada 1999-00: hito local y Finales

La campaña 1999-00 fue histórica para los Pacers. Con un Reggie Miller en su prime tras batirse en mil batallas (las mejores con Michael Jordan y los Knicks de Patrick Ewing), Indiana lograba el mejor récord at home de su historia con un 36-5. Fue un año para el recuerdo. Con Larry Bird en el banquillo y un equipo en el que también destacaban el pívot holandés Rik Smits o un ya veterano Mark Jackson, los Pacers dieron continuidad a su excelente campaña de temporada regular para plantarse en sus únicas Finales de la NBA. Por el camino dejaron a Milwaukee, Philadelphia y New York, pero no pudieron con los Lakers de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant.

Temporada 2020-21: tocando fondo

Indiana ha disputado el play-in, pero no ha sido capaz de convertirse en equipo de playoffs. Las muchas lesiones sufridas le han lastrado (han terminado jugando sin T.J. Warren, Myles Turner, Caris LeVert y Jeremy Lamb) y ni su añeja fortaleza local les ha ayudado –su cancha se ha convertido en una auténtica fiesta para los rivales–. Para ser exactos han concluido con un balance de 13 triunfos y 23 derrotas. Al ser una temporada más corta han tenido menos partidos en Indianapolis, pero ello no evita que hayan concluido con el peor porcentaje de victorias locales de su historia respecto al total de las logradas en regular season.

Para ver algo parecido en cuanto a ganar pocos partidos en casa hay que retroceder hasta el curso 1982-83, cuando solo lograron 14 triunfos en su cancha por 27 derrotas; la cuestión es que el total de victorias fue 20, lo que supone un 70 por ciento de partidos ganados en su territorio. Algo parecido ocurrió en la 1984-85, cuando de 22 triunfos 16 fueron en su pista (72,73%). En la presente hablamos de 13 noches ganando en casa de un total de 34 victorias; o lo que es lo mismo, solo un 38,24 por ciento de los triunfos han sido ante los fans del equipo. Es algo inaudito en Indianapolis, donde siempre se habían ganado hasta ahora más partidos en su pabellón que en la carretera. La vez que más cerca estuvieron de ser mejores a domicilio fue en la campaña 1996-97, cuando se lograron un 53,85% de victorias en el por entonces Market Square Arena.

Sin público no hay fiesta

Ha sido para todos igual, pero unos lo han sentido más que otros. Este curso han sido 18 equipos de un total de 30 los que han conseguido al menos un 50% de victorias en su cancha… ¿Cuántos fueron en la 2019-20? Los mismos. El jugar sin público ha podido reducir (de hecho así es) el número total de triunfos locales, pero a la hora de dividirlo por franquicias, han vuelto a ser 18 las que no han perdido más que ganado ante su afición, y de esas solo dos están justo al 50% (18-18).

Para Indiana no ha sido así. Si hace un año el balance en casa era de 25-11, ahora cae a un doloroso 13-23. El golpe es enorme, y sin duda supone un dato más para dar valor a quienes van a verles in situ sobre el parqué. No estamos comparando aficiones (es algo de lo que siempre he huido), pero en Indiana se respira algo especial. Más de cuatro décadas han pasado desde que entraron en la NBA, más de 40 años en los que un estado tan ligado al basket ha disfrutado del mejor baloncesto del mundo. No han sido nunca los mejores, apenas han estado cerca de ello, pero eso no les ha impedido ser fieles y vivir orgullosos con su equipo. Esta temporada no ha podido ser así. Los aspectos negativos han terminado por tumbar parte de su historia, casi diríamos de su idiosincracia. Debe ser un impasse. Deber ser un descanso para volver más Pacers que nunca.


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